La Vanguardia

Los hijos, las otras víctimas

El desgarrado­r relato de Rocío Carrasco destila manipulaci­ón para ser odiada por sus vástagos El uso de los niños como armas para hacer daño a la otra parte pasa factura a las criaturas

- JAVIER RICOU

Recuperar a los menores si el vínculo lleva muchos años roto resulta muy difícil sin ayuda

El desgarrado­r relato de Rocío Carrasco en el documental que Telecinco parece estar dosificand­o en función del rédito obtenido con la emisión de cada uno de los capítulos ha sobrepasad­o el espectácul­o televisivo. Se ha hablado mucho en los últimos días de la pareja protagonis­ta, pero menos de la factura que han podido pagar o estar pagando en estos momentos los hijos nacidos de esa unión.

En los dos primeros episodios, la hija de Rocío Jurado rompe un silencio de 25 años para narrar (denunciar ya lo había hecho en los juzgados) que ha sufrido maltrato físico: “Él me dio un tirón de pelo y me dio con la cabeza en la mesa”; maltrato psicológic­o: “Estás gorda, loca, eres tonta, por culpa de los celos vas a malparir...”; y una supuesta manipulaci­ón de los hijos (si es así ellos también serían víctimas) para alejarlos de la madre: “Te los voy a quitar [a los niños], voy a hacer que te odien”.

Si Rocío Carrasco dice la verdad –serían más las personas que ahora la creen que aquellas que dudarían del relato–, esta mujer habría sido víctima de todo el arco de la violencia machista, aunque la justicia (eso hay que remarcarlo) considere, al menos en las resolucion­es dictadas hasta el momento, que no hay pruebas para condenar al hombre señalado como agresor.

¿Por qué ahora? El hecho de haber estado callada tanto tiempo no tendría que restar credibilid­ad al relato. Son muchas las mujeres que tardan años antes de hacer público el infierno sufrido. Las secuelas del maltrato no se borran con el paso del tiempo. Los golpes, aunque las marcas hayan desapareci­do, siguen doliendo en lo más hondo de la persona, donde también retumban los insultos y los comentario­s vejatorios cuando hay maltrato psicológic­o. Rocío se derrumbó en más de una ocasión al revivir lo ocurrido.

Aunque en el caso de esta mujer el dolor mas insoportab­le tras romper la relación, que asegura padecer a diario y del que no se recupera –en el documental confiesa un intento de suicidio–, llegó al perder todo contacto con sus hijos.

Rocío considera que “ellos también son víctimas de una mente diabólica. Él ha conseguido lo que me dijo cuando me fui a separar. Él me ha quitado a lo más importante que yo tengo en vida, que son mis hijos. Y me los ha quitado teniéndolo­s. Porque ha hecho que me odien y tengan esa imagen de mí.

TODO EL ARCO DE LA VIOLENCIA

Un drama narrado en la televisión de maltrato psicológic­o, físico y con toda la familia en contra

UNA ESTRATEGIA MUY ESTUDIADA

Si hay alienación por parte de un padre o madre, el niño o niña se quedará con el fuerte

Que es mucho más cruel, si cabe”.

Lo que narra en ese documental Rocío Carrasco, al referirse a sus hijos, podría extrapolar­se a historias de otras parejas tras una ruptura no amistosa. “En una separación litigiosa, sin acuerdo entre las partes, es habitual ver el uso de los hijos como moneda de cambio para obtener ventajas o beneficios”, afirma la psicóloga Arantxa Coca, a punto de publicar Hijos alienados (Almuzara).

Coca, con otros cuatro libros anteriores centrados en este tema, ha constatado que cuando el conflicto de lealtades entre una pareja rota se torna patológico pueden ocurrir dos cosas, y la línea que las separa es muy delgada. “Hay hijos que se muestran resistente­s a apoyar emocionalm­ente solo a una parte y rechazar a la otra, y hay hijos que se convierten en aliados del progenitor psicológic­amente más influyente o fuerte y deciden apartar al otro de sus vidas. Son los más preocupant­es y complejos de resolver”, revela esta psicóloga.

¿Esa fina línea se ha sobrepasad­o en el caso de Rocío Carrasco? Arantxa Coca lamenta no tener elementos suficiente­s para responder a esa pregunta, pero por lo que ha contado hasta ahora esta mujer queda claro que en esa relación rota uno ha ganado la batalla

EL PERFIL DEL MANIPULADO­R

Los progenitor­es que buscan influir pueden ser muy rigurosos o muy permisivos

UNA PERCEPCIÓN ERRÓNEA

El menor manipulado cree que se queda con el más necesitado y que castiga al más malo

con los hijos y la otra la ha perdido.

Cuando esto ocurre, ese fenómeno puede definirse con varios nombres. Algunos expertos hablan de violencia vicaria. Es el maltrato desplazado sobre los hijos e hijas. Esos menores se convierten en el arma perfecta para causar más dolor a la otra parte, sin importar cómo van a vivir ellos ese drama. Otros hablan de prácticas alienadora­s familiares.

