El público achanta al árbitro
Los colegiados muestran más tarjetas a los equipos locales desde el inicio de la pandemia
FACTOR CAMPO
Jugar en casa aumenta la probabilidad de victoria incluso cuando no hay espectadores
INVESTIGACIÓN ORIGINAL Científicos alemanes aprovechan la covid para estudiar la influencia de la hinchada en los partidos
Los árbitros sancionan por igual a jugadores locales y visitantes cuando no hay público en los estadios de fútbol. En partidos con público, en cambio, muestran un 16% más de tarjetas amarillas y un 33% más de tarjetas rojas a los jugadores visitantes.
Pese a este cambio en el comportamiento de los árbitros, los equipos que juegan en casa siguen marcando más goles y teniendo más probabilidades de ganar que los visitantes incluso en estadios vacíos, concluye un estudio publicado ayer en la publicación científica Plos One.
Los investigadores han analizado datos de más de mil partidos jugados sin público en diez ligas europeas en el último año y los han comparado con datos de más de 35.000 partidos de años anteriores. Su objetivo inicial era aclarar “en qué medida el público influye en el factor campo”, que da ventaja a los equipos locales, informa por correo electrónico Fabian Wunderlich, investigador de la Universidad Alemana de Deportes en Colonia y primer autor del trabajo.
La conclusión principal es que, en ausencia de público, el factor campo se reduce pero no desaparece. Si desde agosto del 2010 hasta marzo del 2020 los locales habían ganado el 45% de los partidos y perdido el 28%, con los estadios vacíos han seguido ganando el 43% y han perdido el 32%.
“Vemos un efecto más acusado en Laliga que en otros países”, señala Wunderlich, que ha facilitado a La Vanguardia los datos de la competición española. Aquí las victorias locales han bajado del 48% al 41%, mientras que las visitantes han subido de 28% al 32%.
Se observa la misma tendencia si se analiza el número de goles. En el conjunto de las diez ligas europeas, la media de goles marcados por los equipos locales ha bajado de 1,50 a 1,47 por partido tras prohibirse la entrada de público a los estadios. La de los visitantes ha subido de 1,14 a 1,24. De nuevo, el factor campo se reduce pero no desaparece.
El resultado más llamativo del estudio es que el público parece afectar más a la actuación de los árbitros que a la de los jugadores. Las tarjetas amarillas mostradas a jugadores locales han subido de una media de 1,89 por partido antes del inicio de la pandemia a 2,21 después. Las de los jugadores visitantes se han reducido de 2,20 a 2,06.
Lo mismo ocurre con las tarjetas rojas. Han subido de 0,09 a 0,12 por partido para los locales. Apenas han cambiado para los visitantes, para los que han pasado de 0,12 a 0,11.
Y una tendencia similar se observa con las faltas pitadas contra cada equipo. Suben un 7,0% para los locales –de 13,03 a 13,94 por partido– y un 2,1% para los visitantes –de 13,40 a 13,68–.
Curiosamente, lo que más cambia es que los árbitros sancionan más a los jugadores locales, y no tanto que sancionen menos a los visitantes. Por lo tanto, no es que la presión del público les lleve a ser más estrictos con los visitantes sino más permisivos con los locales.
“Estudios anteriores han mostrado que los árbitros reaccionan al ruido del público cuando toman decisiones sobre sanciones y que pitan los penaltis más fácilmente a favor de los equipos de casa”, declara Wunderlich.
Si el sesgo del árbitro desaparece y ya no hay público animando al equipo local, ¿cómo explicar entonces que el factor campo se mantenga en gran parte? Los factores que pueden intervenir, según los investigadores, incluyen el cansancio por el desplazamiento del equipo visitante, las tácticas más ofensivas de los locales, la familiaridad con el terreno de juego y las expectativas de victoria de los jugadores, que pueden influir en su rendimiento.