La mujer que ahogó en la bañera a su hija se enfrenta a prisión permanente
Un tribunal popular juzga desde ayer a la madre que ahogó a su hija de 10 años en la bañera tras hacerle ingerir 80 comprimidos de ansiolíticos disueltos en agua. La mujer, que reconoció los hechos tanto en sede policial como ante el juez, se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable, tal como solicita el fiscal. Por su parte, la defensa pide la absolución ya que sostiene que la mujer tenía sus capacidades volitivas y cognitivas totalmente anuladas por trastorno mental.
Los hechos que se juzgan desde ayer en la Audiencia de Girona ocurrieron el 30 de diciembre de 2019. El fiscal Enrique Barata sostiene que la acusada mató a su hija siguiendo un “plan previamente ideado”. El día de los hechos, la mujer compró en una farmacia tres cajas de ansiolíticos que le habían recetado para sus problemas psiquiátricos. La acusada, que padecía un trastorno depresivo y había estado ingresada, había acudido tres días antes de los hechos al hospital con “ideas suicidas”. El día de los hechos cuando llegó al domicilio, tras recoger a su hija de clases de mecanografía, disolvió en un vaso de agua los fármacos que había comprado y otros que tenía en casa .
Según el fiscal, “ante las reticencias” de la niña a tomárselo, la acusada tuvo que insistir en varias ocasiones y convencerla de que ingiriera el líquido “diciéndole que era para mejorar los problemas de garganta”. Pocos minutos después la niña quedó inconsciente en el sofá del comedor, momento que aprovechó la acusada para trasladarla al cuarto de baño donde la sumergió en la bañera. “La sujetó y la presionó para mantenerla en el fondo, hasta producirle la muerte”, sostiene el fiscal.
Cuando comprobó que no tenía signos vitales, avisó a un conocido a través de redes sociales explicando lo que había hecho y media hora después llamó al 112 donde confesó también que había dado muerte a su hija ahogándola en la bañera. La mujer, que tenía 49 años cundo cometió el crimen, alertó también a las vecinas de lo ocurrido. Una de ellas declaró ayer que después de cometer el crimen “parecía un robot, ni sentía ni padecía” y no la reconocía.
El fiscal acusa a la madre de un delito de asesinato con el agravante de parentesco y un atenuante de confesión. Pide para la acusada la pena de prisión permanente revisable y una indemnización para el padre de la menor, de quien se había separado medio años antes de lo ocurrido, la cuantía de 200.000 euros por daños morales. La acusación particular ejercida por el padre pide una condena de 20 años de cárcel,mientras que la defensa reclama la absolución.