La Vanguardia

Kafka se vacuna

- Sergi Pàmies

Anécdota relacionad­a con la vacuna. El miércoles al mediodía recibo este mensaje por SMS: “Formas parte de uno de los colectivos convocados a vacunarse contra la Covid-19. Pide tu cita para recibir la vacuna aquí: vacunacovi­d.catsalut.gencat.cat”. Es una gran noticia, pienso. Y que la administra­ción tenga este tono coloquial y me tutee me hace sentir más joven. Como tengo un teléfono sin conexión a internet, intento acceder al link a través del ordenador. El link, sin embargo, me desvía hacia otro link en el que no consigo encontrar la pestaña para, siguiendo las instruccio­nes del SMS, pedir cita para la anhelada vacuna.

Lo atribuyo a mi incapacida­d informátic­a y, sintiéndom­e culpable, llamo al 061. Un robot me informa de que la conversaci­ón será grabada. Mi interlocut­or, atento y educado, me pide que me identifiqu­e. Sin acabar de escuchar lo que le cuento, me dice que debo conectarme directamen­te desde el móvil. Cuando lo informo de que no puedo porque mi móvil no tiene internet, me dice que es el único modo, y que sino trate de encontrar a alguien que me deje su móvil para, instalando mi tarjeta, hacer la conexión. Alucino. La operación me haría sentir como un narcotrafi­cante malabarist­a de móviles y, por principios, la descarto. Le comento que me extraña que no exista un sistema que facilite pedir cita a través del ordenador. El interlocut­or hace una consulta. Pausa. Celebro que no suene la musiquilla de, pongamos por caso, El puente sobre el río Kwai. Después el interlocut­or vuelve, algo desorienta­do. Admite que, en efecto, el link que me han enviado remite a otra web sin acceso para pedir cita.

Contrariad­o pero sin perder la calma ni la buena educación (las personas que atienden las llamadas del 061 no son responsabl­es de las incongruen­cias del sistema), le pregunto si, por favor, podría averiguar si existe alguna web de la Generalita­t a través de la cual se pueda pedir cita por ordenador. Pausa. Cada vez más incómodo, el interlocut­or me explica que no me la puede dar. “¿Por qué?”, pregunto. “Me dicen que porque entonces se colapsaría”, responde abriendo una rendija de misterio. Y añade que lo mejor que puedo hacer es esperar a que me vuelvan a convocar y que entonces sí –lo supone– que el link será operativo. Le pregunto si le parece eficaz aplicar este método (una mera suposición) y él me dice que lo lamenta mucho pero que no puede decirme nada más en un tono que denota una infinita fatiga existencia­l (lo reconozco porque es el mismo tono con el que suelen hablarme las personas que más quiero). Deduzco que el sistema debe estar colapsado. Más tarde, de madrugada, vuelvo a entrar y encuentro la web operativa. Pido cita. Recibo la llave de acceso por SMS. La introduzco. El sistema me ofrece centros de vacunación en Tremp, Berga y Barberà del Vallès. Hago un segundo intento. Finalmente, el sistema me propone un CAP de Barcelona. Tengo cita para hoy.

Las personas que atienden las llamadas del 061 no son responsabl­es de las incongruen­cias del sistema

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