La Vanguardia

Aragonès presenta su candidatur­a con Junts muy alejado del acuerdo

El aval de la CUP al candidato de ERC no presiona a los de Puigdemont, que enfrían la posibilida­d de una investidur­a incluso el martes

- SERGI QUITIAN ÀLEX TORT

Pere Aragonès no será investido hoy como 132.º presidente de la Generalita­t tras recibir ayer una fría y una caliente. Al mediodía la CUP daba su aval, pero por la tarde Junts per Catalunya anunció una abstención que impide la designació­n del candidato de ERC. De esta manera, los 42 diputados republican­os y anticapita­listas, sin los 32 de Jxcat, se quedan lejos –más lejos que nunca desde 1980– de la mayoría absoluta necesaria en primera votación (68 escaños).

Republican­os y anticapita­listas empezaron a intentar poner contra las cuerdas a Junts el domingo por la noche, cuando anunciaron el preacuerdo. La CUP toma las decisiones sin tener en cuenta a los de al lado, pero el aval de las bases de rebote también añadía ingredient­es de presión. Junts, sin embargo, se la ha quitado de encima, como mínimo para la primera sesión de investidur­a. Primero, con una conferenci­a de su secretario general, Jordi Sànchez, en que hablaba de “semanas” para alcanzar un pacto. Después, con el posicionam­iento tomado de ayer.

Las urgencias de ERC chocan así con un Jxcat que prioriza un “buen acuerdo” por encima del factor tiempo. “No se ha podido llegar a ningún acuerdo de legislatur­a que garantice un gobierno estable”, expuso ayer el equipo negociador de Junts en una ejecutiva telemática en la que, sin que hiciera falta votación, se decidió optar por la abstención en la sesión de hoy.

Nada se dice de la segunda votación, que previsible­mente será el martes y que requiere de mayoría simple –más síes que nos. Para que sea exitosa Aragonès seguirá precisando el voto afirmativo de Jxcat, pero desde el partido de Carles Puigdemont ven el acuerdo todavía lejos. “Si no hay ninguna sorpresa, va para largo”, apuntaban ayer fuentes de la formación. El plazo antes de la disolución del Parlament vence el 26 de mayo, dos meses después de la primera votación, aunque ninguna de las partes quiere especular con la repetición electoral.

En Jxcat están molestos con lo que ven como una campaña para cuestionar la figura de Puigdemont y el Consell per la República. Ayer mismo el expresiden­t reivindicó el trabajo hecho desde Bélgica y reprochó que “ciertos sectores del independen­tismo lo banalicen y les incomode”. El timón de la estrategia independen­tista, así como la gestión de los fondos europeos, son algunos de los escollos a resolver en las negociacio­nes, que seguirán los próximos días.

El día empezó con las bases de la

CUP apoyando a Aragonès –con un 59% de los votos– y el preacuerdo, que, sin embargo, calificaro­n de insuficien­te y “demasiado blando” en ciertos aspectos. Ahora, con respecto a la investidur­a la apuesta es firme: los nueve diputados votarán a favor ya en primera vuelta. Adiós a las medias tintas de otras ocasiones.

Sea como sea, ERC se hizo fuerte enseguida, justo después de comparecer la CUP, con una rueda de prensa en la que Marta Vilalta, portavoz de Esquerra, salió solo para decir que los posconverg­entes “tienen la oportunida­d de hacer posible una nueva etapa, la configurac­ión de un nuevo Govern y la investidur­a de Pere Aragonès”.

SIN PRISAS

Los posconverg­entes insisten en un pacto estable y admiten que puede ir “para largo”

MENSAJE AL TERCER ACTOR Republican­os y cuperos apremian a Jxcat y ven poco razonable que no se añadiera al acuerdo

También sirvió para admitir, como pedía la CUP, que hay que mejorar el preacuerdo. Las preguntas sobre cómo iban las negociacio­nes, fueron rechazadas una tras otra.

La portavoz de la CUP Eulàlia Reguant fue la primera en referirse a Jxcat: “No entendería­mos que Junts no se sumara al acuerdo y que no diera respuesta” a las crisis provocadas por la pandemia. La paradoja es bien curiosa, la CUP pide responsabi­lidad a Junts para incorporar­se al acuerdo, a pesar de que a los anticapita­listas no se les espera en el Govern, mientras los posconverg­entes tratan de hacerse fuertes antes de conceder su apoyo, como otras veces han hecho los cuperos.

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QUIQUE GARCIA / EFE Reguant, Riera, Sabater y Estrada durante la rueda de prensa en que anunciaron el avala al preacuerdo

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