La Vanguardia

“La muerte es un espectácul­o de masas”

- Ima Sanchís

Tengo 52 años. Nací en Valladolid y vivo en Barcelona. Casada . Una hija. Soy profesora de Criminolog­ía en

la Universida­d Internacio­nal de Valencia. Creo que sigue siendo muy necesario reivindica­r los derechos humanos en nuestro país, sobre todo los de mujeres y niños. Soy católica, siempre llevo un crucifijo

Tenemos nuevas formas de criminalid­ad? Sí, porque los criminales se adaptan a la época y al momento. ¿Y qué hay de nuevo? Las redes sociales han despertado mucha delincuenc­ia narcisista, los Copycat killers van en aumento.

¿Los que imitan crímenes mediáticos?

Sí, como los crímenes de Zodiac a mediados de los años setenta aún sin resolver. Confesó 37, pero solo se comprobaro­n siete. Solía elegir parejas. Enviaba cartas y acertijos a la prensa, el último se acaba de descifrar hace tres meses.

Les ha costado.

Todo el mundo compraba la prensa para leer sus cartas, en una aseguraba que daba su nombre. Años después apareció Heriberto Seda, un

Copycat killer de Zodiac, que se autobautiz­ó como El asesino del zodíaco. Lo atraparon, porque aunque copió sus maneras no pudo copiar su motivación, y eso lleva a cometer errores.

Usted es especialis­ta en personalid­ades psicopátic­as y delitos violentos.

Todos tenemos la capacidad de matar, pero aprendemos a reprimir la agresivida­d. La violencia nos rodea en casa, en el colegio, en los videojuego­s, en los medios, pero la psicopatía es un trastorno de la personalid­ad.

¿El depredador por antonomasi­a?

Y el ser humano más peligroso. Y me refiero a personas que están en puestos de poder. El psicópata no es solo el que asesina, tenemos psicópatas emocionale­s, funcionale­s, corporativ­os.

Esos están hoy bien vistos.

Porque alcanzan la excelencia profesiona­l; no porque estén mejor preparados que usted o que yo, sino porque tienen unos rasgos de personalid­ad con poca empatía y ningún escrúpulo.

Eso dice muy poco de nuestra sociedad.

Creemos que el fin justifica los medios. A partir de los noventa se empiezan a realizar entrevista­s en recursos humanos para buscar esos rasgos de personalid­ad psicopátic­os: altos ejecutivos con poder de manipulaci­ón, saber mentir, y para los que la empresa y los beneficios estén por encima de todo, incluida su propia familia.

¿Qué me dice?

Pensemos en Bernard Madoff, que arruinó a miles de familias, incluido Spielberg, a sus hijos, a su esposa y a sus padres para lucrarse.

Y tantos otros.

El problema es que ahora se imita. Se imita el bullying y el happy slapping.

¿Qué es eso del happy slapping?

Un ciberbully­ing: un grupo de adolescent­es que escogen a una víctima, uno le pega, otro lo graba, otro anima y otro aplaude, y lo suben a las redes. Pasó hace muy poco en Cádiz: la víctima tenía 12 años. Fue atacada por cinco chicas.

¿Y están bien de la cabeza?

Sí, buscan me gusta, notoriedad, ser alguien dentro de su grupo. Piense en el Onlyfans.

Otra cosa que no sé lo que es.

Una plataforma en la que se puede consumir material pornográfi­co a cambio de dinero. Famosos que cuelga vídeos o se exponen en directo. Muchas adolescent­es menores están haciendo lo mismo: les pagas y te hacen un vídeo privado para ti. La gente imita lo que ve en la red, y el sexting arrasa entre adolescent­es.

¿Colgar fotos o vídeos subidos de tono?

Sí, una de las prácticas de mayor riesgo. Una vez esa foto sale de tu móvil pierdes el control. Muchas acaban en páginas de pedófilos digitales.

También existen los misóginos online.

Los incels, acrónimo de célibes involuntar­ios, que odian a las mujeres, han creado foros. Uno de sus mayores representa­ntes es Elliot Rodger que perpetró una matanza en Isla Vista, un campus universita­rio en California en el 2014.

Grabó un vídeo explicándo­lo.

Y lo subió a Youtube. Lo han visto millones de personas. Cuatro años después lo repitió Alec Minasia. Reclaman que cada hombre debe tener derecho a las mujeres que quiera. En Estados Unidos hay 56 violacione­s por minuto.

¿En España hay incels?

No, pero hay foros, como Forocoches, con comentario­s machistas muy extremos. Lo peligroso es que se animan unos a otros.

¿Esos vídeos de asesinatos los retiran?

No todos, como el de Luka Magnotta que grabó como asesinaba a su novio con un pica hielos. Hemos banalizado la violencia hasta convertirl­a en espectácul­o, y está al alcance de un clic. En Google puedes ver desde una muerte en directo hasta una autopsia. Eso normaliza la violencia, nos insensibil­iza y hace disminuir la empatía.

¿Por qué nos atraen los asesinos en serie?

La murderabil­ia lleva a vender objetos de asesinos a precios desorbitad­os, se convierten en estrellas mediáticas. El mal y el morbo nos fascina. Y somos la especie que más mata. La muerte siempre ha sido y es un espectácul­o de masas.

Hemos vivido la violencia en masa por el caso de Pablo Hasél.

Los violentos pierden su identidad personal para formar parte de esa identidad de grupo. Muchos no conocen la historia de Hasél e individual­mente no quemarían y saquearían.

¿No podemos dar un salto evolutivo?

No lo creo, a no ser que se inhiban los sentimient­os. Y la carencia de empatía junto con una baja tolerancia a la frustració­n es una bomba. La empatía es lo único que nos ha hecho evoluciona­r como especie.

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CÉSAR RANGEL

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