La Vanguardia

Una negrura española

Mayoral recuerda los años informalis­tas de Rafael Canogar

- JUAN BUFILL

La galería Mayoral reúne en Los años informalis­tas (hasta el 29 de marzo) nueve pinturas de Rafael Canogar realizadas entre 1958 y 1963. Son pocos cuadros, pero excelentes. Canogar (Toledo, 1935) es el único artista en activo del grupo El Paso, que se fundó en 1957, cuando él tenía solo 22 años. La muestra está a la altura de las que ha organizado esta galería barcelones­a durante su actual etapa, centrada en grandes figuras del arte contemporá­neo catalán y español.

Rafael Canogar asumió la estética y la ética existencia­lista y libertaria del informalis­mo europeo y también la energía modernizad­ora del expresioni­smo abstracto americano, pero supo dotar a su obra de caracterís­ticas propias, acordes con las circunstan­cias sociales y personales. La negrura presente en la pintura informalis­ta española no es casual, ni alude solo a una tradición donde se pueden encontrar tinieblas de Ribera, de Zurbarán o de

Goya, sino que surge también de vivencias propias y especialme­nte de la trágica guerra y posguerra primero española y luego europea y mundial, en todos los casos debida a la codicia imperial de los fascismos y al miedo a una posible revolución socialista internacio­nal.

En el texto que Enrique Juncosa –comisario de la muestra– ha escrito para el catálogo, se describe aquel espíritu de época que inspiró a los artistas informalis­tas españoles como “un momento convulso en el que la conscienci­a política y social fue acompañada de un deseo de innovación formal y de ruptura con la tradición”. Junto a las “posiciones de rabia y hartazgo frente a la represión y a la injusticia” que imponía el régimen franquista, Juncosa destaca una caracterís­tica común entre el arte informalis­ta y la mejor literatura en castellano de aquel momento (Valente, Sánchez Ferlosio, Martín Gaite, etcétera): “Un respeto portentoso al medio con el que trabajan, muy alejado de la ironía y el cinismo de buena parte del arte contemporá­neo. Todo parece realmente una cuestión de urgencia, incluso de vida o muerte”. Es cierto que cuando el arte se fundamenta en la propia existencia y esta se percibe como amenazada y precaria, no hay lugar para los discursos tramposos y los juegos intelectua­les de salón en clave de arte neoconcept­ual, crítico o participat­ivo.

No hay formas ni figuras definidas en estas pinturas de Rafael Canogar, pero sí tonos, texturas, relaciones y contrastes violentos que expresan situacione­s, sensacione­s, emociones y sentimient­os. Por ejemplo, en Pintura nº 24 (1958) hay una orilla entre lo negro y lo gris, en

Dintel (1958) la negrura se abre hacia un espacio de luz, Raza (1958) parece un desorden de arena y ceniza, Pintura (1959) puede evocar una hoguera negra o una construcci­ón destruida y Toro de fuego (1959) es como una sombra que estalla.

Bernat Daviu. A veces el arte se presenta como un comentario sobre el arte y este es mera retórica innecesari­a, pero las pinturas de Bernat Daviu que componen la exposición Sala de espera (en Bombon Projects hasta el 3 de abril) significan una reflexión que tiene sentido. Se supone que debían ser monocromas, pero no lo son, pues en cada una de ellas se ha introducid­o un elemento del entorno que no estaba previsto, una silueta figurativa intrusa, en la misma gama de color. De este modo, el pintor recuerda la posibilida­d de que las intencione­s más idealistas y puristas, las que supuestame­nte alimentaba­n a la pintura monocroma o abstracta desde Malevich y Rodchenko hasta Ad Reinhardt o incluso hasta ahora, sean irremediab­lemente desviadas y quizá pervertida­s por elementos del contexto. En este caso, en los cuadros monocromos aparecen las siluetas de un gato destructor de cuadros, de una bandera (referencia a los pintores que decoran los despachos del poder), de unas moscas dispersas, de un dedo que señala lo que compra (How much?), de una planta o de un coche, en este caso el del galerista Fidel Balaguer, a quien Bernat Daviu rinde homenaje en Visca la vida! (Fidel).

No hay formas ni figuras definidas, pero sí tonos, texturas, relaciones y contrastes que expresan emociones

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Un estado de ánimo.
número 78 , de 1961, es un óleo sobre tela de Rafael Canogar
. Pintura Un estado de ánimo. número 78 , de 1961, es un óleo sobre tela de Rafael Canogar
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