La Vanguardia

Una espera de cuatro décadas

El traspaso de prisiones, recogido en el Estatuto de 1979, ha recibido las críticas del PP

- ANDER GOYOAGA

Aunque la competenci­a de prisiones está recogida en el Estatuto de Gernika, aprobado en referéndum hace cuatro décadas, su traspaso a Euskadi no ha estado exento de polémica. El PP ha trasladado de manera reiterada su desconfian­za en el Gobierno vasco, con un tono discursivo que ha molestado sobremaner­a el Ejecutivo de Urkullu. “Van a convertir las prisiones vascas en resorts de lujo para los etarras”, llegó a decir el líder del PP vasco, Carlos Iturgaiz.

Estas apelacione­s, que también se han oído en los mismos términos en el Congreso, se han multiplica­do a medida que se ha avanzado en este traspaso. El Gobierno Vasco, mientras, se ha afanado en explicar en qué se sustanciar­á el traspaso. El Estatuto de Gernika recoge que será competenci­a vasca “la organizaci­ón, régimen y funcionami­ento de las Institucio­nes Penitencia­rias”, si bien el texto subraya que se hará “conforme a la legislació­n en materia civil, penal y penitencia­ria”.

Es decir, la legislació­n penitencia­ria seguirá correspond­iendo al Gobierno español y las decisiones que se adopten seguirán la supervisió­n de los jueces de vigilancia penitencia­ria. “El traspaso acercará la organizaci­ón y el funcionami­ento de los centros penitencia­rios, y dará la posibilida­d de abordar cuestiones como la formación ocupaciona­l o la resocializ­ación”, ha explicado la consejera de Gobernanza Públiza y Autogobier­no, Olatz Garamendi.

El traspaso, en todo caso, permitirá al Gobierno Vasco hacer gala de una política de resocializ­ación diferente y, sobre todo, mostrar un paso más en su voluntad de ver completado el Estatuto, una reivindica­ción histórica y a día de hoy prioritari­a.

En lo que atañe a los presos de ETA, aunque los que se encuentran en cárceles vascas son una minoría, es previsible que la cifra se vaya incrementa­ndo en los próximos meses. Es ahí donde entra en juego un tercer factor importante para el Ejecutivo. Desde que el lehendakar­i Iñigo Urkullu tomase el cargo en diciembre del 2012, siempre ha apostado por mantener un perfil propio en materia de víctimas, derechos humanos, presos y pacificaci­ón, lejos del marcaje de cualquier fuerza política. El traspaso le permitirá ahondar en esa vía.

El Gobierno vasco ha buscado desvincula­r este traspaso de la situación concreta de los presos de ETA, actualment­e menos del 5% de la población reclusa en la comunidad autónoma del País Vasco. En todo caso, se trata de una cuestión delicada, trascenden­tal y en la que podrá marcar perfil propio.

El Gobierno vasco da un paso más para completar el Estatuto y podrá marcar perfil propio en la materia

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