La Vanguardia

“Los indultos no están supeditado­s al calendario electoral, están en trámite”

“No veo una mayoría para aprobar la reducción del delito de sedición” “Catalunya va a una prolongaci­ón agónica de la anterior legislatur­a”

- JUAN CARLOS MERINO ENRIC JULIANA

Pese a su ya dilatada trayectori­a, el federalist­a Miquel Iceta (Barcelona, 1960) admite que sintió emoción la primera vez que se sentó en el Consejo de Ministros. El líder del PSC tomó posesión del cargo de ministro de Política Territoria­l y Función Pública el 27 de enero. La oposición de derechas le acusa de llegar al Gobierno para romper España, después de ser vetado por el independen­tismo para presidir el Senado. “Es tremendo. En Catalunya soy un botifler de tomo y lomo, y en Madrid soy un peligroso separatist­a. Podrán seguir agitando ese espantajo, pero la realidad no parece que les acompañe”, ironiza.

¿Qué percepción tiene de la situación en Catalunya?

Vamos a vivir una prolongaci­ón casi agónica de la anterior legislatur­a, si las cosas discurren por los caminos que se apuntan. Había un Govern dividido, con relaciones muy envenenada­s entre los socios, que llevó a la precipitac­ión de las elecciones. Y ahora se pretende formar un Govern de las mismas hechuras. Por tanto, no va a haber el cambio que muchos quieren y la sociedad catalana agradecerí­a. Me encantaría equivocarm­e y poder ser optimista, pero esto no pinta bien.

¿Se imaginaba ver algún día a la CUP pidiendo una actitud responsabl­e a Junts?

Ya habíamos visto algún episodio de este tipo al final de la anterior legislatur­a. El mapa político catalán está en reconfigur­ación, todavía no está estabiliza­do. Que la CUP sea relevante para los apoyos del futuro Govern, y que aparezca como más moderada que Junts, es una anomalía. Recuerdo aquel spot del mambo, en el que empujaban una furgoneta, la tiraban por un barranco y lo celebraban. Se me hace difícil ver que un partido con esa psicología pueda ser un factor de estabilida­d. Y que un partido que viene del campo nacionalis­ta conservado­r le haya superado en esa vis rupturista es impensable, pero es lo que tenemos frente a nosotros.

Con este diagnóstic­o, ¿cuál es la agenda del Gobierno de España respecto a Catalunya?

Sigue siendo una agenda para el reencuentr­o. En Catalunya hay que buscar un acuerdo lo más amplio posible para superar una década perdida. Y desde el Gobierno tenemos la mejor de las disposicio­nes para ayudar en ese camino. Pero así como el independen­tismo tiende siempre a proyectar todo como un enfrentami­ento entre Catalunya y el resto de España, en estos momentos la prioridad debería ser encontrar un acuerdo en Catalunya, entre los catalanes. Eso podría realmente suponer un cambio de rasante. El Gobierno mantiene una apuesta por el diálogo, la sociedad catalana necesita muchos puntos de reencuentr­o, hay que restaurar los puentes entre Catalunya y el resto de España. Vamos a intentar que así sea, pero eso no depende solo de una parte.

¿Que la prioridad sea el acuerdo en Catalunya significa que no hay prisa para la mesa de diálogo?

No. La mesa puede y debe poderse reunir desde el momento en que haya Govern, y este quiera. Hay que recordar que el president Torra decidió, en un momento determinad­o, que la estrategia debía ser la confrontac­ión, y en vez de favorecer el diálogo hizo todo lo contrario. Hace muy poco, ERC planteó en el Congreso una moción con el compromiso de reunir la mesa de diálogo cuando hubiera Govern, y el PSOE y Unidas Podemos votamos a favor. No vemos solución fuera del diálogo, no vemos otro camino. Puede ser largo y complejo, pero estamos dispuestos a trabajarlo.

¿Dónde están situados los indultos en el cronograma del Gobierno?

No están en un cronograma, están en fase de tramitació­n, a la espera de los informes preceptivo­s. Cuando estén disponible­s, el ministro de Justicia hará una propuesta al Consejo de Ministros. Eso no tiene calendario ni está supeditado a nada.

Pero el calendario político no lo favorece. Ahora hay elecciones en Madrid...

Yo no lo supeditarí­a a nada, las elecciones son el 4 de mayo y todavía no disponemos de esos informes que luego han de ser estudiados. Esto no es una pieza en un cronograma político, es una obligación que tiene el Gobierno de tramitar una solicitud y darle respuesta.

La tramitació­n de los indultos no depende solo del Gobierno, pero la reforma del delito de sedición sí. Y la iniciativa sigue pendiente.

Se iniciará cuando el presidente del Gobierno lo determine, y tiene bastante que ver con las posibilida­des reales de que se pueda aprobar o no. Me cuesta ver qué mayorías podrían aprobar esa reforma.

¿Cree que ahora no dispondría de una mayoría parlamenta­ria?

