Un estudio de la UPF confirma la “singularidad genética” de los vascos
La singularidad vasca se explica por sus largos “periodos de aislamiento” y la poca mezcla con otras poblaciones, según un macroestudio con muestras de ADN, que confirma la “singularidad genética vasca”. Así lo concluye un trabajo liderado por David Comas, investigador de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y el Instituto de Biología Evolutiva. El suyo es “el muestreo geográfico más exhaustivo hasta el momento de la población vasca, con más de 600.000 marcadores genéticos a lo largo de todo el genoma para cada individuo”.
Según la UPF, la investigación revela que “la barrera cultural del lenguaje pudo promover el aislamiento de la población vasca ante los contactos poblacionales posteriores, como por ejemplo la influencia del imperio romano o la ocupación islámica de la Península, e incluso actuó como barrera interna en algunos casos por el uso de dialectos”.
Estas “características diferenciadas” a nivel genético no serían resultado de un “origen externo (de los vascos) respecto a otras poblaciones ibéricas”. La investigación ha comparado la vasca con otras poblaciones europeas actuales y también con datos de ADN antiguo. La conclusión es que “los vascos tienen una composición genética similar al resto de poblaciones de Europa occidental, pero presentan unas ligeras diferencias”. Estas diferencias se deben a “una falta de flujo genético a partir de la edad del hierro, es decir, se ha producido menos mezcla con otras poblaciones”.
El estudio, en el que han participado lingüistas y genetistas, se ha publicado en Current Biology. Uno de los autores, André Flores-bello, explica que “el muestreo incluyó microrregiones dentro del País Vasco y también de las áreas circundantes. De este modo, obtuvimos muestras de una región geográfica donde siempre se ha hablado euskera, otras donde históricamente se ha hablado, pero se ha perdido, y regiones donde nunca se habló”.
David Comas agrega que no se ha encontrado en la muestra analizada “influencia procedente del norte de África, que sí se ve en la mayoría de poblaciones de la Península”. El estudio permite a los investigadores postular que los dialectos del euskera “pueden haber surgido mucho antes de la edad de hierro, y por eso se relacionan con la estructura genética”. El profesor Comas y Jaume Bertran-petit estudian estas cuestiones desde el 2008, cuando detectaron que los vascos guardan “ligeras” diferencias genéticas respecto al conjunto de ciudadanos de Europa, un continente, genéticamente hablando, “muy homogéneo”.