La Vanguardia

Bolsonaro celebra el golpe de 1964 en plena crisis con la cúpula militar

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

La alianza entre las fuerzas armadas brasileñas y el presidente y excapitán del ejército Jair Bolsonaro pasa por su peor momento, coincidien­do con el aniversari­o del golpe de Estado de 1964, que se conmemoró ayer. El Gobierno y los militares reivindica­ron sin vergüenza el alzamiento contra la democracia que dejó 21 años de dictadura (1964-1985), en plena crisis de Bolsonaro con la cúpula castrense, tras la destitució­n el lunes del ministro de Defensa, el general Fernando Azevedo, y su sustitució­n por Walter Braga Natto.

Enmarcada en el relevo en seis ministerio­s, la salida de Azevedo provocó un terremoto en las fuerzas armadas, pues al día siguiente los comandante­s en jefe del Ejército, la Armada y el Aire presentaro­n su renuncia como gesto de protesta, según ellos mismos filtraron. Aunque oficialmen­te fue destituida por Bolsonaro en un hecho inédito desde la recuperaci­ón de la democracia, el malestar de la cúpula militar trascendió y se dispararon los rumores de más renuncias en los cuarteles e, incluso, de una asonada que se vio obligado a desmentir el vicepresid­ente de Brasil, Hamilton Mourão, general en la reserva. “Las fuerzas armadas siempre se van a guiar por la legalidad”, dijo Mourão, aclarando que la posibilida­d de un nuevo golpe de Estado es “cero”.

El cambio en Defensa se interpreta como la intención de Bolsonaro de dirigir directamen­te a los mandos militares, después de que en los últimos meses la cúpula castrense rechazara meterse en lides políticas, como exigía el presidente. Los jefes de los tres ejércitos filtraron que consideran a Bolsonaro “autoritari­o” porque recienteme­nte trató sin éxito que el Parlamento le otorgara poderes excepciona­les para declarar estados de excepción y de sitio, y frenar así las medidas de confinamie­nto decretadas en sus estados por gobernador­es opositores. El general Braga Netto era hasta ahora ministro de la Casa Civil, número dos del Gobierno.

Una vez más Bolsonaro reivindicó el golpe que en 1964 derrocó al presidente João Goulart. La víspera del aniversari­o, Braga Netto difundió una carta en la que invitaba a “entender y celebrar” un golpe que “pacificó” Brasil ante la “amenaza real a la paz y a la democracia”.

Los cuarteles siguieron ayer la consigna de celebració­n, igual que el 10% de los brasileños que, según los sondeos, son partidario­s de un régimen militar en Brasil. Pese a que con los cambios ministeria­les del lunes Bolsonaro quiere parecer menos ultraderec­hista para ampliar su base electoral conservado­ra, no está dispuesto a defraudar a sus seguidores más acérrimos.

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