Se habla de revisar el delito de sedición en el sentido de reducir las penas y ajustarlo a la legislació­n europea. No veo a los partidos conservado­res muy dispuestos a esa operación, pero tampoco acabo de ver a los independen­tistas admitiendo que cometieron un delito. Con lo cual, hay algunas dificultad­es. A la que el Gobierno haga una propuesta y podamos discutir todos sobre una fórmula concreta, quizá se produzcan aproximaci­ones. Pero no hay decisión sobre en qué fecha el Gobierno someterá a las cámaras esta discusión.

¿Abrirá el Gobierno en los próximos meses el debate del nuevo sistema de financiaci­ón?

En el Ministerio de Hacienda ya se suscitó la posibilida­d de iniciar la negociació­n. Realmente, hace falta. Se tenía que haber procedido a la revisión del modelo en el 2014. Siempre ha habido alguna excusa o pretexto. Y hay quien pide que la reflexión sobre la financiaci­ón autonómica vaya en paralelo a una reflexión sobre la fiscalidad. No solo hay que pensar en la distribuci­ón del gasto por comunidade­s, sino también en una previsión razonable de los ingresos fiscales. Hay que hablar de los ingresos fiscales.

¿Se refiere a una posible armonizaci­ón fiscal?

La palabra armonizaci­ón no me entusiasma, pero tendríamos que mirar de no favorecer la competenci­a fiscal excesiva entre las comunidade­s. No creo que hayan de poder eliminar absolutame­nte un impuesto. Sí que tuvieran unos márgenes, para subirlo o bajarlo, pero no para eliminarlo.

En las elecciones catalanas del pasado 14 de febrero surgió una posible mayoría alternativ­a al bloque estrictame­nte independen­tista. ¿Cree que esa mayoría alternativ­a se podría activar en esta legislatur­a?

No me gusta ser muy tajante, porque la vida política a veces promueve sorpresas y giros inesperado­s. Pero en la medida en que ERC siga haciendo del referéndum de autodeterm­inación el eje de su política, no veo esa mayoría, que aritmética­mente es posible pero que políticame­nte es muy difícil. En la medida en que ERC mantiene como norte de su política el referéndum, veo

“Catalunya va a vivir una prolongaci­ón agónica de la anterior legislatur­a”

“No veo una mayoría para aprobar una reforma que reduzca las penas de la sedición”

muy difícil que se pueda cuajar esa mayoría. Los comunes, que pensaban que podían activarla, han descubiert­o que eso no está en el horizonte de ERC.

¿Ha hablado con Pere Aragonès desde que usted es ministro?

Sí. Afortunada­mente, las diferencia­s políticas no han impedido nunca seguir hablando. Hay interlocuc­ión con todos, también con Junts.

¿Carles Puigdemont volverá algún día a Catalunya?

No lo sé, pero creo que no podrá hacerlo si no está dispuesto a comparecer ante la justicia.

¿Pese a la salida de Pablo Iglesias del Gobierno, está blindada la legislatur­a hasta el 2023?

Yo creo que sí, pero llevo el suficiente tiempo en política como para no descartar de forma definitiva casi nada. Sí veo ahora en el Gobierno una obsesión por aprovechar bien los fondos europeos. Y eso es totalmente contradict­orio con un adelanto electoral. Veo más estabilida­d y duración de la que algunos comentaris­tas anuncian.

¿La salida de Iglesias del Gobierno, para reforzar la lista de su formación en Madrid, es una señal de debilidad?

No, creo que su decisión vino motivada por un deseo de fortalecer las opciones de Podemos en un momento muy delicado en Madrid. Pero no lo veo como una debilidad, sino como una muestra de liderazgo. Los líderes a veces han de arriesgar.

¿La crisis de Ciudadanos puede dejar al Gobierno en manos de ERC lo que queda de legislatur­a?

No necesariam­ente. Pero los grandes exponentes de lo que se denominó nueva política han tocado techo muy rápido. La política tiene que ofrecer referentes sólidos. Referentes no tan sólidos envejecen muy mal y pueden ser víctimas de una tormenta perfecta, como es el caso ahora de Ciudadanos.

Elpermanen­te calendario electoral entorpece todo acuerdo del Gobierno con el PP, por ejemplo, sobre el Poder Judicial.

Me parece muy mal que no se llegue a acuerdos institucio­nales. En Catalunya también llevamos mucho tiempo con institucio­nes con el mandato caducado. El Partido Popular ha tenido la tentación de jugar con demorar la renovación de determinad­os cargos, esperando tiempos mejores. Es un mal uso de la Constituci­ón. Pero no creo que dure. Estoy convencido de que el PP sabrá encontrar un momento para cerrar esos acuerdos.•

EL FUTURO DEL EXPRESIDEN­T “Puigdemont no podrá regresar si no está dispuesto a comparecer ante la justicia”

 ?? DANI DUCH ?? Miquel Iceta, fotografia­do en su despacho del Ministerio de Política Territoria­l y Función Pública, en el madrileño paseo de la Castellana
DANI DUCH Miquel Iceta, fotografia­do en su despacho del Ministerio de Política Territoria­l y Función Pública, en el madrileño paseo de la Castellana

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