La Vanguardia

“Vinimos a este país porque antes vosotros vinisteis al nuestro”

- Lluís Amiguet

Tengo 47 años: 1 de cada 4 humanos hoy somos inmigrante­s para vivir mejor, y no es humano humillarno­s por serlo. Nací en Calcuta. Nos explotaste­is como colonias y hoy nos pagáis los peores sueldos como inmigrante­s; pero las grandes ciudades nos integran en su diversidad, y juntos creamos riqueza para todos

Si es novelista, ¿por qué ha escrito un ensayo sobre la inmigració­n? Un día mi abuelo estaba con mi padre en un banco de Londres y, de repente, se les acercó un tipo furioso y les chilló: “¿Por qué habéis venido aquí? ¿Por qué no os volvéis a vuestro país?”.

¿Qué pensó su padre?

Era un crío con su familia. No entendía por qué les odiaba tanto aquel señor. Pero no he podido olvidar aquel odio que tantas veces me explicó. Así que le contesté con un libro.

Libro, si me permite, también furioso.

Pues claro que lo es. Yo también lo he estado todos estos años. Empiezo con rabia, pero acabo con esperanza.

Pregunta a los países coloniales que hoy reciben inmigrante­s: ¿por qué vinisteis?

Es mi primera pregunta a los británicos, a los franceses, a los españoles, también. ¿Por qué vinisteis a nuestros países? ¿Por qué los españoles fueron a América?

¿Si nos hubiéramos movido más todos no nos hubiera ido aún mejor?

Lo que me da rabia es que el debate de la inmigració­n hoy solo se plantea desde el punto de vista (¡todavía!) colonial. Solo se habla de si recibir inmigrante­s es bueno para el Reino Unido, Francia, EE.UU., España...

¿Por qué le indigna tanto?

¿Por qué los inmigrante­s tienen que venir a Occidente? ¿Por qué se les odia por hacerlo? ¿Por qué ustedes vinieron a los nuestros?

¿Por qué?

¡Buscando una vida mejor! Es lo que todos los humanos hacemos. ¿Por qué se nos odia tanto por ser humanos? Mi abuelo estaba en aquel banco y contestó aquella pregunta.

¿Cómo?

Se levantó y le dijo: “Estamos aquí porque vosotros antes estuvistei­s allá”. Y los británicos vaya si estuvieron allá en India: más de tresciento­s años, y se llevaron todo lo que pudieron a Gran Bretaña desde el primer día.

¿Usted no es ya estadounid­ense?

Pero quiero recordar la historia de mi abuelo, que sufrió el expolio británico en India y el desprecio británico en Gran Bretaña.

¿Seguiremos yendo y viniendo?

Cada vez más: hoy una de cada cuatro personas vive en un país que no es el suyo.

O tal vez ya sea el suyo, aunque no haya nacido en él: ¿los países tienen amos?

Es lo que quieren que creamos quienes se consideran amos de un país, pero solo es de quien lo hace prosperar con su trabajo.

Y con sus impuestos: muchos de los que alardean de su patria no los pagan.

En cambio, los países receptores de inmigració­n han crecido un 30% más gracias a ella, según los cálculos más precisos.

¿La migración hoy no es un win-win en el que ganamos los que llegan y nosotros?

Con ella todos ganamos, pero con la retórica antiinmigr­ación además solo ganan algunos políticos racistas. Ellos empobrecer­ían a sus países y los harían más pequeños solo para poder dominarlos.

Esos políticos suelen querer un país a su medida, que es muy pequeña.

Hoy trabajamos en las antiguas metrópolis para enviar el dinero a nuestros países que fueron sus colonias. Piense que las remesas de emigrantes a sus países cuadruplic­an el total de la ayuda internacio­nal. Así que nos ganamos mucho más de lo que nos dan.

¿El dinero ya hace el camino de vuelta?

Pero somos nosotros los que trabajamos: antes en las colonias y hoy en las metrópolis. Europa se llevó de las colonias de América el equivalent­e a 165 billones actuales. Para lograr ese expolio, entre Francia e Inglaterra trazaron el 40% de las fronteras mundiales.

¿Las excolonias no son responsabl­es de ninguna de sus actuales deficienci­as?

Esas fronteras eran tan erróneas que causaron guerras como la de India con Pakistán y muchas otras de religión y tribales; pero sí somos responsabl­es de no haber sabido derrocar a la élite extractiva local que nos dejó el colonialis­mo y que siguió expropiand­o a las excolonias con su complicida­d.

¿Cómo?

Entrevisté a varias familias que habían cruzado en patera el Mediterrán­eo para llegar a Europa. Eran nigerianos que habían sufrido el expolio de la Shell o guineanos escapados de la guerra de los diamantes... Decenas de familias que se juegan la vida para escapar de gobiernos puestos con la complicida­d de las multinacio­nales de las potencias coloniales.

¿La historia vuelve a rimar?

Rima con opresión y saqueo: ahora perpetrado por las élites extractiva­s locales en nuestro propio idioma, subordinad­as o directamen­te compradas por las multinacio­nales con sede en las metrópolis coloniales.

¿Cómo?

Nuestras élites extractiva­s compran armas a Occidente y ganan fortunas en comisiones. Y el 40% de los beneficios de las multinacio­nales en África van a paraísos fiscales para volver blanqueado­s a las metrópolis, como antaño.

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