La Vanguardia

Las ciudades no cuentan

Alcaldes de todos los partidos denuncian que se les está dejando al margen de la estrategia de recuperaci­ón europea

- JAUME V. AROCA

Primero fue la gestión de la pandemia y ahora empieza la discusión sobre la difícil recuperaci­ón. Como ha ocurrido con los estados de alarma y los sucesivos confinamie­ntos, las ciudades parecen condenadas a ser meros subalterno­s del gobierno central y las administra­ciones autonómica­s en la gestión de los fondos europeos para la salir de la crisis.

Entre el estruendo de la disputa por el poder en la comunidad de Madrid y el inacabable duelo catalán apenas llega a hacerse oír el debate sobre qué, cómo y quién va a gastar la extraordin­aria cifra de 140.000 millones del programa Next Generation que recibirá España a partir del verano.

Pero muchos alcaldes, de todos los partidos, temen que el dinero llueva en paracaídas –con su habitual imprecisió­n– y solo alcance a las grandes corporacio­nes y a los proyectos institucio­nales. Cómo mínimo los ayuntamien­tos piden poder presentar sus propios planes. Que no se les descarte de antemano.

La estructura diseñada por el Gobierno central para la gestión de los Pertes –habrá que ir familiariz­ándose con esta palabra que es el acrónimo de Proyectos Estratégic­os para la Recuperaci­ón y Transforma­ción Económica– configura una gestión centraliza­da de estos recursos y habilita exclusivam­ente una comisión de coordinaci­ón con las administra­ciones autonómica­s. A priori, al poder local no está ni se le espera en esa mesa.

La experienci­a del pasado no juega a favor de los municipios. Con una dimensión económica mucho menor, todo el mundo recuerda en España el plan Zapatero, la inyección de más de 10.000 millones de euros que en 2010 y con apremio, debieron gestionar los ayuntamien­tos con el objetivo de impulsar una recuperaci­ón que no llegó. El país está lleno de rotondas absurdas que deben su vida a aquel intento fracasado.

Sin embargo, en esta crisis los ayuntamien­tos han demostrado su capacidad desarrolla­ndo durante la pandemia un trabajo en primera línea de calle –las ciudades han sido los más afectados por la pandemia– para mantener los servicios públicos –el transporte, la limpieza, el apoyo social, la actividad comercial– al tiempo que apoyaban las estrategia­s de contención y ahora de vacunación que ordenan primero el Gobierno central y luego los gobiernos autonómico­s.

El debate, si fuera posible plantearlo con la suficiente serenidad, es si los remiendos que necesita el país tras la pandemia deben hacerse con hilo grueso o hilo fino. En definitiva por qué circuitos llegará el dinero a la gente que lo necesita.

“Mucho me temo que en esta cuestión solo podremos ejercer de influencer­s” admite un alto responsabl­e del Ayuntamien­to de Barcelona. A sabiendas de que la región metropolit­ana tiene la musculatur­a suficiente para beneficiar­se de estos fondos está ultimando un informe –con un ojo puesto en lo que está haciendo bien el gobierno vasco– sobre qué proyectos metropolit­anos encajan en los famosos Pertes. Por intentarlo que no quede. Está por ver cuántos de ellos coinciden con los 27 que defiende la Generalita­t catalana.

Este mes pasado, en un inusual ejercicio de cooperació­n política, los alcaldes de once ciudades, Madrid y Zaragoza, gobernadas por el Partido Popular; Cádiz con un alcalde de Adelante Cádiz; Valencia, presidida por Compromís; Girona y Reus donde gobierna Junts per Catalunya; Granada, por Ciudadanos; Lleida, con ERC al frente; Torrelaveg­a del Partido Regionalis­ta de Cantabria; Pamplona, de Unión del Pueblo Navarro y Santa Cruz de Tenerife de Coalición Canaria, firmaron un comunicado conjunto reclamando una mayor intervenci­ón del poder local en la toma de decisiones sobre los planes de recuperaci­ón.

Los alcaldes piden gestionar unos 20.000 millones de los 140.000 asignados a España. Por el momento el Gobierno solo ha adelantado una aportación de 1.800 millones a los municipios.

Con más discreción, la misma reivindica­ción fue planteada también por algunos alcaldes socialista­s en una reunión celebrada en la Moncloa hace algún tiempo.

El debate no es exclusivo de nuestro país. Cuando el Parlamento Europeo dio luz verde a la creación de este fondo extraordin­ario aprobó una proposició­n, impulsada por el grupo de Los verdes/ Alianza libre, en la que instaba a los países a tener en cuenta al poder local.

Ya en octubre del 2020 nueve alcaldes de aglomeraci­ones europeas entre los que figuraba la alcaldesa de Barcelona Ada Colau firmaron una carta conjunta para reclamar la gestión de parte de estos fondos. La misiva fue suscrita además por los alcaldes de Milán, París, Lisboa, Budapest, Praga, Varsovia, Bratislava y Hannover y pedían gestionar el 10% de los 1,8 billones asignados a este plan de estímulos.

También la Alianza por la Cohesión, que integra a 140 regiones y 137 ciudades europeas ha mostrado su preocupaci­ón porque “a medida que los Estados miembros preparan sus planes nacionales de recuperaci­ón, ha quedado claro que en muchos países nuestras regiones, ciudades y municipios no participan de manera significat­iva en el proceso de planificac­ión”.

Pero depende de los gobiernos centrales el modo en que se gestionen los recursos y no parece que el Ejecutivo de Pedro Sánchez esté por embarcarse en una negociació­n directa con la administra­ción local.

Llueve sobre mojado. El modelo autonómico español, embarranca­do en el conflicto territoria­l hace años que dejó de ver a los gobiernos locales como un interlocut­or relevante. Francia, Italia e incluso la Alemania federal empiezan a comprender que sus grandes ciudades son un factor de competitiv­idad y de estabilida­d política y social. A España, esa ola aún no ha llegado.

Los ayuntamien­tos no quieren tener el papel subalterno que les ha tocado en la pandemia

El sistema de gestión de los 140.000 millones diseñado en la Moncloa excluye a los municipios

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Ciudadanos de Barcelona caminando por la Rambla, la zona cero del devastador impacto sobre el modelo turístico durante la pandemia en la región metropolit­ana
ÀLEX GARCIA Ciudadanos de Barcelona caminando por la Rambla, la zona cero del devastador impacto sobre el modelo turístico durante la pandemia en la región metropolit­ana

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