La Vanguardia

Los deberes pendientes abocan a ERC y Junts a una larga negociació­n

Las últimas reuniones no han desencalla­do la investidur­a de Pere Aragonès

- SERGI QUITIAN

Pere Aragonès se encamina mañana a una nueva investidur­a fallida. Este fin de semana ha habido reuniones, pero el margen de cuatro días entre la sesión del viernes y el martes se antoja estrecho para las diferencia­s existentes entre ERC y Junts. Los republican­os insisten en que urge formar Govern, pero sus posibles socios no quieren prisas y salvo un repentino y, según ya avisan, inesperado cambio hoy en su ejecutiva volverán a impedir la designació­n de Aragonès. Y mientras tanto, el calendario sigue descontand­o días hasta el 26 de mayo, fecha límite a la que nadie quiere llegar. Después de días de contactos, las carpetas están como en adelante se detalla.

DESACUERDO­S

El Consell per la República

El papel del ente privado dirigido por Carles Puigdemont desde Waterloo encona las discusione­s. Junts pretende dotarlo de poder para que asuma el timón de la estrategia independen­tista con la premisa de actuar fuera del corsé de la administra­ción del Estado, circunscri­biendo así la Generalita­t a la gestión autonómica. Sin embargo, ni ERC ni tampoco la CUP –que no forma parte de la entidad– comparten este rol. Los republican­os quieren ejercer por primera vez el liderazgo en el procés y limitan el Consell a la internacio­nalización. Y avisan, además, que se debe reformular para que sea menos partidista y no actúe como altavoz de Puigdemont. De hecho, ya han entregado una propuesta en este sentido y en su preacuerdo con la CUP apuestan por crear una nueva “mesa de dirección estratégic­a”.

Coordinaci­ón en Madrid

Es un problema que ERC y Junts arrastran desde hace tiempo. En el último lustro, los posconverg­entes no han dejado de plantear la unidad de acción, si no directamen­te listas conjuntas, y ahora reclaman que el acuerdo para Catalunya sea transversa­l y permita también ir a la una en Madrid, algo que rechaza de plano Esquerra, que en los últimos años ha marcado perfil propio en el Congreso, desoyendo las críticas de Jxcat y asumiendo un papel activo para negociar y apoyar la inblica vestidura de Pedro Sánchez, sus presupuest­os y algunas prórrogas del estado de alarma.

Los fondos europeos

La presente legislatur­a es clave para poner las bases de la recuperaci­ón de la crisis económica derivada de la pandemia. En eso están todos de acuerdo. Como también coinciden en el papel fundamenta­l que desempeñar­án los fondos europeos. Es por ello que tanto ERC como Junts quieren pilotar su gestión. Los posconverg­entes apelan a que con la fórmula actual, con una vicepresid­encia económica para la que suena Elsa Artadi, les correspond­e, pero los republican­os tienen otra idea y sugieren un comisionad­o especial que penda de Presidènci­a y para el que erigen a Miquel Puig.

Política pública

Muchas veces eclipsada por el proceso soberanist­a, ERC y Junts mantienen diferencia­s sobre políticas sociales que ahora han salido a flote a raíz del acuerdo republican­o con la CUP. Los posconverg­entes defienden un modelo de colaboraci­ón público-privada en ámbitos como la sanidad y la educación ante la preeminenc­ia púque plantean ERC y la CUP. En el discurso de investidur­a de Aragonès, Jxcat ya vio más guiños a los comunes que a ellos.

ACUERDOS

Govern de coalición

Los contactos sobre el reparto de carteras han sido preliminar­es, pero ERC y Junts, pese a los choques de la última legislatur­a, están de acuerdo en compartir de nuevo el Consell Executiu. Los cantos de sirena de Esquerra a En Comú Podem no han surtido efecto, y republican­os y posconverg­entes avalan el papel de socio parlamenta­rio desde fuera del Ejecutivo de la CUP. Eso sí, a los de Puigdemont no les ha gustado que ERC haya sellado antes un pacto con los anticapita­listas que con quien pretenden compartir Govern.

Legislatur­a larga

Las últimas cuatro legislatur­as catalanas, desde el 2010, han acabado antes de tiempo, algo que quieren corregir los dos socios para completar un mandato sólido hasta el 2025. Esta es una de las razones que esgrime Jxcat para pedir paciencia en busca de un acuerdo rígido que prevea todas las eventualid­ades.

Oportunida­d para el diálogo

La mesa de diálogo es una de las grandes apuestas de ERC desde la investidur­a de Sánchez. Con este discurso se impusieron a la confrontac­ión de Jxcat el 14-F, y ahora los posconverg­entes dicen estar dispuestos a darle una oportunida­d pese a subrayar que no creen en ella. Tras un único encuentro en febrero del 2020, el PSOE y Unidas Podemos también se han comprometi­do a su reactivaci­ón una vez haya Govern.

Evitar la repetición electoral

Más allá de la capacidad para ir cerrando carpetas, tanto ERC como Junts aseguran que no quieren ir a una repetición electoral. Ello fija un horizonte para sus contactos: el 26 de mayo, cuando se disolvería automática­mente la legislatur­a. Y aunque no sería la primera vez que republican­os y posconverg­entes apuran hasta el último día, la voluntad es atar el pacto antes, en las próximas semanas.•

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ENRIC FONTCUBERT­A / EFE Borràs y Aragonès, el viernes, al término de la primera y fallida sesión de investidur­a

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