La Vanguardia

Reyes de la noche

- Jordi Basté

Hubo una época en que la radio nocturna la escuchábam­os con ropa de camuflaje, casco y a cubierto. La guerra entre José María García y José Ramón de la Morena transformó la medianoche en el centro neurálgico de la radio en una metáfora de la histórica división de España en dos. O eras de García o eras de De la Morena, o eras de la Cope o eras de la Ser. Ambos auxiliados por Javier Clemente, el proyectil de las catapultas lanzadas desde los dos extremos de las ondas. Al selecciona­dor, amigo de García, enemigo de De la Morena, la radio deportiva le debería agradecer los servicios prestados. Como oyente entendí que aquello se escapaba de las manos de las empresas e incluso de las redaccione­s, que hacían suya aquella frase de trincheras de la tremenda película Doce del patíbulo: “El deber de un soldado es llevar su uniforme y matar al enemigo”. Se generaron noches de terror donde los oyentes más descarnado­s movíamos histéricam­ente la rueda de los transistor­es cambiando la Ser por la Cope y la Cope por la Ser.

En Catalunya entramos en la batalla nocturna en septiembre de 1996 pero con la bandera blanca incrustada en el micrófono (siempre dije a la redacción del No ho diguis a ningú en Catalunya Ràdio que no hacía falta ser el primero en entrevista­r a nadie pero sí que teníamos que ser la que hiciera la mejor de las tres entrevista­s). El adiós de García pacificó el ambiente, suavizó la radio y nos acostamos menos estresados. Apareciero­n Manu Carreño, Juanma Castaño y el odio dio paso a la competenci­a. De la Morena se fue a Onda Cero y confirmó que un proyecto radiofónic­o es global, jamás individual. Una gran radio es como un equipo de fútbol y debe tener portero, defensa, centro del campo, delantera y, a ser posible, algún Messi. La radio empieza el lunes, pero se acaba el domingo (no el viernes), y empieza a las 6 de la mañana y se acaba a las 6 de la mañana siguiente.

En medio de la pandemia (junio pasado) me llamó el actor Miki Esparbé. Empezaba a rodar una serie con Javier Gutiérrez sobre la guerra de la radio de noche y me pidió ayuda sobre lo que se escuchaba aquellos años. Estuvimos charlando unos días sobre De la Morena y García y llegamos a una conclusión: fueron dos maneras de hacer radio colosal. Del mismo modo que el cine ofrece comedias, dramas, filmes de terror, bélicos, ellos crearon un todo en uno, un género nuevo que dejó cadáveres, grandes batallas, famosos soldados y que acabó como empezó: en silencio. Se va De la Morena y los transistor­es pierden otro pedazo de historia, esa historia que jamás la radio ha sabido homenajear... y ya iría siendo hora.

García y De la Morena fueron dos maneras de hacer radio bélica

colosal

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