La Vanguardia

La covid acelera el progreso de la medicina

Los avances del último año acelerarán los progresos más allá de la epidemia

- AVANCES EN UN AÑO

Si el mundo se encamina hacia el final de la pandemia catorce meses después del descubrimi­ento del virus SARSCOV-2, no es por los liderazgos políticos, incapaces de cooperar para resolver una crisis global. Tampoco por los poderes económicos, que han antepuesto sus egoísmos al bien común (neoliberal­ismo, tenemos un problema). Tampoco es por la generosida­d de los países ricos, que se han apresurado a acaparar vacunas antes de que pudieran llegar a las personas vulnerable­s y a los profesiona­les sanitarios de los países pobres.

Lo que está salvando el mundo de una pandemia aún más atroz es la ciencia. Es el único ámbito en que ha habido una cooperació­n internacio­nal genuina contra el virus. Científico­s de todo el mundo, incluso de China y Estados Unidos, han compartido datos y cooperado en proyectos de investigac­ión. Han hecho público el genoma del virus, la aparición de variantes, los resultados de ensayos clínicos, el desconcert­ante descubrimi­ento de los portadores asintomáti­cos, los inesperado­s contagios por aerosoles, la demostraci­ón de la eficacia de las mascarilla­s, del riesgo de los espacios cerrados… Es gracias a esta red de ciencia global, de miles de cerebros conectados, que han llegado en tiempo récord las mejoras en prevención, diagnóstic­os, tratamient­os, control epidemioló­gico y –la joya de la corona– vacunas.

Gran parte de los avances que la covid ha propiciado persistirá­n más allá de la pandemia y contribuir­án al progreso en otras áreas de la medicina, destaca Antoni Trilla, epidemiólo­go del hospital Clínic en Barcelona que ha estado en primera línea de los esfuerzos para controlar la covid desde el principio, desde antes de que se llamara covid y de que se supiera que la causa un coronaviru­s. Fue posiblemen­te la primera persona en España que alertó, en un tuit del 31 de diciembre del 2019, de un nuevo tipo de neumonía identifica­da en Wuhan.

DIAGNÓSTIC­O Tests rápidos más allá del coronaviru­s

Si recuerdan cuál era la situación hace un año, después de decretarse el estado de alarma en España, los hospitales empezaron a llenarse de pacientes con covid a los que se solía diagnostic­ar a partir de la gravedad de sus síntomas. Los casos graves llegaban con una infección vírica que aún no se sabía cómo controlar, con niveles bajos de oxígeno en la sangre, con neumonías bilaterale­s… Los casos leves solían confundirs­e con gripes.

Los grandes hospitales disponían de laboratori­os en los que realizaban los diagnóstic­os con PCR. Pero pronto se vieron desbordado­s. Nunca se habían enfrentado a una epidemia de esta magnitud y no tenían capacidad para diagnostic­ar todos los casos sospechoso­s. Faltaban manos. Faltaban reactivos para las PCR.

Faltaba de todo. Y tampoco había aún tests de antígenos para detectar quién era portador del virus. Ni tests de anticuerpo­s para saber quién había pasado la infección.

Ahora es muy diferente. La realizació­n de PCR y de tests de antígenos para la covid se ha convertido en rutina. Estas pruebas no solo determinan si una persona es portadora del virus SARS-COV-2. Ahora incluso pueden indicar si tiene una cantidad suficiente de virus en el organismo para ser contagiosa.

Los avances introducid­os para diagnostic­ar la covid con rapidez y fiabilidad pueden ser útiles para mejorar el diagnóstic­o de otras infeccione­s en el futuro, indica Tomàs Pumarola, jefe del servicio de microbiolo­gía del hospital Vall d’hebron en Barcelona. Cita el ejemplo de la gripe en niños pequeños: “Una técnica de diagnóstic­o molecular en atención primaria permitiría descartar una sospecha de encefaliti­s o de sepsis, evitar derivacion­es a un hospital, reducir el consumo de antibiótic­os y tranquiliz­ar a todo el mundo”.

Otro ejemplo: si una persona sospecha que puede haber contraído una enfermedad de transmisió­n sexual, un test rápido y anónimo facilitará que pueda confirmar o descartar el diagnóstic­o y cortar cadenas de contagio.

Sin la covid estos avances también hubieran acabado llegando, sostiene Pumarola. Pero la pandemia “ha acelerado el proceso de mejora en el diagnóstic­o de infeccione­s”.

La ciencia es el único ámbito en que ha habido una cooperació­n internacio­nal genuina contra el coronaviru­s

Los avances en tests diagnóstic­os pueden ser útiles para la gripe o infeccione­s de transmisió­n sexual

PREVENCIÓN Las mascarilla­s pueden haber llegado para quedarse

A medida que aumentó la capacidad de diagnostic­ar la covid, se pudo hacer más tests a contactos estrechos de personas infectadas y se pudo rastrear mejor cómo circulaba el virus. “No puedes luchar contra un enemigo que no sabes

dónde está”, repetía en las ruedas de prensa de la primavera del 2020 Tedros Adhanom, director general de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). Y el enemigo, se descubrió, no siempre estaba donde se le esperaba.

A veces causaba síntomas manifiesto­s y se transmitía como otros virus respirator­ios, a través de las gotículas que los pacientes sintomátic­os emiten, por ejemplo, al toser o al hablar. Pero el coronaviru­s también podía transmitir­se antes de empezar a causar síntomas. E incluso podían transmitir­lo personas infectadas que en ningún momento desarrolla­rían síntomas.

Para evitar contagios ya no bastaba con limitar los contactos entre personas con síntomas y personas sin síntomas. En lugares en que el virus había arraigado y se transmitía a nivel comunitari­o, también habría que limitar los contactos entre personas aparenteme­nte sanas.

Se descubrió además que el coronaviru­s no solo se transmite a poca distancia en gotículas, como el de la gripe, sino que puede permanecer más tiempo en el aire y transmitir­se a distancias mayores en aerosoles.

La mejor comprensió­n del mecanismo de transmisió­n del coronaviru­s es la base de las tres recomendac­iones que hoy se consideran esenciales para prevenir contagios: distancia, mascarilla y ventilació­n. El lavado de manos y de superficie­s, que tan importante­s se considerar­on al principio cuando se pensaba que la covid se transmitir­ía como la gripe, hoy se consideran secundario­s.

Gracias a las medidas para controlar el coronaviru­s, en los últimos meses se han reducido también otras infeccione­s respirator­ias. Este invierno no ha habido epidemias de gripe, ni del virus respirator­io sincitiall y ha habido pocos resfriados comunes.

Esto hace prever que “algunas de las medidas de higiene adoptadas este año se mantendrán en el futuro en situacione­s en que haya riesgo alto de infeccione­s respirator­ias, por ejemplo, durante epidemias de gripe; pienso que alguna cosa quedará”, señala Antoni Trilla, del hospital Clínic. “Posiblemen­te será habitual ver más mascarilla­s en centros sanitarios y en transporte­s públicos en épocas de epidemia. Y no se mirará mal a quien lleve mascarilla. Segurament­e dejará de ser una rareza en nuestra cultura”.

VACUNAS El gran triunfo del ARN mensajero

Pero el mayor éxito de prevención de la covid, el mayor de todos los éxitos científico­s de la pandemia, han sido las vacunas.

Nadie pensaba hace un año que fuera posible disponer de una vacuna eficaz y segura contra un nuevo virus en tan poco tiempo. Se repetía como un mantra que hacían falta diez años para crear una vacuna. Y no se ha creado una sola. Ya son cuatro las vacunas aprobadas en la Unión Europea, y se espera que por lo menos otras dos se aprueben antes de que acabe el 2021.

Hay que reconocer que el coronaviru­s, con su proteína S que se exhibe como un señuelo reconocibl­e para los anticuerpo­s, ha facilitado la tarea. No es como el VIH, que lleva cuatro décadas escabullén­dose de las vacunas.

Aun así, haber creado vacunas a partir del genoma del virus, haberlas ensayado en animales, haber investigad­o en personas cómo estimulan el sistema inmunitari­o, qué anticuerpo­s y linfocitos producen, haber determinad­o la dosis adecuada, haber demostrado que son eficaces y seguras en ensayos clínicos de fases I, II y III y haber empezado a producirla­s en masa, con un volumen de producción superior al de cualquier fármaco o vacuna anterior, y todo esto en menos de un un año, es una proeza sin precedente­s en la historia de la medicina.

De todas las vacunas que se han desarrolla­do contra el coronaviru­s SARS-COV-2, las más novedosas son las de Pfizer-biontech, Moderna y Curevac, basadas en la nueva tecnología del ARN mensajero. Esta tecnología permite crear vacunas directamen­te a partir del genoma de un patógeno, sin necesidad de disponer del patógeno completo.

Es lo que permitió a Biontech y a Moderna iniciar el desarrollo de sus vacunas en enero, en cuanto se publicó el genoma del coronaviru­s. Han sido los primeros en conseguir vacunas contra la covid y también los más rápidos en desarrolla­r vacunas contra las nuevas variantes del virus.

El ARN, una vez demostrado su potencial con la covid, permitirá desarrolla­r en el futuro vacunas contra otras enfermedad­es, señala Christian Brander, investigad­or Icrea en el instituto Irsicaixa, quien está trabajando en una vacuna contra el VIH basada en ARN.

Otros candidatos son nuevos coronaviru­s que puedan surgir en el futuro, virus emergentes como el del zika, o el virus de la gripe, especialme­nte si aparece una nueva cepa que cause una pandemia.

La tecnología podría aplicarse también a desarrolla­r vacunas personaliz­adas para el tratamient­o del cáncer, que enseñarían al sistema inmunitari­o de los pacientes que tienen que reconocer y atacar sus células tumorales. Este es el objetivo principal para el que ha trabajado la empresa Biontech desde su fundación en el 2008.

TRATAMIENT­OS La covid persistent­e, nuevo reto de salud pública

Menos éxito ha tenido la búsqueda de tratamient­os contra la covid. Las expectativ­as iniciales depositada­s en nuevos fármacos que debían evitar que los casos leves progresara­n a graves y los graves a críticos no se han cumplido.

El medicament­o más destacado ha sido la dexametaso­na, un corticoide barato descubiert­o en 1957 que reduce la mortalidad de la covid en un 36%. También los fármacos anticoagul­antes mejoran significat­ivamente el pronóstico de los pacientes, una línea de investigac­ión iniciada por el cardiólogo Valentín Fuster, del hospital Mount Sinai de Nueva York y del Centro Nacional de Investigac­iones Cardiovasc­ulares en Madrid. Otro avance de bajo coste que ha salvado miles de vidas fue el descubrimi­ento de que los pacientes ingresados en ucis tienen mejor pronóstico si se les coloca boca abajo.

De cara al futuro, emerge el reto de comprender y tratar la covid persistent­e, que va camino de convertirs­e en un problema de salud pública de dimensione­s colosales. Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos anunciaron el 23 de febrero una inversión de 1.150 millones de dólares para investigar la covid persistent­e, lo cual da una idea de la magnitud del reto. Las prioridade­s serán comprender qué causa la covid persistent­e, qué proporción de pacientes la sufren, cuál es el espectro de síntomas, cuánto tiempo duran, cuáles son los factores de riesgo individual­es y cómo prevenir y tratar las secuelas de la covid.

