La Vanguardia

“Estamos locos y lo disimulamo­s”

- Víctor-m. Amela

Tengo 30 años. Soy de Madrid. Soy compositor­a. ¿Estado civil? Libre como el viento, y sin hijos.

¿Política? Pasión por la naturaleza, y por mi arte. ¿Religión? Atea. Amo el diseño gráfico. Fui una adolescent­e frágil y complicada. He venido al mundo a componer música y canciones, y a cantarlas

Desde cuándo Travis Birds?

Hace diez años quise cambiar mi vida. Y comencé por lo que podía, cambié mi nombre.

Travis. ¿Por qué?

Taxi driver: el taxista de la película es Travis.

Lo encarnaba Robert de Niro.

Con buen fondo, tú temes que la líe muy gorda... Capté un hondo romanticis­mo. Y así mi nuevo nombre sería mi amuleto, mi fuerza.

¿También iba usted a liarla muy gorda?

No me gustaba mi vida, me veía empujada a elegir entre mediocrida­des.

¿Empujada por quién?

Mis padres, la familia... Y lo dejé todo. Tras la selectivid­ad, yo sola, me largué a Londres.

¿A qué? ¿Qué quería?

A buscarme, a descubrirm­e dentro de mí.

¿Y?

Conocí personas inspirador­as, como Pablo, enfermero: como en Madrid lo tenía difícil, se había ido a Londres a trabajar. ¡Qué ejemplo de fuerza, determinac­ión y libertad!

Le dio ejemplo de seguridad personal.

Yo siempre me había sentido inútil y flojita.

Aprendió.

Pensé en estudiar Antropolog­ía, volví a Madrid, lo comenté en casa, y mis padres me dijeron que se me daba bien el diseño gráfico, que estudiase eso y me ganaría el pan. “Tú tienes muchos pájaros en la cabeza”, me decían.

Los padres quieren lo mejor para su hija.

Decidí añadir Birds (pájaros) a Travis. Y me matriculé en diseño gráfico.

Ah, entonces hizo caso a papá.

Sí. Y me aburría tanto que cada tarde me encerraba en mi habitación, ponía música a tope y cantaba. Y pasó algo inesperado.

¿Qué?

Todo desaparecí­a, pasado y futuro, angustias y ansiedades. Rasgueaba una guitarra, y aprendía un acorde por día. Y entonces algo despertó dentro mí. “Esto me gusta”, sentí.

¿Lo compartía con alguien?

No, gozaba a solas aquella luz. Hasta que una tarde salí de la habitación y le canté a mi hermana gemela una estrofa recién compuesta.

¿Gemela?

Sí, ella también se rebautizó: hoy es Lord Cah. Me escuchó y lloró. Y desde entonces supe a qué había venido yo a este mundo.

¿A qué?

A componer música, canciones, a cantar.

¿Para contarnos qué?

En el primer disco, historias de valientes.

¿Qué valientes?

Eduardo, que el día de su boda declaró su amor al primo de su mujer. O esa chica que viaja en un tren y rompe con todo.

Usted.

Y en mi nuevo disco, La costa de los mosquitos, cuento que volverte loco es más fácil de lo que crees. Estamos locos y disimulamo­s bien. Pero tu animal está a la que salta.

¿En qué nota a su animal?

En la obsesión, te obsesionas por alguien y todo se nubla. Y estamos solos. Nunca sabrás qué piensa el otro.

¿Se siente sola?

Busco respuestas y solo hay silencio. Y si el silencio aprieta mucho yo sobrerreac­ciono y me sale la canción Claroscuro.

Muy buena. ¿Cuáles han sido tus referentes musicales?

De chica escuchaba Pereza, Estopa, Iván Fereiro, y luego a Camarón, Jorge Drexler y Chet Baker.

¿Le comparan con alguien?

Con Bebe. Pero me disgusta que me comparen con ella, yo soy yo.

Un yo con una hermana gemela.

Ella era la simpática, y de mí decían: “Es la seria”. Y yo me sentía simpática.

¿Fue duro?

Mucho. Como gemela, ser uno exige un gran trabajo extra. Ser vista me costó lo mío.

¿Qué tal hoy con la gemela?

Ha diseñado la portada de mi disco, ¡qué maravilla! Somos iguales en aspecto físico, cabello y gustos, pero muy distintas.

¿Qué dicen ahora sus padres?

Me apoyan. En mi adolescenc­ia no podían ayudarme, pobres, yo era frágil y complicada, me iba grande el mundo.

¿Cómo ayudaría a una hija?

Dándole libertad mental para que nunca tuviese ni vergüenza ni miedo a conocerse.

¿El miedo y la vergüenza son nuestros principale­s enemigos?

Nos frenan, por querer agradar a otros.

Buscamos la mirada aprobatori­a.

La buscas y lo importante es ser consciente de eso, para evitar que eso te domine.

¿Cuántas canciones lleva compuestas?

Unas cuarenta, y veinte publicadas.

Elíjame, entre todas, un solo verso.

“Creo que soy Jesucristo y nadie más se está enterando”, de la canción Las cinco disonantes. Me salió del tirón, por arte de magia.

Eso suena algo megalomaní­aco, ¿no?

Es una oda al ego. Tiene la misma armonía todo el rato, y solo cambia una nota. Escúchala, escúchala...

Por cierto, ¿qué sabe de Pablo?

Hoy es médico. Está trabajando en un hospital en Madrid, ayudando a preservar nuestras vidas. Yo solo os doy canciones.

 ?? LLIBERT TEIXIDÓ ??
LLIBERT TEIXIDÓ

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain