Armangué en Detroit

Los coches David, los taxis David, el garaje David, con entrada por la calle Aribau, el drugstore David, con entrada por Tuset y Aribau, forman parte de la historia de Barcelona. En 1913, Josep M. Armangué (con sus amigos Moré, Comas, Puig y Arruga) creó la primera voiturette, un coche con motor de moto, que tuvo mucho éxito entre los jóvenes ricos y ociosos de la Bonanova y del paseo de Gràcia. En 1917, Armangué murió en un accidente en El Prat, junto al famosos aviador Hedilla, y no llegó a culminar su obra. En 1923 La Jornada Deportiva publicó un artículo de Isidro Corbinos en el que contaba que, tras la muerte de Armangué, habían adaptado el modelo estrella de la fábrica, el Duque de Montpensier de los niños bien, como taxi ¡y que transportaba de un lado a otro a mayoristas de garbanzos!

El señor Albert Armangué, sobrino del fundador de los David, se puso en contacto conmigo, hace un tiempo, y me facilitó unas cartas de su tío a los hermanos Anton y Frick, desde Detroit, de 1915, interesantísimas. Me ronda por la cabeza una historia de ficción sobre el automovilismo de los años heroicos y, a si todo va bien, sobre Nuvolari en Montjuïc, y entre las cosas de coches que he estado leyendo estos días están las cartas de Josep M. Armangué desde Detroit.era un chaval de veinticinco años que se embarcó para América a ver que se llevaban entre manos los grandes fabricantes con la idea de adaptarlo a su empresa. ¡Veinticinco años! Se admira de cómo ha avanzado la especialización del trabajo: fábricas de válvulas, de chasís, de ejes, de focos, de motores, de parachoques... Ve funcionar una máquina que cada vez estampa una plancha de carrocería. Antes de salir de viaje había estado discutiendo con un empleado de David si después de estampar una carrocería era necesario retocarla a martillazos. Pues no señor: tal como salen de la estampa, cortan las planchas, las sueldan, las colocan. Una de las preocupaciones principales es encontrar un proveedor de ejes. Y mientras lo busca, da órdenes sobre cosas que hay que hacer en el taller y se dedica a proyectar: “Ja he dibuixat el radiador, que per cert ha sortit espatarrant. Serà el radiador més bonic que haurem tingut”. Qué entusiasmo se desprende de estas cartas. “Un automobile da corsa è piu bello della Vittoria de Samotrazia!”, decía Marinetti, comandante de futuristas italianos.

“Ja he comprat la mar de cosas, avuy penso acabar i demá m’en aniré a Rome a veurer, no el Papa, sino la casa Rome Turney Radiator”. Rome es una ciudad del Estado de Nueva York, y la Rome Turney Radiator, la marca que equipaba los coches Ford. “Si fessim cent cotxes aixó sol ens representaria 4.000 duros de ganancia. Con pots pensar, de tot això no en diguis res a ningú ni a n’en Fonts dons seria tremendo si se sapigués. Espero que aquesta vegada no’m faràs quedar malament i sabràs callar” –le escribe a su hermano Frick, que años más tarde fue el impulsor del circuito de Terramar de Sitges. Frick era el padre del amigo Albert Armangué, que me pasó las cartas, que tienen ese aroma tan estimulante a gasolina, escritas “en lo pus bell catalanesch del món”.

Los coches David, los taxis David, el garage David, el drugstore David, forman parte de la historia de Barcelona