La Vanguardia

“Soy un superhéroe”

Rey Mysterio, astro de ‘Wrestleman­ia’, reflexiona acerca del mundo de la lucha libre

- Sergio Heredia

La noche es más oscura justo antes del amanecer. Y os lo prometo: está a punto de amanecer

Batman

Me entra un mensaje en el email. Dice:

–Rey Mysterio ya está en la sala. Te está esperando.

Abro Zoom.

Y ahí está el hombre, el luchador, Rey Mysterio (46), atendiéndo­me desde Estados Unidos, con el rostro oculto bajo la máscara.

Le pregunto:

–¿Debo llamarle Óscar (su nombre real es Óscar Gutiérrez), o debo llamarle Rey Mysterio?

–Rey Mysterio está bien.

–¿Y por qué no Óscar?

–Esto es como Bruce Wayne y Batman. Cuando Batman trae la máscara nadie lo conoce por Bruce. Hay que separar al hombre del personaje.

OK, pues vamos al personaje.

(...)

De crío, me pasaba horas contemplan­do

Pressing Catch.

¡Cómo se zurraban aquellos tipos! Hulk Hogan, Macho Man, El Último Guerrero... Eran gigantesco­s personajes que se subían a un cuadriláte­ro, ante el público enloquecid­o, y volaban sobre la lona, se golpeaban como en los dibujos animados, se desplomaba­n, se luxaban y se volvían a levantar.

Aquellos tipos encarnaban la lucha del bien y el mal, en un guion imprevisib­le, imposible de descifrar, pues se escribía sobre la marcha, según el sentir del público. Para un crío aquello era hipnótico. Hago la prueba.

Le digo a Julia (10):

–¿Quieres ver esto?

Mi hija se encoge de hombros.

Le hago sitio a mi lado. Abro Youtube. Me voy a Wrestleman­ia, el gran espectácul­o del wrestling, cuya próxima edición se celebra el próximo fin de semana (10 y 11 de abril, en Tampa Bay, Florida). Pulso el play.

Han pasado tres minutos y Julia no se mueve de mi lado. Fascinada, contempla cómo los superhéroe­s se zurran.

Cuando Rey Mysterio vuela y cae encima de Undertaker, mi hija me pregunta:

–¿Se pegan de verdad?

De críos, todos nos hemos hecho esa pregunta.

(...)

Le pregunto a Rey Mysterio: –Sobre el cuadriláte­ro, ¿qué hay de realidad y qué hay de interpreta­ción?

–En muchas ocasiones se interpreta. Pero es esencial la condición física y la mentalidad de hacer las cosas y los movimiento­s en el momento correcto. Eso distingue al gran luchador.

–Pero, ¿el guion está preescrito de antemano?

–Cuenta mucho la voluntad del público. Si algo no le interesa, debes atraerle. Debes seducirle y tener ojo para darle los momentos increíbles que te está pidiendo. Debes procurar que el público te señale y decida que vas a ser más grande.

–¿Usted se siente un superhéroe? –Por momentos, sí. Siempre he sido aficionado a las caricatura­s, las series, las películas... Siento que soy un superhéroe, algo a lo que queremos aspirar. Aunque mi referente fue mi tío.

Su tío también fue Rey Mysterio, luchador legendario.

Rey Mysterio llevaba al sobrino a las peleas. Su madre, también.

–Mi madre me agarraba los viernes y me llevaba a ver cómo luchaban. A los ocho años, yo ya entraba en el gimnasio de mi tío. Pero esa no era una ventaja...

–¿...?

–Mi tío daba las clases y quiso hacer ejemplo de mí. Además, como yo era pequeño, costó que los promotores y ciertos luchadores me aceptaran.

–¿Hay que ser grandote? –Muchos superan el 1,90 m de estatura y las 200 libras (90 kilos).

Rey Mysterio mide 1,68 m y no llega a 80 kilos.

Y acaso por su estatura, acaso por sus valores, Rey Mysterio encarna el bien.

–Toda mi vida he sido bueno. Es parte de la magia de un niño, querer ver que las cosas se hacen bien. Los padres debemos ser ejemplares, hacer las cosas correctas.

De su tío heredó la máscara. Y su tío la había heredado de la lucha libre mexicana.

–La máscara viene de los luchadores de los años 30, forma parte de nuestra cultura. Mi tío luchó enmascarad­o, era mi superhéroe y yo siempre he querido ser un enmascarad­o como él.

–Y si usted se quita la máscara, ¿le reconocerí­an en la calle?

–Los aficionado­s de corazón me reconocen por los tatuajes. Si me ven en la playa, sin la camiseta, eso les da luz verde para venir y preguntarm­e.

–¿Le molesta?

–Mi carrera se la debo al público. Ellos pagan el boleto, compran la camiseta y el muñeco. Mis ganancias son por ellos. –Tiene 46 años, ¿cuánto le queda? –Llevo seis años diciendo que esto se acaba. Pero en los últimos tres años me he sometido a un tratamient­o con células madre que me ha regenerado. El tratamient­o es fuente de juventud, y me ha permitido compartir el cuadriláte­ro con mi hijo.

Dominik Mysterio, su hijo, también forma parte del mundo de los superhéroe­s.

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WWE@ES Rey Mysterio, en un combate reciente
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