El arte de abrazar
Suele decir Evarist Murtra, una de las personas que mejor analizan al complejo entorno blaugrana y al que no se le reconoce suficientemente el mérito de haber sido el inspirador de la alianza con Unicef y el impulsor de la incorporación de Guardiola como entrenador en el Barça, que Laporta es la persona que mejor abraza de Barcelona y la verdad es que Jan desde que fue elegido no hace ni un mes de manera abrumadora nuevamente presidente del club ha dado verdaderas lecciones en este arte. Y eso que esta expresión de efusividad está en dificultades por las restricciones provocadas por la pandemia, que recomienda mucho más un buen golpe de codos que un redoble de palmas en la espalda.
En su acto de toma de posesión Laporta se salió al no dejar a ninguno de los trescientos asistentes sin su debida dosis de efusividad. Empezando por Messi y el resto de capitanes.
Koeman, técnicos de las secciones, jugadores, jugadoras, compañeros de junta, familiares, antiguos presidentes y miembros de la gestora fueron abrazados por Jan, como preludio de un discurso de media hora sin leer un solo papel. Una exhibición de dotes comunicativas, en que no se olvidó de nadie, empezando por la alusión inicial a Cruyff y en el que se juntaron la emotividad con la pasión.y para que no faltara de nada, se le escapó alguna lágrima al recordar la figura de su padre, que fue el que le transmitió la fe barcelonista.
El barcelonismo confía en las dotes persuasivas de su presidente para que convenza a Messi y se quede en el Camp Nou hasta el final de su carrera. El buen momento del equipo, la buena sintonía con el entrenador y el liderazgo sobre una nueva generación de jóvenes talentos, también pueden sumar, pero el factor Laporta puede ser decisivo para que el astro continúe en el Barça. No en vano en su anterior etapa presidencial, Jan batió el récord de prórrogas de contrato con Leo, que se sucedían una detrás de la otra, sin que hubiera finalizado la anterior. Todo como consecuencia de los progresos futbolísticos del rosarino que se sucedían de manera vertiginosa. Laporta no engaña y, tras su victoria aplastante en las urnas con más de treinta mil votos, ha dejado claro que va a mandar. Sabido es que el futbol se rige por gestiones presidencialistas y Jan querrá hacer valer su liderazgo y la consabida experiencia que le otorgan los éxitos del mandato anterior. Para ello ha situado en puestos claves de la junta a directivos de la máxima confianza, como el vicepresidente primero Rafael Yuste, responsable del área deportiva, y en la social y institucional a la única mujer de la directiva, Maria Elena Fort. Gente que irían abrazados a Laporta hasta el fin del mundo, mientras el Barça parece haber recuperado la ilusión.