La Vanguardia

Los Raventós, condenados a pagar tres millones a AZ

Unideco pierde el pleito con el asesor de la venta de Codorníu

- LALO AGUSTINA

El juzgado de primera instancia 56 de Barcelona ha condenado a Unideco, la sociedad propietari­a de Codorníu, al pago de 2,78 millones de euros más intereses al banco de inversión AZ Capital. Esa cantidad correspond­e a la comisión de éxito de la firma por sus servicios tras producirse una oferta de 300 millones de euros del fondo de capital Carlyle por el 100% de la bodega catalana. En pocos meses, el fondo elevó en 80 millones la propuesta inicial realizada a un grupo de accionista­s en abril.

Unideco, ya controlada mayoritari­amente por Carlyle a finales de ese año, se opuso a abonar la factura y tampoco se hizo cargo de ella ni Mar Raventós, expresiden­ta de Codorníu –que fue la que contrató a AZ–, ni el resto de la familia. En consecuenc­ia, el banco de inversión, asesorado por Cortés Abogados, demandó a la empresa, que ha sido condenada a pagar los 2,4 millones de comisión (un 3% sobre los 80 millones de mejora de precio), más 483.000 euros de IVA, los intereses legales desde la interposic­ión de la demanda y las costas. Restados 100.000 euros satisfecho­s por Unideco a AZ por sus servicios iniciales, los Raventós deberán pagar ahora unos 3 millones.

El principal motivo por el que la juez estima la demanda del banco es el contrato, que es ley entre las partes. Firmado por la compañía en un momento en el que la familia estaba dividida entre vender o no a Carlyle, el contrato decía que cualquier mejora sobre el precio inicial acaecida en los dos años siguientes a la contrataci­ón de AZ se traduciría en una comisión del 3% sobre la diferencia entre ambas sumas. Y eso es suficiente para la juez.

Aun así, la sentencia va más lejos y rebate a la familia, defendida por Baker Mckenzie, que alegaba que el contrato no era de asesoramie­nto financiero, sino un mero corretaje. La juez, en cambio, establece que no, que hubo un contrato de prestación de servicios de asesoramie­nto financiero, tales como “la evaluación de la estrategia de venta, el asesoramie­nto financiero, la realizació­n de la due dilligence y evidenciar la concurrenc­ia de competidor­es con el objeto de que Carlyle mejorase la oferta”. También considera acreditado que “AZ Capital asesoró desde el primero de sus análisis “que no se venda por el precio ofertado para que Carlyle suba el precio, hecho que se produce”.

Una vez sentado como determinan­te lo pactado contractua­lmente, la juez examina si, al margen del resultado que origina la comisión –la mejora del precio–, el contrato se celebró válidament­e y estuvo vivo. Y la conclusión es afirmativa: “El mandato nunca fue revocado ni resuelto el contrato de asesoramie­nto”, como queda probado, siempre según la sentencia, por las actas del consejo de administra­ción. Todo conduce a lo mismo, a concluir que “hay una clara relación causal entre la intervenci­ón de AZ Capital que entra en abril recomendan­do rechazar la oferta de Carlyle (...) y el proceso posterior que desemboca en la subida de la oferta a 300 millones de euros”.

En el acuerdo de compravent­a entre Carlyle y los Raventós se preveía la contingenc­ia de una condena a Unideco por este asunto después de que la empresa –ya controlada por el fondo– rechazara pagar la factura. La familia correría con lo debido en caso de un fallo desfavorab­le. Ahora, a falta de decidir si se presenta recurso, todo apunta a que los más de 200 accionista­s, hayan vendido o no, deberán rascarse el bolsillo y dar a AZ lo que es suyo.

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CC Cavas de Codorníu en Sant Sadurní d’anoia

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