Javier Ruibal presenta su nuevo álbum en el Barnasants
Desde El Puerto de Santa María, Javier Ruibal explica que está sobrellevando el coronavirus con el mejor espíritu posible. Desde hace meses el trovador gaditano está llevando a los escenarios su última obra, el álbum Ruibal, concebido y compuesto durante el confinamiento, acompañado por sus hijos Javi, a las percusiones, y Lucía al baile. Hoy el festival Barnasants lo acerca al Teatre Joventut de l’hospitalet de Llobregat (20 h).
Un encuentro familiar en plena pandemia. Para él, “hacemos un homenaje a lo que hacían aquellos viejos titiriteros, que iban de plaza en plaza explicando sus historias, con una escenografía mínima pero con mucho amor por el oficio”.
“Cuando se produce el confinamiento –explica–, yo estaba totalmente solo en casa, y por eso lo titulo Ruibal. Estoy yo conmigo mismo en esencia, muy concentrado en protegerme del estado de depresión exterior, volcado en mi trabajo, tratando cada tema como nunca lo había hecho. Siendo sincero y haciendo una catarsis de mi vida, aunque aportando un toque de humor. Quería un disco sonoramente limpio. Solo con mi voz, mi guitarra y mis papeles, que se pareciera lo máximo posible a cómo se compuso cada tema y con su correspondiente estado de animo. Así que le dije a mi hijo, que ha producido mis últimos cinco álbumes, que no quería muros sonoros ni nada por el estilo, sino claridad y que pudiéramos hacerlo él y yo solos. Y la tercera pata que sostiene esto es Lucía, que entra y sale a bailar en algunas de las piezas”.
Para Ruibal, la pandemia “nos ha puesto a prueba a todos, que creíamos que ya vivíamos en el futuro y resulta que tenemos la misma vulnerabilidad que en la edad media. Yo estaba en un piso donde la distancia máxima eran 18 pasos, y de 18 en 18 pasos iba escribiendo mis canciones mientras hacía mis ejercicios. Y todas las letras las escribía en el teléfono. Fue una situación muy exigente”.