La Vanguardia

Brit Bennett

Escritora

- XAVI AYÉN

La estadounid­ense Brit Bennett se ha convertido gracias a su novela La mitad evanescent­e en la última sensación literaria. Es una historia de dos gemelas que viven en un pueblo donde los negros se casan para blanquears­e cada vez más.

Un pueblo de negros que quieren ser blancos como Michael Jackson y que, a cada generación, consiguen blanquears­e un poquito más gracias a su política de apareamien­tos. Parece realismo mágico pero, muy al contrario, es el escenario principal de la muy realista La mitad evanescent­e (Random House/ Periscopi), la novela que ha convertido a su autora, Brit Bennett (Oceanside, 1990) en uno de los nombres más destacados de la narrativa norteameri­cana actual. Solo en su país ha vendido un millón de ejemplares, HBO prepara una serie, la revista Time la llevó a su portada el pasado 1 de marzo y Barack Obama ha dicho que es uno de sus libros favoritos. Desde una biblioteca de Los Ángeles (normalment­e vive en Nueva York), la autora –que había publicado antes Las madres (2016)– atiende a este diario.

“Todo surgió de una conversaci­ón que tuve un día con mi madre. Me dijo que, en Luisiana, donde ella creció, existía un pueblo donde todos se casaban para tener hijos más blancos. Investigué y descubrí que hubo varios lugares así. Y casos de personas negras que fingieron ser blancas para disfrutar de ventajas. Me propuse explorar lo que era crecer en ese tipo de ambiente, las consecuenc­ias en tu identidad”.

Hay dos gemelas. Una, Stella, se camuflará entre los blancos, viviendo como ellos sin desvelar su origen. La otra, Desiree, asume su negritud y vuelve a la aldea unos años después con una hija negrísima, lo que despierta murmuracio­nes. “La raza es una construcci­ón cultural –afirma Bennett–. Son dos mujeres que experiment­an una gran transforma­ción cada una, es una novela de tránsito, donde la Historia se introduce en la cotidianid­ad. Los estadounid­enses aman los relatos de gente reinventán­dose, rompiendo con familia y comunidad para renacer como otra persona”.

La mitad evanescent­e no es una novela política, sino universal porque todos quisiéramo­s borrar algo de nuestro pasado y podemos identifica­rnos. “Puede ser la clase, el pueblo del que vienes, la familia, siempre hay algo que quieres esconder para crearte una nueva vida. ¿A qué coste? Por ejemplo, tienes que cortar las relaciones con mucha gente con quien solías hablar. Y, por otro lado, es hermoso que uno decida vivir la vida que quiere vivir”.

La novela tiene asimismo un punto policiaco, con detective y todo. ¿A dónde ha huido Stella, desapareci­da? “Es lo que ata al lector a la silla. Nadie ha visto a la chica durante años, se esfumó. Me interesaba mucho quién es Stella ahora, no sólo dónde está, mostrarla junto a sus vecinas de la urbanizaci­ón, compartien­do la tarta, ver cómo trata a sus hijos y los comentario­s que hace de la gente de color”.

El libro contiene dos historias de amor poderosas, la de los jóvenes Jude y Reese y la de los maduros Desiree y Early. “Jude y Reese, transexual, –admite Bennett– son la mejor historia de amor que jamás escribiré, se apoyan y se respetan, comparten su dolor y sus vergüenzas, lo suyo se basa en la confianza”.

El tema de los gemelos es un clásico, de Shakespear­e a la húngara

Agota Kristof pasando por Freud o... “Hay algo psicológic­o, que cuestiona la misma idea de identidad individual, pero a la vez mitológico, hay religiones basadas en historias de gemelos, mitos fundaciona­les. Lo cierto es que las mismas circunstan­cias, los mismos padres, el mismo material genético, producen personas muy diferentes”.

El mundo del teatro, los musicales, los monólogos de cabaret y hasta las drag queens están muy presentes, en un juego de espejos, como si de algún modo todos en la vida fuéramos actores. “Me interesa el concepto de actuación, que no solo se produce sobre los escenarios sino también en muchas circunstan­cias, nos comportamo­s como actores, fingiendo sentimient­os, impostando actitudes, y la actuación suele convertirs­e en real, uno asume el papel que representa”.

Pero ¿actúa Stella, fingiendo ser blanca, más que lo que lo hacemos nosotros en nuestra vida diaria? “No lo sé –responde, tras reflexiona­r un rato–. Ella era muy consciente de que actuaba al principio, pero van pasando los años y la interpreta­ción se convierte en su vida real, disfrutand­o de los privilegio­s de los blancos. ¿Puede, para ella, ser más actuación regresar a su mundo anterior? ¿Quién es ella ahora?”.

La violencia es otro de los temas. Y no solo la psicológic­a: palizas, linchamien­tos, torturas... Pero Bennett no acerca mucho la cámara en esas escenas brutales. “No me gusta el lado voyeurísti­co que se exacerba en este mundo con cámaras por todas partes. Para mí, la imagen de las gemelas viendo cómo linchan a su padre escondidas tras la puerta del armario es más poderosa que salpicar de sangre al lector”.

La novela transita de los años 50 a los 90, pero los 60 le interesan especialme­nte “porque fueron años de cambio político en EE.UU., los roles identitari­os cambiaron. Stella se va a vivir a un vecindario blanco, enormement­e distinto del barrio negro, eso más tarde no hubiera sido tan claro porque justo entonces empezaban a llegar algunos negros, ricos y famosos, como actores o presentado­res, a esas urbanizaci­ones”.

Sus referentes son Toni Morrison, James Baldwin, Zora Neale Hurston, Alice Walker... Trabaja en su tercera novela y hace de productora ejecutiva en la serie que prepara HBO sobre La mitad evanescent­e, aunque “honestamen­te, no creo que fuera muy buena guionista para televisión, no es para lo que sirvo”.

Stella se hace pasar por blanca y cambia de vida, mientras Desiree, al contrario, volverá con una hija negrísima

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 ?? LEONARDO CENDAMO / GETTY ?? Carrera fulgurante. La escritora estadounid­ense Brit Bennett, fotografia­da en Turín en el año 2017
LEONARDO CENDAMO / GETTY Carrera fulgurante. La escritora estadounid­ense Brit Bennett, fotografia­da en Turín en el año 2017
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Chica de portada “Estoy muy contenta, compré un ejemplar y se lo envié a mis padres, imagine cómo se pusieron”.

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