ERC afronta la tarea de seducir a Junts sin romper con la CUP
Los anticapitalistas avisan que es “inasumible” que se recorte su pacto
Pere Aragonès no superó el examen de la investidura ni en primera ni en segunda convocatoria, por lo que las vacaciones de Semana Santa serán menos vacaciones. ERC tiene deberes por hacer y ayer retomó los contactos con Junts para cambiar la abstención posconvergente a un voto afirmativo que ate una investidura que aunque todos dan por segura, sigue en el aire. Y mientras tanto, el tercer actor de la ecuación, la CUP, aguarda lanzando avisos de que su pacto ya firmado con los republicanos no se toca.
ERC sigue la consigna de que no hay tiempo que perder y ya manifestaron su predisposición a hablar 24 horas al día los siete días de la semana para poner en marcha el mandato.
Su problema es que al otro lado de la mesa Junts no tiene prisa alguna. Al contrario, desde la formación de Carles Puigdemont admiten que estos días seguirán habiendo contactos con los republicanos, sí, pero ya les avisan que no se cerrará un acuerdo a corto plazo. Se habla de semanas, aunque se quiere sellar el acuerdo este mes de abril, a resguardo de las urgencias que podrían surgir si los dos eventuales socios se adentran en el incierto terreno del mes de mayo. Y es que si antes del día 26 de mayo no hay investidura se convocaría automáticamente una repetición electoral que aparentemente ni ERC, ni Junts ni CUP quieren.
Los republicanos aseguran que ya no hay obstáculos, los anticapitalistas ya han dado su apoyo y los posconvergentes garantizan que Aragonès será president. La suma parece fácil, pero cuando se va al detalle surgen las complicaciones.
Junts exige un acuerdo global y ello, más allá de la estrategia en el procés, el papel del Consell per la República o la coordinación en Madrid, también pasa por fijar las líneas maestras de la gobernabilidad de los próximos cuatro años. Los de Puigdemont quieren hablar de políticas concretas y es aquí donde ERC se enfrenta a una cuadratura del círculo para construir un acuerdo con Jxcat que no desmonte lo pactado antes con la CUP.
Desde ERC se explica que en la mayoría de cuestiones las negociaciones con Junts se abordan de forma autónoma al acuerdo con la CUP. Sin embargo, los posconvergentes ya han fruncido el ceño ante lo que entienden como una cortapisa a la iniciativa privada en servicios públicos como la sanidad y la educación. Y alertan del impacto presupuestario de medidas como la renta básica universal. “Todo esto está muy bien, pero ¿cómo se paga?”, se preguntan en Jxcat.
Por su parte, la CUP advirtió ayer a Esquerra que “cualquier recorte” a su pacto será “inasumible” para la formación anticapitalista –cuyos nueve votos también son imprescindibles para la investidura de Aragonès–. Su diputado Xavier Pellicer sostuvo en una entrevista en TV3 que ya han hecho “muchas cesiones” y quieren creer que es “impensable” que en las negociaciones entre ERC y Junts se den pasos atrás en lo ya pactado con ellos. “Pese a las tentaciones de algunos de volver a las políticas de los recortes”, completó, disparando contra los posconvergentes. Los anticapitalistas recuerdan una y otra vez que su acuerdo con Esquerra es “absolutamente de mínimos”. De hecho, en la votación interna de sus bases, si bien un 59% avaló el pacto con ERC, más del 85% señaló que es insuficiente. Con todo, por ahora se niegan a especular con un posible cambio de voto en la investidura.
Los contactos entre la CUP y Junts son mínimos, por lo que toda la responsabilidad se vuelca sobre Esquerra. Tras dos exámenes fallidos, confían en que a la tercera irá la vencida, pero para ello antes deben encajar las exigencias de Jxcat con lo pactado con la CUP. Y el reloj ya corre, aunque sin fecha para el próximo pleno. Antes, la presidenta del Parlament, Laura Borràs, tendrá que abrir una nueva ronda de consultas con los partidos para la que de momento no hay aún fecha.
Los posconvergentes alertan del impacto presupuestario de medidas como la renta básica