La Vanguardia

Martí Alanis y Andorra

- Lluís Foix

La primera visita oficial de los reyes de España a Andorra me ha evocado las conversaci­ones que mantuve con el que fue copríncipe Joan Martí Alanis, en su residencia arzobispal de La Seu y en la modesta casa de su hermano que vivía en Canadá y que él utilizaba para pasar unos días de descanso en verano. Me recogió un capitán de la Guardia Civil que me condujo con un coche de la Benemérita a la pequeña urbanizaci­ón que miraba a la Vall. La seguridad del copríncipe estaba a cargo entonces del Ministerio del Interior español.

Martí Alanis era un hombre de gobierno que procuraba mantener la independen­cia frente a las presiones de la Generalita­t presidida por Jordi Pujol, por el rey Juan Carlos y por todos los poderes internos de un pequeño país que ha preservado su identidad a lo largo de los siglos con la soberanía compartida entre el presidente de la República Francesa y el obispo de La Seu. La combinació­n es anómala y única en la configurac­ión de un Estado cuyo origen se remonta al siglo XII bajo los auspicios de los condes de Foix.

Siempre ha existido la tendencia a corregir esta anomalía. Napoleón incluyó a Andorra como un departamen­to de Francia en su proyecto de organizaci­ón territoria­l. Cuando le dijeron que tenía que pactar con el obispo de Urgell y, por lo tanto, con Roma, dijo que se quedara todo como estaba.

Me contaba Martí Alanis que el rey Juan Carlos I había movido piezas para sustituir al obispo de Urgell por el jefe del Estado español como copríncipe. Tenía una cierta lógica estatal, pero Martí no se lo iba a poner fácil. Se enteró de que el rey iba a esquiar a una de las pistas andorranas. Se colocó la capa pluvial, cogió el báculo y se cubrió con la mitra para acudir a los pies del helicópter­o del que descendió el monarca, sorprendid­o por la solemne acogida. Bienvenido a Andorra, majestad. Le trató como un jefe de Estado extranjero. Desde aquel momento, me decía, no volvió a mover los hilos diplomátic­os.

Martí Alanis era un catalanist­a nacido en El Milà (Alt Camp) en 1928, pero no aceptaba que Jordi Pujol fuera tratado como un jefe de Estado. Era muy celoso de la independen­cia de Andorra y mantenía todas las distancias con los banqueros que se acercaban a él desde Barcelona o Madrid. La Constituci­ón de 1993 fue impulsada por Mitterrand y Martí Alanis. No tuvo muchos aliados en la oligarquía local, pero se salió con la suya. La ruptura de la anómala fórmula de un país situado entre dos estados fuertes podría llegar, en todo caso, de Roma, más que de Madrid o París. Lo más probable es que las cosas sigan como en los últimos ocho siglos.

De Napoleón a Juan Carlos I, se ha intentado desplazar al obispo de La Seu como copríncipe

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain