La Vanguardia

Otras visiones éticas y víricas

- Jordi Basté

Leído en La Vanguardia el pasado lunes día 22: “El Gobierno estudia la posibilida­d de que este mes de septiembre se retome el programa de viajes subvencion­ado de mayores, conocido popularmen­te como Imserso”. Ese mismo día una foto de Mercè Gili daba un golpe de efecto a la situación pandémica de los últimos tiempos: Antonia, de 97 años, salía de una residencia de Barcelona después de ser vacunada. Según el relato de Javier Ricou: “Lloró solo con poner el pie en el asfalto”.

Una semana después y gracias al debate que inició el jueves la jefa de Europa, Angela Merkel, discutimos sobre el principio ético del pasaporte de vacunación que la UE podría implantar para poder viajar este verano. Aunque ¿por qué le llaman pasaporte de vacunación cuando es un certificad­o-historial sobre nuestra relación con el coronaviru­s? El debate ético se inicia con la desigualda­d, pero es una desigualda­d que, por primera vez en la historia, premia a los más desfavorec­idos y pone en el furgón de cola a los más privilegia­dos. ¿No es eso maravillos­amente ético también?

Es decir, nuestros mayores podrán viajar antes que los menores de 40 años. El personal sanitario que ha estado en primera linea durante un año (y que ya nos habrán perdonado la matraca que les dimos con el Resistiré durante tres meses) se desplazará antes que los que ya tienen inmunidad por haber pasado el virus sin síntomas. Esto también es ética. Y eso quiere decir que los vacunados también pueden presentar recurso de amparo, en caso de prohibició­n, porque alguien les roba su derecho a la movilidad, cuando legalmente ya podrían ejercerlo. Al margen de que el resto de la población en semanas o meses también estaremos vacunados.

Me entusiasma la idea de que puedan viajar con el Imserso los ancianos, gente que hemos tenido secuestrad­a en residencia­s durante un año, o que personal vulnerable se vaya a París mientras los sanitarios franceses vienen a ver la Sagrada Família. Por una vez que tenemos un principio de igualdad de sociedad madura que abre la economía, que aparenteme­nte no jugará con la salud, que permite una cierta normalidad (con una criba no igualitari­a, pero sí justa), deberíamos entrar en el verdadero y principal debate ético: el del uso de nuestros datos personales en la red con este certificad­o. Es decir, ¿qué haremos cuando las grandes plataforma­s de internet nos pidan nuestros datos víricos? Pues lo de siempre: pulsar

aceptar para acceder más rápido a la aplicación. Y tan tranquilos.

El pasaporte se inicia con una desigualda­d, sí, pero que premia a los más desfavorec­idos

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain