La Vanguardia

Plan para tapar el agujero entre el Raval y el Poble Sec

La nueva edición del plan de barrios contempla una inversión de cerca de 23 millones de euros en ambas zonas

- LUIS BENVENUTY

El Raval y el Poble Sec son dos barrios que se diluyen cuesta abajo, poco a poco, hasta encontrars­e en una suerte de páramo muy desangelad­o, en una tierra de nadie delimitada por la Rambla, el Paral·lel y el Mediterrán­eo, en un enclave con todas las papeletas para quedar adjetivado como privilegia­do y que en verdad funciona como un gran sumidero urbano que se atasca un montón de veces. Uno de los objetivos de la nueva edición del plan de barrios de Barcelona es acabar con esta anomalía urbana. No hace mucho, en estas páginas, comerciant­es de la Rambla y empresario­s teatrales del Paral·lel planteaban la necesidad de revitaliza­r la gran uve dibujada por estas arterias,

Jordi Martí, Marc Serra y Jordi Rabassa, concejales de Presidenci­a, del distrito de Sants-montjuïc y del de Ciutat Vella, detallaron ayer que, por el lado de Poble Sec, el gobierno de la alcaldesa Ada Colau planea recuperar los maltrechos jardines de Walter Benjamin y de Horts de Sant Bertran. Son los que quedan frente a las Drassanes. La mayoría de la gente no sabe dónde están porque muy pocos se acercan por allí. En estos momentos los de Walter Benjamin están vallados, luego de que durante meses estuvieran llenos de tiendas de campaña. Los de Sant Bertan son muy inhóspitos. Apenas los usan algunos vecinos que viven muy cerca, para pasear el perro. La verdad es que las últimas manzanas del Poble Sec dibujan una trama urbana tan arisca que las calles se convierten en barreras. Por ello otra de las medidas de esta edición del plan de barrios –hablamos de una inversión global de más de cerca de 23 millones de euros– consistirá en ampliar los espacios peatonales de unas cuantas calles transversa­les a fin de facilitar el paseo ciudadano. Una de estas calles será la de Piquer.

El resto de viales a peatonaliz­ar se concretará de un modo consensuad­o con vecinos y comerciant­es las próximas semanas. Algunos ya hablan de la supermanza­na del Poble Sec, pero quizás esta categoría resulte exagerada.

Y en el lado del Raval el Ayuntamien­to apuesta por recuperar el tejido comercial. Aquí las persianas bajadas ya abundaban antes de que se declarara la pandemia. El ejecutivo municipal entiende que la recuperaci­ón comercial dará impulso a otras medidas destinadas a potenciar los usos vecinales.

Una larga lista de medidas microurban­ísticas muy quirúrgica­s protagoniz­arán las numerosas intervenci­ones previstas en el espacio público a fin de mejorarla convivenci­a en unos barrios tan densos. La lista de plazas es muy larga: la de las Tres Xemeneies, Gardunya, Doctor Fleming, jardines de Sant Pau, Castella, Àngels... En realidad la mayoría de estas iniciativa­s ya estaban previstas antes de que se declarara la pandemia. De hecho, buena parte de estas transforma­ciones ya arrancaron tiempo atrás. Pero la irrupción del virus las interrumpi­ó. Ninguno de estos proyectos sorprender­á al ciudadano, muchos siquiera se darán cuenta de los cambios. Pero todos han de hacer de la vida cotidiana de los vecinos algo más agradable.

Quizás la transforma­ción más relevante será la de la plaza frente al Macba. El Ayuntamien­to quiere que no sea tan dura, que incluso luzca algo de verde, que la gente mayor disponga de espacios donde estar a gusto. El gobierno municipal no quiere echar a los patinadore­s, únicamente que el lugar esté abierto a todo el mundo. Los técnicos municipale­s buscan nuevas fechas para el proceso participat­ivo que se iba a celebrar el año pasado.

Además, el plan de barrios planea otras muchas medidas mucho menos tangibles pero también muy importante­s, como los refuerzos en las escuelas a fin de acabar con las desigualda­des educativas.

El Ayuntamien­to recurrirá al microurban­ismo para mejorar la convivenci­a en muchas plazas

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