Mercedes Milá cumple 70 años y más de media vida dedicada al periodismo
La periodista cumple 70 años y más de media vida dedicada al periodismo y a la televisión
La intuición acercó a Mercedes Milá a un medio que poco conocía y acabó siendo uno de sus grandes amores: la televisión. Acertó. Lo que no discernió es que su osadía en la puerta de la Monumental hace 49 años transformaría su vida.
“Quería estudiar Políticas, pero en Barcelona no había la carrera y lo que más se parecía era periodismo con filosofía”, explica a La Vanguardia. Corría el año 1971 y “la calle era un hervidero”. No dudó en dar el salto. “En mi casa entró la tele muy tarde y mis padres no sentían especial atracción por ella”, pero “tuve la intuición de que ese medio iba a ser muy importante y en segundo de carrera intenté encontrar el modo de llegar a Miramar [estudios de TVE en Barcelona]”.
“Esperé a que llegara el coche de TVE a la Monumental y le pregunté a un cámara cómo podía trabajar en TVE. Me dijo que fuera a Miramar con él, que me presentaría al director de informativos”. Así tuvo una oportunidad que el motor cambió de marcha. “Quería hacer periodismo político, pero Juanjo González me dijo que fuese al Campeonato del Mundo de motociclismo”. Una persona cuya familia fabricaba las Montesa no podía negarse. “Para mí el deporte era el opio del pueblo porque el franquismo lo usaba para engañar, pero accedí y en un fin de semana caí en sus brazos y comprendí lo estúpida que había sido”.
Se convirtió en la primera mujer en cubrir desde un paddock el Mundial de motociclismo. Pero una llamada de Madrid la alejó del asfalto. Esta vez por un plató y para presentar Dos por dos con Isabel Tenaille, otra pionera del periodismo deportivo. “Empecé a sentir lo que era ser conocido y firmar autógrafos”, reconoce la periodista, que vio en las palabras de su entonces pareja Jesús Sámano –“no te creas nada, es solo un autógrafo, que ni se te pase por la cabeza pensar que eres importante”–, una filosofía.
“He procurado usar mi influencia para ayudar a gente, pero también para lograr mesa en un restaurante, no digo que no”, confiesa, pero no ha “perdido la cabeza”. Ni en
Dos por dos ni en De jueves a jueves o en Queremos saber, en los que logró hablar de política y entrevistar a Adolfo Suarez. “Fue la felicidad porque ocurrió en un momento efervescente muy interesante”. Para entonces ya sumaba más de
3.000 entrevistas. Entre ellas Francisco Umbral y su libro o Encarna Sánchez, “la única persona que se ha enfadado conmigo”. “Nunca he tenido otro conflicto con nadie, siempre he jugado limpio y he advertido que iba a hacer una entrevista dura. Solo Encarna me puso a parir y nunca sabré por qué”. Incluso Umbral le “pidió perdón al final del programa”. Es más, “gracias a eso mucha gente joven me conoce más allá de Gran hermano”.
Llegó el 2000 y la telerrealidad, “el gran regalo de mi vida”. Pero tuvo que parar. “Fue por mi culpa, no me di cuenta de que me estaba entregando demasiado. Hice cosas que no debía y el cuerpo me frenó”, recuerda la conductora del reality durante 15 ediciones. “Entré en depresión, era incapaz de trabajar o de buscar otros caminos, pero cuando me recuperé volví fuerte”. La lectura fue su “ancla de salvación. Sé que si tengo un libro entre manos tengo la angustia resuelta”, confiesa. ¿Casualidad que su siguiente proyecto fuese sobre lectura? “Convénzeme fue un regalo inmenso”, apunta Milá. Se lo propuso a La fábrica de la tele para “ayudar a +Bernat porque llegar a fin de mes con una librería es muy difícil”. Fue el primer programa televisivo rodado con móvil. Tanta innovación no funcionó.
La siguiente parada: compartir protagonismo en Scott y Milá .Un programa en el que “o te abres completamente o no tiene sentido” y que le ha permitido trabajar con su compañero de vida, su hijo, su amor. No necesita más. Era el perro de su madre, pero cuando murió lo adoptó: “No había tenido nunca un perro, pero siento ese amor tan profundo por un animalito que encima trabaja conmigo que es precioso”.
¿Por qué dejó las grandes cadenas generalistas? Porque en TVE la calificaron como “incontrolable”. Ella lo niega: “Soy una tía que respeta a muerte un compromiso y a un jefe que tenga predicamento. Me niego a admitirlo. Soy muy obediente si hay respeto, si no soy un toro”. No ha regresado a TVE, aunque avisa: “No tiro la toalla”. “TVE es mi casa. Me he ido a veranear a otros pueblos, pero tengo que volver a casa antes o después. Allí me forjé y me parecería precioso volver, pero no me voy a poner pesada”. El futuro para Milá es un misterio, pero tiene claro que la cima “está por llegar”. La clave: “La ilusión, el único motor que importa”. Como el de aquel deporte con el que arrancó una carrera que no tiene freno, sino mucha vida por delante que hoy suma 70 años. Y es “espléndida”.
“Aún hoy sé que si tengo un libro entre manos tengo la angustia resuelta”, explica sobre su depresión