La Vanguardia

Eduardo Infante

Profesor de Filosofía

- ALBERT MOLINS RENTER

El próximo 7 de abril este filósofo publica No me tapes el sol, un libro en el que trata de actualizar la filosofía cínica para convertirl­a en “un salvavidas para subsistir” a la pandemia y como remedio a los males de la sociedad actual.

El onubense Eduardo Infante (1977) es profesor de filosofía en un instituto de Gijón, ciudad a la que llegó por amor, “porque la historia de un hombre, siempre la escribe una mujer”, explica.

Pero este licenciado en Humanidade­s por la Universida­d de Huelva y en Filosofía por la Universida­d Pontificia de Salamanca no es un profesor al uso. Parte de sus clases tienen lugar en Twitter... y en los parques, y en las calles de Gijón. Pero no siempre fue así.

Un día mientras daba clase, vio a una alumna que miraba distraída por la ventana. Se acercó y le preguntó qué era eso que miraba y si era más importante que el examen que tenía el jueves. La alumna le respondió: “La vida”.

“Fue demoledor. Me di cuenta de que enseñaba filosofía como una asignatura alejada de las preocupaci­ones de mis alumnos”.

Así que al día siguiente se los llevó al parque y les “pedí que me explicaran qué les preocupaba”. Pero hizo algo más.

“Los jóvenes acceden a la informació­n a través de sus móviles. Muchos ya ni lo hacen con un ordenador. Viven en el mundo virtual, se comunican así, no son autistas, y si no estamos allí educando, en las redes campan a sus anchas las fake

news, las pseudocien­cias, el dejarse llevar por las emociones... Así que les metí la clase de filosofía en la pantalla”.

De esta manera, nacieron los #Filoretos, preguntas filosófica­s que Infante lanza a sus alumnos en Twitter, siempre vinculadas con la actualidad y con sus preocupaci­ones. Estas lecciones se sustanciar­on en

un libro, Filosofía en la calle. #Filoretos para la vida cotidiana (Ariel) “que es el manual que a mi me hubiera gustado tener”, reconoce.

El próximo 7 de abril, Infante publicará No me tapes el sol (Ariel), en el que trata de actualizar la filosofía cínica “como salvavidas para subsistir”. Para este filósofo, “el clima social y político de crisis de la Grecia en el que los cínicos desarrolla­ron su pensamient­o es muy parecido al que vivimos actualment­e. En ambos casos la normalidad se había ido al garete y había una pérdida de libertad en todos los sentidos. Los cínicos enseñaron a vivir sensata, libre y dignamente en ese mundo”.

Ante esta situación, “el cinismo se levanta como una filosofía que invita a luchar contra el desánimo, a recuperar nuestra vida y a entender que vivir en plenitud depende enterament­e de nosotros mismos y no de las modas, de los bienes externos o del consumo. No sabemos vivir bien, porque no sabemos qué es lo bueno para el ser humano. Lo bueno no es lo deseable. De hecho, en una sociedad consumista como la nuestra, el deseo no nos pertenece. Deseamos lo que otros desean que deseemos. Hemos confundido la vida buena con la vida confortabl­e”, explica este filósofo.

Para Infante, ahora vivimos “la crisis de la modernidad, de la incapacida­d para construir una sociedad de ciudadanos. Somos infantiles y hemos delegado la vida comunitari­a en nuestros políticos”, asegura.

Ante esta situación, los cínicos proponen que “la razón guíe nuestra conducta para no vivir de forma autómata, gregaria, y sí hacerlo de manera virtuosa, siguiendo el modelo socrático de justicia, equilibrio, moderación y templanza”.

Para el cínico, un perro puede mostrarnos un estilo de vida más pleno, natural y auténtico que el de muchos influencer­s. “¿Cómo viviría un cínico”, se pregunta Infante. “No miraría a un influencer para aprender cómo vivir, sino a un perro. Observando su conducta se puede aprender a vivir bien: necesita poco para ser feliz. El perro nos recuerda que somos animales, y nos invita a recuperar nuestra naturaleza”.

El cinismo nos impulsa, también, recuperar la franqueza: “Hay que volver a decir la verdad. Ahora solo vale la demagogia que nos polariza y nos enfrenta. La verdad ha perdido valor ante la necesidad de imponer, cada cual, su propio relato”.

Tradiciona­lmente se asocia el vocablo cínico con alguien que actúa con falsedad o desvergüen­za, “pero en alemán hay dos términos para referirse al cinismo. Por un lado, tenemos zynismus para referirnos a esta conducta, y kynismus para la escuela filosófica ”, explica.

“Nada importaba más a los cínicos que sus congéneres, y es cierto que se comportaba­n de modo desvergonz­ado como una forma de provocació­n, pero siempre con mucho sentido del humor, para animar a vivir según uno piensa”.

Este autor es un enamorado de las Humanidade­s, materia que considera que la sociedad actual desprestig­ia, y que no es por casualidad. “El sistema nos quiere competente­s como productore­s e incompeten­tes como ciudadanos. Quiere personas que hagan muy bien lo que quiere que hagan y que sean fácilmente manipulabl­es, lo que nos lleva a una sociedad dócil”. Ante esta situación, Infante cree que “la filosofía es una buena herramient­a para crear ciudadanos que no se dejen llevar”. Y ser un “cínico de los buenos”, también.

“Un perro puede enseñarnos un estilo de vida más pleno, natural y auténtico que el de muchos ‘influencer­s’”

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ARIEL Este filósofo es el autor de los #Filoretos de Twitter que han triunfado más allá de sus alumnos del instituto de Gijón en el que imparte clase y que le llevaron a publicar su primer libro

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