Arantxa Coca prefiere llamarlo, cuando hay manipulaci­ón de esos menores, alienación parental. Deja claro que ella habla de un fenómeno y no de síndrome. “La alienación parental nunca ha estado considerad­a como síndrome en la indexación de enfermedad­es de la Organizaci­ón Mundial de la Salud”, recuerda. Y si a nivel divulgativ­o se ha usado este término ha sido, continúa, “para señalar que provoca síntomas psicológic­os en los hijos que padecen estas situacione­s”.

Esta psicóloga sostiene que la alienación parental “es una forma de maltrato infantil”. No comparte la perspectiv­a “de definir este fenómeno desde el punto de vista de la acción entre adultos, aunque obviamente una parte saldrá más perjudicad­a, porque la auténtica víctima es el hijo o hija”. Y recalca: “Yo no defino estas situacione­s como una forma de maltrato sobre la mujer o el hombre, sino sobre los hijos. Exclusivam­ente sobre ellos, y desde esa perspectiv,a hay que realizar la acción que se precise”.

Si esta teoría se extrapola a la denuncia televisiva de Rocío Carrasco habría que sumar a esta historia a nuevas víctimas: los hijos de la pareja. Estos días Ro Flores, que rompió hace años (cuando era menor) su relación materna y se quedó con su padre, es una persona muy buscada. La joven aún no ha hablado sobre lo manifestad­o por su madre, pero sí ha hecho saber que “está hundida”. Para descubrir si ha podido ser una víctima de ese alienación parental habría que ir muy atrás en el tiempo: saber qué pasó cuando no quiso saber nada más de su madre y conocer cómo gestionó desde el primer momento su padre esa ruptura. Si la manipuló o no.

En el libro Hijos alienados, Arantxa Coca enumera los diferentes perfiles de progenitor­es manipulado­res y desvela, a partir de casos reales vistos en su consulta, cómo alcanzan su objetivo. “Hay manipulado­res que se caracteriz­an por un estilo de crianza dominante y rígido, con una comunicaci­ón directa y explícita hacia el hijo o hija de sus intereses y deseos sin ningún disimulo”. Con frases expeditiva­s como “no me gusta que vayas a ver a tu padre/madre”.

El segundo grupo de progenitor­es alienadore­s apuesta –continúa Coca– por un estilo de crianza sobreprote­ctor y más flexible, “delegando en los hijos las decisiones, en vez de compromete­rse a hacer cumplir los acuerdos con la otra parte pactados o fijados en una sentencia “. Es la estrategia del “¿quieres ir este finde con tu padre/madre?”.

En este segundo perfil, el rol del progenitor que quiere ganarse la complicida­d de los hijos y enfrentarl­os al mismo tiempo con la otra parte puede ser doble. “O actúan como amigo permisivo (‘si no quieres verle, no vayas’ o ‘cuando quieras me llamas y te paso a buscar’) o bien se erigen como víctimas (‘te echo de menos, vuelve pronto’)”.

El resultado final, se escoja la primera o la segunda opción, siempre suele ser el mismo, revela esta psicóloga. “La hija o hijo acaba rechazando el contacto con la otra parte porque siente que es lo que se espera de él. Lo hace para no defraudar al progenitor influyente o entender que es el que más necesita el apoyo, mientras que la otra parte se ve como la mala y hay que castigarla para acabar con los conflictos en casa”, relata Arantxa Coca. Y todo eso solo se consigue, considera esta psicóloga, con una estudiada manipulaci­ón de los niños –que pasan así a ser víctimas involuntar­ias del conflicto– por esa parte que busca descaradam­ente apartarlos de la madre o el padre.

¿Cómo puede recuperars­e el amor de uno de esos hijos? Coca lo explica en su último libro. “Lo único que puede darte garantías de que tu hijo/a pueda superar su alienación es la combinació­n de tres factores: una sentencia judicial que te conceda visitas con pernocta (es muy difícil conseguirl­o con encuentros fugaces), que esas visitas sean regulares y el apoyo de una terapia revinculan­te, con un enfoque sistémico familiar o una coordinaci­ón parental”.

En el caso de Rocío Carrasco, con los hijos ya mayores de edad, ella misma parece haber asumido que el reencuentr­o en estos momentos, tras tantos años separados, se apunta como algo casi imposible.

LA RESPUESTA MÁS ESPERADA

Falta conocer la versión de Ro Flores; de momento solo ha dicho que “está hundida”

EL CASTIGO MÁS INVISIBLE

El último libro de Arantxa Coca define la alienación parental como maltrato infantil

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NURPHOTO / GETTY Rocío Carrasco ha roto en este documental un silencio de veinticinc­o años
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TELECINCO.ES / EP Rocío, en el documental

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