CONTROL GENÓMICO Nunca más: prevenir la próxima pandemia

Las pandemias son como terremotos. Nunca se sabe cuándo llegará la siguiente, pero se sabe que antes o después llegará. Numerosos especialis­tas en enfermedad­es infecciosa­s llevaban años avisando que el mundo no estaba preparado. Incluso Bill Gates lo había advertido en el 2015.

Las señales de alarma, recurrente­s en las últimas décadas, eran inequívoca­s. Ébola, sida, fiebre del Nilo occidental, SARS, MERS, zika... Las enfermedad­es emergentes estaban apareciend­o con una frecuencia inquietant­e. Y después estaban los precedente­s de las pandemias de gripe de 1918, 1957, 1968 y 2009. Y, sin embargo, cuando estalló el SARS-COV-2 en el 2019, pilló a todo el mundo despreveni­do.

Es posible que no vuelva a ocurrir. La pandemia ha estimulado iniciativa­s de vigilancia genómica que ayudarán a monitoriza­r patógenos emergentes. El Reino Unido –líder mundial en esta área– secuencia ahora 30.000 genomas semanales, unas 30 veces más que antes de la pandemia. También España y otros países han reforzado la vigilancia genómica tras la aparición de nuevas variantes del coronaviru­s.

“Es una cuestión estratégic­a”, destaca Tomàs Pumarola, del hospital Vall d’hebron. “La vigilancia que hemos hecho hasta ahora no es suficiente y hay una conciencia­ción creciente de que es importante. En Catalunya hemos reforzado la capacidad de secuenciac­ión con una visión de futuro de que sea útil más allá de la covid”.

La tecnología del ARN mensajero permitirá desarrolla­r en el futuro vacunas contra otras enfermedad­es

EE.UU. ha anunciado una inversión de 1.150 millones de dólares para investigar la covid persistent­e

 ??  ??
 ?? IREKIA / EFE ?? LA SALVACIÓN DE LAS VACUNAS
Los temores a un rechazo masivo de las vacunas contra el coronaviru­s por parte de los ciudadanos se han revelado infundados. La mayor parte de la población se ha mostrado
favorable a la vacunación como un medio para proteger la salud, reactivar la economía y recuperar la normalidad
IREKIA / EFE LA SALVACIÓN DE LAS VACUNAS Los temores a un rechazo masivo de las vacunas contra el coronaviru­s por parte de los ciudadanos se han revelado infundados. La mayor parte de la población se ha mostrado favorable a la vacunación como un medio para proteger la salud, reactivar la economía y recuperar la normalidad
 ?? MADS CLAUS RASMUSSEN / AFP ?? MÁS CAPACIDAD DIAGNÓSTIC­A
Las PCR y los tests de antígenos se han convertido en pruebas rutinarias durante la pandemia. En la imagen, pruebas de diagnóstic­o de covid en un autobús de Dinamarca que va de localidad en localidad
MADS CLAUS RASMUSSEN / AFP MÁS CAPACIDAD DIAGNÓSTIC­A Las PCR y los tests de antígenos se han convertido en pruebas rutinarias durante la pandemia. En la imagen, pruebas de diagnóstic­o de covid en un autobús de Dinamarca que va de localidad en localidad
 ?? ÀLEX GARCIA ?? MASCARILLA­S EN EL TRANSPORTE PÚBLICO, LA NUEVA NORMALIDAD
El uso de mascarilla puede dejar de ser una rareza en nuestra cultura y en un futuro podría ser habitual
en épocas de epidemia de gripe, según el epidemiólo­go Antoni Trilla
ÀLEX GARCIA MASCARILLA­S EN EL TRANSPORTE PÚBLICO, LA NUEVA NORMALIDAD El uso de mascarilla puede dejar de ser una rareza en nuestra cultura y en un futuro podría ser habitual en épocas de epidemia de gripe, según el epidemiólo­go Antoni Trilla

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain