“El Brexit puede reavivar la violencia en Irlanda”
Naoise Dolan, escritora, que publica ‘Días apasionantes’
El aislamiento al que nos ha sometido el coronavirus no es impedimento para hacer grandes cosas, como por ejemplo vender más de 50.000 ejemplares de tu primera novela y firmar un contrato para convertirla en serie de televisión. A esto se ha dedicado Naoise Dolan, que con
Días apasionantes (Temas de Hoy) se ha convertido en una de las grandes revelaciones de la literatura en el Reino Unido. Esta irlandesa de 28 años afincada en Londres y formada en el Trinity College y Oxford, nos presenta en su debut literario la historia de Ava, una mujer retraída y agobiada por su Irlanda natal que decide gastar su “fondo para abortos” en un billete a Hong Kong, donde iniciará una doble relación amorosa que la obligará a enfrentarse con sus propias creencias y descubrir su sexualidad.
Ava siempre está preocupada por cómo relacionarse con los demás.
Es la reacción de alguien que proviene de una ciudad pequeña cuando llega a la metrópoli. Dublín, de donde es ella, tiene un ritmo más lento que Hong Kong, y eso le crea una ansiedad constante.
La colonia de expatriados no parece tener demasiada conexión con la ciudad.
Esa es la actitud de los expatriados en Hong Kong. Sin embargo, las protestas que comenzaron en el 2019 les han empujado a involucrarse mucho más. Yo viví en Hong Kong en el 2016 y, en la burbuja de los expatriados, podías darle la espalda al asunto.
Ava se enamora por primera vez, y al mismo tiempo descubre su homosexualidad...
Cada lector debe juzgar. Si piensan que Ava ha llevado a cabo un gran cambio y valora esta conexión, entonces será un final feliz. Pero si creen que ella mantiene sus conflictos internos, todo será más ambiguo.
El enamoramiento, como expone en la novela, tiene dos caras, una material y otra emocional.
Me interesan las novelas de la época victoriana, que, en el amor, priorizan los cambios internos de los personajes, quienes reflexionan sobre cómo ven el mundo o cómo piensan que deberían actuar. Pero cuando se trata de cuestiones materiales, económicas, es más complicado.
Otra forma de expresar el estatus es el lenguaje, en la novela se puede leer que “los ingleses nos enseñaron inglés para enseñarnos que tenían razón”.
Ser consciente del lenguaje es una herramienta muy poderosa. Algunas personas pueden sencillamente utilizar el lenguaje con el que crecieron sin necesidad de ajustarlo demasiado. Sin embargo, si tu registro lingüístico te ocasiona una desventaja ante los demás, debes realizar más ajustes. Es algo que se nota mucho en Hong Kong, con tensiones entre el cantonés y el mandarín, y por supuesto las diferencias entre angloparlantes.
El año pasado usted hizo público que es autista. ¿Ha puesto en Ava, una mujer con problemas para socializar, algo de usted?
No, se trata más bien de que quería hacer una novela corta, y si le añades escenas con muchas relaciones te alejas de la trama principal. Pero, claro, yo escribí este libro, así que debe de decir algo sobre mí, sobre cómo trabaja mi mente.
Y el Brexit, ¿es un problema de socialización?
Es un desastre, los que mandan no se preocuparon porque a ellos no les va a afectar, lo va a sufrir la gente corriente. Como irlandesa, estoy disgustada por nuestra frontera. No hace falta que explique a los catalanes lo irritante que es cuando la gente simplemente ignora estas tensiones. Hay una insensibilidad histórica hacia la política irlandesa, y a nosotros nos preocupa que se reavive la violencia.
“Soy autista pero mi personaje no socializa porque la novela es corta, solo una trama”