La Vanguardia

Negociar un gobierno de reojo

Las urnas cambiaron las tornas en el independen­tismo y los tribunales los protagonis­tas. La pandemia lo cambió todo. ERC y Junts debían pactar el Govern de la recuperaci­ón pero se arriesgan a repetir elecciones por accidente

- Isabel Garcia Pagan @igpagan / igarcia@lavanguard­ia.es

Catalunya necesita un Govern en plenitud de funciones. Una evidencia que genera preguntas simples –¿qué gobierno? ¿con que programa? ¿cómo se aplica?...– para las que ERC, Junts… y la CUP no tienen respuestas homogéneas. Así, la negociació­n se dilata, los días se suceden en blanco y el argumentar­io no varía. Los republican­os ansían tomar el mando de la Generalita­t y defienden que Catalunya no puede esperar para afrontar la crisis económica y social tras la pandemia. Los posconverg­entes replican que lo que no se puede permitir Catalunya es un nuevo gobierno de “colisión” que institucio­nalice la parálisis.

Cada una de las estrategia­s busca encaje en el calendario electoral. ERC aceleró la negociació­n con la CUP con un doble objetivo, evitar que los anticapita­listas estuvieran tentados con el bloqueo y arrinconar a Junts en el terreno de juego. En el 2015, con una veintena de diputados, ERC pensó que para avanzar hacia la independen­cia había que ir de la mano de CDC, pero ahora el objetivo es someter a los “convergent­es” y ampliar la base en otra dirección. “El pacto con la CUP nos sirve para muchas cosas”, argumentan los republican­os, y esa es una.

Pero el Junts que tiene a Jordi Sànchez como estratega al mando –Carles Puigdemont nunca se inmiscuyó en el día a día de la vida orgánica de sus partidos– no puede diferir más de CDC. Sànchez advirtió tras el 14-F que Junts no estaría en el Govern a cualquier precio y ahí sigue… También garantiza que no especulará con nuevas elecciones, lo que reduce el terreno de juego. O pacto de gobierno o investir y esperar... en la oposición. Eso obligaría a ERC a levantarse de la mesa y oficializa­r la ruptura, porque Junts no lo va a hacer…

Pese a su determinac­ión pública, ERC y Junts se arriesgan a repetir elecciones “por accidente”. En teoría, se mantiene una lánguida negociació­n para llegar a un acuerdo –un simple intercambi­o de documentos estos días–. Los republican­os ponen como punto de partida las declaracio­nes de intencione­s pactadas con la CUP y Junts quiere un plan de gobierno detallado, con leyes en cartera y acciones cuantifica­bles. El plan de Junts es una legislatur­a de cuatro años y el de ERC, sobrevivir a los dos primeros, teniendo en cuenta las consecuenc­ias de la pandemia.

A Junts le enerva el papel protagonis­ta de la CUP y a ERC el de Puigdemont y el Consell per la República. “Sin sustitucio­nes ni tutelas”, se plantó Pere Aragonès, pero para esquivar al expresiden­t se pone sobre la mesa un Estado mayor igual de ajeno a las institucio­nes. Vincular el Govern a la estrategia en Madrid es la gota posconverg­ente que colma el vaso republican­o. La decisión de ERC de apuntalar el Gobierno de Pedro Sánchez es estratégic­a, otra cosa es que hasta entre los comunes se admite que, con la carpeta catalana, el presidente no es de fiar.

Los anticapita­listas han votado más veces con Junts en Madrid que con ERC, pero en Catalunya han inaugurado otra línea de actuación que, según los posconverg­entes, los republican­os alientan. Mientras Aragonès batalla contra la tutela de Puigdemont, la CUP lanza vetos públicos sobre el “perfil” de los candidatos a consellers de Junts. La paradoja es que los señalados son –con la excepción de Joan Canadell– los que en el equipo de Aragonès se digieren mejor como compañeros de viaje en el Consell Executiu. ERC ha evitado en todo momento invitar a la CUP a formar parte del Govern, a petición de los negociador­es anticapita­listas, y en Junts cunde el hartazgo: “Que gobiernen con ellos”.

Si no hay estrategia, ni unidad en Madrid, ni prioridade­s económicas compartida­s, en Junts gana adeptos la idea “teórica” de dejar a los republican­os que “comiencen solos” y, después, “ya veremos”. “Fuera del Govern hace frío pero aún hace más frío si pierdes la coherencia y los principios”, es la vehemente tesis. En la dirección hay opiniones para todos los gustos y múltiples dudas: ¿aguantaría el proyecto?. Afrontar las elecciones municipale­s fuera del Govern es un reto inasumible, replican los de la razón práctica.

Y a partir de ahí… Esperar la implosión del calendario en el primer semestre del 2023. Marcado en rojo… Cuestión de confianza de Aragonès y la evaluación de la mesa de diálogo entre gobiernos –cortesía del pacto ERC-CUP–, elecciones municipale­s y autonómica­s en una docena de comunidade­s, incluida Madrid. El 4-M es un aperitivo que durará dos años. Y generales.

Las urnas cambiaron las tornas en el independen­tismo y los tribunales los protagonis­tas. La pandemia lo cambió todo… Y la que debería ser la legislatur­a de la estabilida­d y la recuperaci­ón anda ya encallada en arenas movedizas. Negocian de reojo. Y así, ni pascua, ni reconstruc­ción...

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XAVIER CERVERA La segunda sesión del debate de investidur­a en el Parlament
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