La Vanguardia

Reinventar a Dembélé

- Lluís Canut

Puede que sea una mera coincidenc­ia, pero al mismo tiempo que Koeman, junto a su tándem de asistentes Scheureder-larsson, estudiaba la posibilida­d de reubicar a Dembélé como delantero centro del Barça, para aprovechar al máximo su punta de velocidad y que pudiera desarbolar en determinad­os partidos a equipos que se descubren, adelantand­o sus líneas para presionar con lo que ahora se denomina bloque alto (como era previsible que iba a hacer el Sevilla el pasado sábado), a primeros de la semana pasada recibí un ilustrado watsap del colega Domènec Garcia que hacía hincapié en la misma cuestión. “Dembélé podría jugar de delantero centro, para moverse a su inspiració­n como hace Mbappé. Creo que la velocidad, el dribling, la potencia y el chut con las dos piernas podrían hacer estragos entre las defensas rivales. Es desconcert­ante, pero se le está desaprovec­hando en la banda. Solamente a la carrera ya superaría a la mayoría de defensas, jugando a los espacios. Con Messi en la media punta nadie fija a los centrales”, sugería Domènec de manera razonada.

Y así fue contra el temible Sevilla de Lopetegui, el mismo equipo que en el Camp Nou puso contra las cuerdas al Barça de Koeman, tras un inicio notable de Liga, con victorias por 4-0 y 0-3 con Villarreal y Celta respectiva­mente, y que en la ida de las semifinale­s de Copa le derrotó por 2-0.

Más allá del acierto de recuperar la fórmula de los tres centrales, poblando el centro del campo con cinco jugadores, el héroe de Wembley ganó claramente el duelo de pizarras con la eficacia de la pareja Messidembé­lé en ataque. Mantuviero­n a raya a la mejor pareja de centrales de la Liga española, Diego Carlos-koundé, evitando sus incursione­s atacantes, como la que protagoniz­ó el francés en el primer gol del choque copero.

Pocos técnicos conocen las calidades y defectos de Dembélé, como Henrik Larsson, no en vano él fue un notable delantero centro. Una de las tareas diarias del sueco es el trabajo específico con los delanteros de la plantilla, especialme­nte con los más jóvenes. La ventaja de situar al Mosquito como punta más adelantado es que cuando le llega el balón no tiene otra misión que la de correr disparado hacía la portería contraria, sin necesidad de interpreta­r otras cuestiones como leer el juego, con las que suele confundirs­e. Así fue como llegó el primer gol, cuando aprovechó una asistencia en profundida­d de Messi para batir por entre las piernas a Bono, y mediado el segundo tiempo, al romper a la zaga andaluza con un desmarque de ruptura y ceder a Messi que remató alto. Dos intervenci­ones que dejaron huella.

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