Francis Bacon y Lucian Freud
Marlborough exhibe obra gráfica de los dos genios; Gino Rubert repasa el mundo del arte en formato teatral en el Romea
Marlborough Barcelona presenta una exposición de obra gráfica original de Francis Bacon y de Lucian Freud, con el título La condición humana. Es muy recomendable y se podrá visitar hasta el 24 de abril. Bacon realizó sus obras gráficas (litografías y aguatintas) principalmente en los años setenta y ochenta del siglo XX, en colaboración con artesanos y basándose en 35 pinturas suyas. Teniendo en cuenta que este artista irlandés –aunque de familia inglesa– se puede considerar uno de los mejores pintores figurativos de su época y que su obra gráfica original no es muy extensa, los precios de las obras pueden parecer relativamente asequibles.
De Lucian Freud se exponen seis grabados, realizados entre el año 2004 y el 2007. Los dibujó con la plancha colocada en un caballete. Cinco de ellos son retratos de rostros expresivos y más bien atormentados, con sombras y surcos.
La obra más importante de esta exposición es el gran tríptico de Francis Bacon titulado 2nd version of triptych 1944, compuesto por tres litografías de 1989, que suman cerca de dos metros de altura por más de tres y medio de ancho. Es una obra que podría y tal vez debería estar en un museo como el Macba o el Picasso de Barcelona. Las raras figuras que aparecen en cada una de sus partes se inspiraban en algunas escenas pintadas por Picasso en su momento más surrealista. Pero la voracidad sexual adopta en la obra de Bacon formas menos eróticas y mucho más terribles. Los seres que aparecen en estos cuadros son como trozos de carne viva, incompleta, voraz, solitaria y feroz. Callan o enseñan los dientes o aúllan en lugares cerrados y vacíos, escenarios de un color entre rojo oscuro y pardo, con sombras como manchas. Son figuras monstruosas, a veces sin ojos y hambrientas, que anticipan algunos aspectos del mal bicho de la película Alien.
En otras obras de formato más pequeño, Bacon se ciñe a un tipo de anatomías ya humanas. Sin embargo, las figuras también son inquietantes. Expresan una angustia muy característica de la posguerra mundial y del existencialismo. Eso sí, siempre con los modos feroces y carnales propios de este pintor. Bacon sabía expresar emociones mezcladas, ambiguas, complejas. En Triptych August 1972 (litografía de 1979) los cuerpos aparecen incompletos, y su carencia se acompaña de formas que parecen sombras rosadas o charcos de
El gran tríptico de Bacon podría y tal vez debería estar en un museo como el Macba o el Picasso
carne disuelta. Bacon incorporaba en sus cuadros elementos abstractos, situando a sus personajes –figuras distorsionadas o mermadas– en escenarios vaciados. En una sola figura o en las tres de un solo tríptico era capaz de reunir y de expresar vigor corporal y melancolía, soledad y energía agresiva, deseo sexual y miedo a la muerte. Esa sería la condición humana, según Bacon. Por suerte, hay también otras opiniones y visiones, donde entrarían en juego la luz, la apertura y el sentido del humor, entre otras cosas.
Gino Rubert. Empiezan a mostrarse obras que fueron pospuestas a causa de la pandemia. La pieza de Gino Rubert El món de l’art por fin se pudo estrenar el pasado 22 de marzo, en el Teatre Romea de Barcelona. Sesión única y disfrutada. Este excelente pintor había anunciado hace más de un año que preparaba una obra teatral que guardaba cierta relación con su serie de pinturas The Opening, de ambiente artístico y con muchos personajes. Sin embargo, en El món de l’art nos encontramos con una pieza satírica de bajo presupuesto, con pocos y bienvenidos intérpretes y con momentos musicales. De hecho, lo más sorprendente de la función fue descubrir que este pintor que también ha publicado dos buenos libros de relatos resulta que es un showman completo, capaz de interpretar a muchos y diversos personajes, en distintos idiomas y de varios géneros, como un Fregoli multivocalista. Y que además compone buena música, la toca al piano y la canta en varios registros, desde un casi blues hasta una divertida canción de terror llamada Fata Morgana, con coros góticos de Lu Colomina.