La Vanguardia

Desescalad­a lenta en Catalunya

Salut prevé ampliar la actividad, ante el hastío social y para ir a un verano mejor que el pasado

- MARTA RICART

Lenta reducción de la epidemia, lenta desescalad­a, para no dar pasos en falso y con el horizonte de un verano mejor que el anterior. Es la perspectiv­a que tiene en Catalunya el Departamen­t de Salut. “No estamos mal”, resumió ayer el secretario de Salut Pública, Josep Maria Argimon en RAC1. Así que la previsión, dijo, es “ir dando aire” a los sectores económicos.

No quiso entrar en las medidas, que se deben estudiar mañana. El Govern lleva 15 días en que modifica las restriccio­nes de actividad y movilidad semana a semana, para ajustarse mejor a la situación de la epidemia. A diferencia de la segunda ola, no ha anunciado un plan de desescalad­a, pero cada semana reabre algo de actividad.

Pero Argimon rehúye hablar de la Semana Santa y avisó que Sant Jordi, en abril, no podrá ser normal. Sí cree que “este verano no será como el del 2019, pero será mejor que el del 2020”. Prevé que vengan turistas, cierta apertura en este sector, también de los aforos, como en los festivales y, sobre todo, cree que podrá mejorar el ánimo de la población.

El responsabl­e de Salut Pública aseguró que comprende el cansancio de los jóvenes ante el panorama que tienen: la epidemia les ha robado un año, no encuentran trabajo, no pueden ir a clase, entrenar sí pero no competir, no pueden ir de copas desde julio... Aunque precisó que eso no justifica la violencia en las manifestac­iones. La consellera de Salut también se refirió el viernes al cansancio de la sociedad, que dificulta mantener las medidas. El comercio y la restauraci­ón, entre otros sectores, han endurecido su queja contra las restriccio­nes.

Cabe esperar, pues, por lo que dijo ayer Argimon, que se aproveche la mínima tregua que dé el virus para ampliar el horario de bares y restaurant­es, permitir las competicio­nes deportivas amateur (antes que llenar grandes estadios) o acabar con el cierre comarcal. No obstante, poco a poco.

A favor se tiene que avanza la inmunizaci­ón y cuanta más gente esté vacunada, menos ingresos y muertes habrá si volvieran a aumentar los contagios, recordó Argimon, aunque no sabe cuántas dosis se tendrán el mes que viene.

Pere Domingo, coordinado­r de covid del hospital de Sant Pau de Barcelona, considera que “no hay armas más eficaces que restringir la actividad para contener la epidemia”, y que la vacunación “es una variante en este día de la marmota en que, cada vez que se relajan las medidas, suben los casos”. En los hospitales cruzan los dedos a ver cómo va esta vez, esperando que no se disparen los ingresos. Ricard Ferrer, jefe de la uci del hospital Vall d’hebron, opina que “las cosas se hacen mejor que en la segunda ola, con una apertura progresiva; las ucis lo agradecen”.

Porque las ucis, pese al aumento de camas, están muy llenas. En la de Vall d’hebron había ayer, 34 pacientes con covid y 35 con otras patologías. Ferrer explica que una decena de pacientes con la infección llevan más de 50 días, alguno más de 60, en la uci. Hay un paciente de 56 años que lleva 52 días conectado a un aparato de circulació­n extracorpó­rea (ECMO), porque sus pulmones no pueden oxigenar su cuerpo (ni con el respirador). “Mejora, pero hay que luchar por estos pacientes, darles tiempo”, dice el jefe de la uci.

Ferrer señala que se reduce la mortalidad por la covid, pero las estancias se alargan, porque el virus no es menos grave. Algunos pacientes hasta dejan de dar positivo, pasan a la lista de enfermos no covid, pero siguen ingresados por los efectos de la infección.

Cabe esperar más horario para bares, fin del cierre comarcal y aval a competicio­nes deportivas amateur

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