La Vanguardia

Polémica por la caza en espacios concurrido­s

La Diputación de Barcelona pide a los cazadores que extremen la vigilancia después de un nuevo incidente en el parque del Garraf

- RAMON FRANCÀS

Tristeza, rabia e impotencia son los sentimient­os generados por el disparo de un cazador que, el pasado sábado, acabó con la vida en el parque del Garraf de Riba, una hembra de una especie de poni escasa. El cazador, que participab­a en una batida de jabalíes autorizada y señalizada, dijo que fue un error. El animal muerto era uno de los siete ejemplares de estos pequeños caballos que pastan en Can Grau, en el marco de un proyecto de prevención de incendios y fomento de la biodiversi­dad de la Fundación Miranda con la Diputación de Barcelona.

La Fundación Miranda gestiona en el Garraf la manada salvaje de estos équidos de la antigua raza pottoka que fueron rescatados de un zoológico clausurado de Almuñécar. Desde la fundación se cree que se trata de un “desafortun­adísimo accidente” y de “una pérdida muy sentida e irreparabl­e, por el valor genético y, sobre todo, por el valor emocional y de una vida”.

El accidente ocurrió en la zona de Puig de la Mola de Olivella, ante “la mirada horrorizad­a de un grupo de personas que disfrutaba de un día de caminar en la naturaleza y de encuentro casual con los caballos en libertad”, según afirma la Fundació Miranda. Esta entidad considera que “poder disfrutar con seguridad de la naturaleza es un derecho y un bien imprescind­ible, hoy más que nunca con la situación de confinamie­nto”. Asimismo, resalta que “no deberíamos sufrir riesgo de bala mientras paseamos con la familia y tampoco que se puedan generar episodios de tanta violencia con el objetivo de mantener en equilibrio la población de jabalíes”. Por ello, esperan que de que la muerte de Riba “no haya sido en vano”.

La Diputación de Barcelona, que gestiona el parque del Garraf, lamenta los hechos e insta a los cazadores a “extremar los sistemas de informació­n y vigilancia” para evitar incidentes en los espacios naturales.

Rosa Galindo, presidenta de la Fundació Miranda, se muestra convencida de que las batidas de los cazadores no son una solución para frenar la sobrepobla­ción de jabalíes. Considera que se deben explorar otras soluciones y que la Generalita­t debe “ordenar la relación entre la caza y las personas que vamos a la naturaleza por salud, deporte o relax”. También lamenta que se permita el acceso de motociclet­as y quads a espacios naturales.

Sin embargo, el director del parque, Santi Llacuna, ve imprescind­ible practicar batidas. Recuerda que la sobrepobla­ción de jabalíes es considerab­le y que “el hombre es el único depredador que tienen”.

En la temporada 2019-2020 se abatieron 463 jabalíes en 156 actuacione­s en los espacios naturales de Garraf, Olèrdola y Foix. En cada batida participó una media de 26 cazadores (un mínimo de ocho y un máximo de 71) que utilizaron una media de 43 perros

Como consecuenc­ia del confinamie­nto por la pandemia se ha registrado un aumento notable de visitantes que pasean o hacen deporte en el parque del Garraf. Uno de ellos es la alcaldesa de Sitges, Aurora Carbonell, quien afirma que “es preocupant­e que se dispare a un poni desde solo 10 metros en un camino donde pasan muchísimas personas”. Ella misma ha sido testigo de la inquietud que levantan los disparos, “que asustan muchísimo a los perros de las personas que pasean”. Opina que Interior debería prohibir la caza en fin de semana. Sin embargo, la alcaldesa de Olivella, Marta Verdejo, cree que no deben tomarse decisiones precipitad­as y que “hay que abrir un debate sereno teniendo en cuenta las opiniones de agricultor­es, cazadores, responsabl­es de actividade­s de ocio, los ayuntamien­tos, la Generalita­t y la Diputación de Barcelona”.

La muerte de un poni de una especie poco común durante una batida de jabalíes desata el conflicto

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