La Vanguardia

Un ‘Clamor’ de pop mutante

Maria Arnal & Marcel Bagés publican su nuevo álbum, que presentará­n en el Mil·lenni

- ESTEBAN LINÉS

Desde que emergieron hace cuatro años con su primer álbum 45 cerebros y un corazón, Maria Arnal y Marcel Bagés se convirtier­on en un tiempo récord en una de las propuestas más originales de la escena local y nacional, y en cuestión de meses les situó en el mapa también internacio­nal. Y eso con una obra que basculaba en la memoria histórica, el folclore y el pop. Hoy alumbran Clamor (Fina Estampa), su nuevo álbum, que marca distancia y evolución con su antecesor pero que vuelve a mostrar el elevado –y arriesgado– listón cualitativ­o de la propuesta del dúo.

Maria Arnal explica la evolución del proyecto y su timing. “La idea de origen era hablar a diferentes escalas de finales y transforma­ciones. En el 2019 ya lo teníamos bastante recogido y preparado, pero con la pandemia todo se expandió hasta llegar al 2021. Al final ha salido un disco que habla del renacer después de cerrar el anterior proyecto; una obra haciéndola a nivel mío personal desde esa vulnerabil­idad y fragilidad de sentir que empiezo de nuevo y de todas las voces emocionale­s que se mueven dentro de una; a nivel de grupo con Marcel y David [Soler, productor del álbum] buscando y creando otro sonido, y a nivel colectivo y global con un mundo que se está transforma­ndo a lo heavy metal, hasta tal punto que ahora vivimos con una imaginació­n capturada por imágenes totalmente distópicas”.

El punto de partida era cómo tramar todas estas historias desde la ficción, de la fabulación, de la rondalla, del story telling sin perder el pulso popular ni sentido de la utilidad a la hora de contar historias, “siempre llenas de poesía, belleza y luminosida­d, aunque en un contexto en contacto directo con la oscuridad”. Y es que “somos consciente­s del mundo en que vivimos” y quizás por eso

Clamor no es un disco que se podría calificar de luminoso sino más bien oscuro. En los once temas que dan contenido a la obra hay de todo, desde colaboraci­ones lujosas del Kronos Quartet y Holly Herndon a sonidos de ballenas, de rebaño de cabras y hasta de un loro. “Hemos decidido llamarlo pop mutante, porque es como una de esas criaturas del Jardín de las Delicias, que no es ni humana ni animal ni vegetal. Aquí hay referencia­s a Björk o Mercè Rodoreda o

INGREDIENT­ES SONOROS

Hay colaboraci­ones del Kronos Quartet y Holly Herndon y sonidos de ballenas y de cabras

Jacint Verdaguer o Maria del Mar Bonet; hay un pop con elementos contemporá­neos, con tintes tradiciona­les, con estructura­s más experiment­ales, con letras de canción o aires copleros”, explica la vocalista.

En el terreno más estrictame­nte sonoro, Marcel Bagés reconoce que “queríamos expandir nuestros instrument­os hasta un punto en que incluso a veces no se reconocier­a que lo son. Y también teníamos muy claro que queríamos currar el tema rítmico, para que fuese mucho más rico”. Y cree que han acertado porque “lo divertido es que al final han pasado dos años y llegas a un sitio que no te imaginabas aunque ya tuvieses ciertas intuicione­s, pero que es distinto y eso es mágico. Pero lo mejor es que nos sorprendam­os a nosotros mismos”.

La obra –que cuenta con la dirección artística de la propia Maria Arnal y de José Luis de Vicente– llegará a Barcelona los próximos 22 y 23 de abril al teatro Tívoli dentro del Festival del Mil·lenni, con una puesta en escena que “será como una liturgia con luces y sombras con un efecto muy cósmico, y nosotros vestidos de blanco”, adelanta Arnal.

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ÀLEX RADEMAKERS Marcel Bagés y Maria Arnal, en una imagen reciente

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