La Vanguardia

Bulgaria se pronuncia sobre el populismo del presidente Borísov

- SOFÍA

Los búlgaros fueron ayer a las urnas. Elecciones parlamenta­rias que, en realidad, eran un plebiscito sobre el primer ministro Boiko Borísov después de muchos meses de protestas antigubern­amentales.

Borísov aspira a un cuarto mandato. Tiene 61 años y lidera el partido GERB, que en teoría es de centrodere­cha pero que en la práctica es una formación populista.

Borísov fundó GERB en el 2006 y ganó las elecciones en el 2010. Desde entonces ha gobernado Bulgaria con puño de hierro.

Ayer votó sin la presencia de periodista­s debido a las restriccio­nes impuestas para atajar el coronaviru­s. De hecho, ha evitado el contacto con la prensa desde que las protestas contra su gobierno tomaron las calles el pasado mes de julio.

Se comunica a través de las redes sociales, donde casi a diario cuelga sus visitas a lugares en construcci­ón para dar sentido al lema de su campaña: “Trabajo, trabajo, trabajo”.

Los manifestan­tes acusan a Borísov de haber claudicado ante la oligarquía, de no haber logrado erradicar la corrupción ni reformado el sistema judicial para que sea más independie­nte.

El presidente Rumen Radev, un firme detractor de Borísov, hizo una llamamient­o para que los búlgaros hicieran de la jornada electoral el primer paso para recuperar el estado de derecho. Después de votar criticó la falta de justicia y la corrupción rampante.

Bulgaria se incorporó a la OTAN en el 2004 y a la Unión Europea en el 2007 pero nunca ha sido un verdadero estado de derecho. La libertad de expresión y de prensa están muy restringid­as.

Borísov juega, a pesar de todo, la carta europeísta ante un país que no olvida los años bajo el telón de Acero. Ayer puso de relieve “el gran apoyo que hemos recibido de nuestros socios europeos, señal de lo mucho que valoran un gobierno estable y proeuropeo en Bulgaria”.

Los últimos sondeos daban a Borísov una cómoda ventaja. El GERB será el partido con más escaños, pero el Parlamento estará muy fragmentad­o, ya que pequeños partidos antigubern­amentales lograrán superar la barrera del 4% para obtener representa­ción. El primer ministro no lo tendrá fácil para construir una coalición de gobierno.

El Partido Socialista de Bulgaria es la principal fuerza de la oposición. Su líder, Korneliya Ninova, dijo que había votado por “reformas y estabilida­d” y por “una Bulgaria social que no deje a nadie atrás”.en tercer lugar es posible que quede el partido de un presentado­r de televisión. Borísov se beneficiar­á de la baja participac­ión por culpa del virus y al hecho de que ha prohibido el voto por correo o anticipada­mente.

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