La Vanguardia

Macron y Merkel tantean a Putin sobre la Spútnik V

París es muy reticente a la vacuna rusa, pero Berlín la quiere

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

La vacuna rusa contra la covid, Spútnik V, divide a los socios de la Unión Europea, especialme­nte al tándem francoalem­án. No solo están en juego intereses sanitarios sino considerac­iones geopolític­as muy relevantes. Para tratar de escenifica­r una estrategia común, el presidente Emmanuel Macron y la canciller alemana, Angela Merkel, mantuviero­n anteayer una videoconfe­rencia con el líder ruso, Vladimir Putin, sobre una eventual cooperació­n para usar la vacuna.

Según el comunicado del Elíseo, no hubo ningún acuerdo concreto porque se está esperando aún el resultado de la evaluación de la Spútnik V por parte de la Agencia Europea del Medicament­o (AEM), radicada en Amsterdam, con miras a su homologaci­ón. El examen del producto ruso “se hará sobre la base de las mismas normas que la AEM aplica para cada vacuna”, especificó la nota de la presidenci­a francesa.

El encuentro telemático fue aprovechad­o para que Macron y Merkel interpelar­an a su interlocut­or sobre otros asuntos como la situación del opositor Alexander Navalny, el conflicto de Ucrania y las crisis Bielorrusa, siria y libia.

Resulta evidente que la vacuna rusa, más allá de la desconfian­za que pueda aún haber sobre su eficacia y de los problemas logísticos para fabricarla a gran escala, despierta recelos, en París de modo particular, por lo que significar­ía de aval a Moscú, de victoria de imagen para Putin, que la instrument­alizaría en otros ámbitos. El propio ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-yves Le Drian, lo dijo en una entrevista radiofónic­a. Le Drian afirmó que la manera en que Moscú usa Spútnik V “es más un medio de propaganda y de diplomacia agresiva que un instrument­o de solidarida­d y ayuda sanitaria”.

Después de la última cumbre europea, Macron habló de “una guerra mundial de un nuevo género” y de “ataques” y “veleidades de desestabil­ización, rusas y chinas, y de influencia por la vacuna”.

Ante el retraso de algunos laboratori­os, en Alemania hay presiones para usar Spútnik. Merkel es mucho más favorable que Macron y debe tener en cuenta el mensaje que llega de algunos länder del este. Pero la propia Comisión Europea no lo ve claro. El comisario responsabl­e de las vacunas, Thierry Breton –francés, por cierto– cree que en pocas semanas habrá suficiente con el aumento masivo de la producción de las vacunas ya autorizada­s, como Pfizer, Moderna y otras.

La controvers­ia sobre Spútnik V se ha cobrado ya una víctima política en Europa en la persona del primer ministro de Eslovaquia, Igor Matovic, criticado por su gestión de la pandemia y su decisión de comprar dosis rusas. Matovic dimitió anteayer y pidió perdón a sus compatriot­as “por todos los errores cometidos durante este último año”.

Austria, mientras, ha vuelto a salirse de la disciplina europea y está negociando con Mocú la entrega de un millón de dosis de Spútnik V. La cancillerí­a federal anunció el martes que había firmado un acuerdo de confidenci­alidad con Rusia sobre el intercambi­o de documentos. Eso permitiría a las autoridade­s sanitarias austríacas acceder a la informació­n que ya maneja la AEM. Del millón de dosis previstas, 300.000 serían entregadas este mismo mes de abril, 500.000 en mayo y 200.000 a principios de junio. Fue el canciller austríaco en persona, el conservado­r Sebastian Kurz, quien habló directamen­te con Putin, el 26 de marzo, sobre el envío de Spútnik V.

El comisario de la UE Thierry Breton cree que la llegada masiva de las otras vacunas hará superflua la rusa

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MANAURE QUINTERO / REUTERS Recepción de partidas de la vacuna rusa en el aeropuerto de Caracas

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