Vía crucis con menores
Los jóvenes hablan del ‘bullying’, la inmigración y la soledad de los enfermos
Por segundo año consecutivo, el vía crucis del Viernes Santo ha vuelto a celebrarse en la plaza de San Pedro del Vaticano sin público, para evitar las aglomeraciones tradicionales de fieles. A diferencia del año pasado, con la plaza prácticamente vacía, este año han podido asistir cerca de 250 personas, entre los que estaban los cardenales y oficiales de la Curia romana y un grupo de niños y jóvenes de 8 a 19 años que se han convertido en los protagonistas de la ceremonia. El subdirector editorial de los medios vaticanos, Alessandro Gisotti, explicó que el Papa ha querido invitar “a mirar el sufrimiento de la humanidad, especialmente en esta época marcada por la pandemia, a través de los ojos de los más pequeños. En la ceremonia han participado los chicos que han seguido los cursos de preparación de la primera comunión y de la confirmación de la parroquia Santos Mártires de Uganda de Roma y un grupo de boy scouts de Foligno (Umbria). Cuatro de los chicos leían los textos mientras que otros ocho portaban la cruz.
El Papa llegó puntual a las nueve de la noche al atrio situado en la plaza de San Pedro para presidir las meditaciones de las catorce estaciones del via crucis. Igual que el año pasado el Pontífice prefirió no pronunciar ningún discurso, pero como entonces las imágenes de la plaza casi desierta, de noche, esta vez con el Papa y unos pocos niños hablaban por si solas.
El bullying escolar, la inmigración, las mentiras a los padres, las desilusiones en la escuela o la soledad que han vivido los enfermos de covid fueron algunos de los temas escogidos por los menores. Uno de los textos, sobre la integración, revive la escena de un chico que jugaba al fútbol con los amigos del barrio mientras el hijo de una familia que acaba de mudarse los observaba. “Él no jugaba con nosotros, ni siquiera entendía bien nuestra lengua (...) Walid desde aquel día es uno de mis mejores amigos, además de ser el portero de nuestro equipo”.
En otro momento se hizo referencia a una campaña de recogida de juguetes para los niños refugiados de Kosovo. La pandemia y la soledad que han vivido los enfermos de covid fue otro de los temas de las meditaciones. Uno de los chicos explicó como unos hombres “que parecían astronautas, vestidos con bata, guantes, mascarillas y visera” se llevaron a su abuelo que tenía dificultades para respirar. “Fue la última vez que lo vi, murió poco después en el hospital, imagino que sufriendo también a causa de la soledad. No pude estar cerca de él físicamente, decirle adiós y darle consuelo”.
En la ceremonia había ‘boy scouts’ y chicos que preparan la primera comunión y la confirmación