La Vanguardia

En el laberinto de la cultura

Jorge Carrión y Javier Olivares crean una fascinante novela gráfica que se despliega como un acordeón: ‘Warburg & Beach’

- J. BARRANCO

Una novela gráfica que se despliega, literalmen­te, como un acordeón. Un canto de amor a los libros, al arte y a la inextricab­le relación que mantienen unas creaciones culturales con otras a lo largo de la historia. Un libro titulado Warburg & Beach (Salamandra), ideado por el escritor Jorge Carrión y el dibujante Javier Olivares y construido a través de la idea del laberinto. De Dédalo, su creador, del Minotauro, la criatura que contribuye a que nazca, de Teseo, de Ariadna y de su mítico hilo y, sobre todo, de las vidas de grandes figuras de la cultura. Como Mary Wollstonec­raft, una de las primeras feministas y la primera crítica literaria. Como Sylvia Beach, la que publicó el Ulises de Joyce y fundó en París la mítica librería Shakespear­e & Company, a la que imitan todas las librerías actuales, repletas de actos culturales y libros expuestos según la ley del buen vecino, del libro que mejor encaja con el de al lado. O como Aby Warburg, cuya biblioteca de autor en el Hamburgo previo al nazismo asocia libros, iconos e imágenes por la misma ley del buen vecino que la librería de Beach, creando una red de asociacion­es, un bosque de símbolos en el que nacerá el Atlas Mnemosyne, imágenes de toda la historia del arte asociadas por Warburg a partir de los patrones que se repiten.

“El inicio mítico de este libro lo sitúo –cuenta divertido Jorge Carrión– en un viaje en tren entre Barcelona y Caldes d’estrac. Acabo de leer la novela gráfica Las meninas y decido que quiero hacer un proyecto con su dibujante,

Javier Olivares. La oportunida­d me la da el suplemento Cultura/s de La Vanguardia en Sant Jordi, cuando me encargan un relato y yo propongo que lo ilustre Javier. Será la base del libro Shakespear­e y Cervantes. Y esa relación entre Cervantes y Shakespear­e, dos personas que no se conocieron pero cuyos destinos se pueden leer en paralelo, podría ser el mismo concepto básico de Warburg & Beach. Porque las biblioteca­s, como la de Warburg, y las librerías, como la de Beach, no se entienden las unas sin las otras, se retroalime­ntan”.

Y, prosigue, cuando se da cuenta de que “el proyecto de Warburg tiene mucha legitimaci­ón intelectua­l y todavía inspira a historiado­res del arte y filósofos de las imágenes, pero en cambio nadie ha reivindica­do que el proyecto de Sylvia Beach no es solo importante en términos de gestión cultural sino también de imaginació­n y de crear diálogos entre libros, tradicione­s culturales y autores, porque de hecho una librería es un collage visual y propone relaciones entre libros parecidas a las que propone el Atlas mnemosyne, en el momento en el que me doy cuenta de que una librería y una biblioteca son collages afines, empiezo a pensar en las vidas de Warburg y Beach en paralelo. Y a pensar en esta novela gráfica en forma de acordeón para que sea un mural doble y los destinos estén realmente en paralelo, sean cara y cruz de la misma moneda”.

Las biografías y las peripecias vitales de Beach –que pasó por los campos nazis–, Warburg, Wollstonec­raft o de la librera Frances Steloff y Marcel Duchamp, que protagoniz­an el último capítulo del libro, han dictado a Olivares, confiesa el dibujante, la manera en la que tenía que trabajar: “La historia de Sylvia Beach es un paseo panorámico casi teatral por un espacio, París, en el que se van simultanea­ndo las fachadas de las librerías y los espacios por los que transitan ella, su amiga librera Adrienne Monnier o James Joyce. Es una narración más tradiciona­l, con viñetas, con una estructura más armada. En cambio con Warburg tomo nota de la manera en que él trabajaba, con los ecos y la relación entre las imágenes. Que es lo mismo que ocurre en las páginas de un cómic, donde las viñetas dialogan y las páginas también. En ese sentido su Atlas Mnemosyne es un gran collage de relaciones entre imágenes y una gran narración en sí misma, en la que las imágenes las vemos a la vez, igual que al abrir un cómic. Por eso para la parte de Warburg uso una narrativa mucho más libre y trabajo con el collage. En cuanto a la de Mary Wollstonec­raft debía ser una atmósfera de Barry Lindon, de velas. Eso me da tonos, el dibujante de cómic se mueve en un espectro musical”.

Para Carrión, su libro “visibiliza que las librerías han sido espacios de impacto cultural y prescripci­ón tan importante­s como las biblioteca­s y las editoriale­s”. Y muestra que “la cultura es un gran laberinto, un hilo que une un libro a otro, un gran continuo”. “Adrienne Monier y Sylvia Beach inventaron la moderna librería de autor y crearon un diálogo entre autores y obras francesas y anglosajon­as que nadie había impulsado. Y la biblioteca de Warburg aún inspira y sigue generando futuro, su aproximaci­ón a la historia del arte fue muy innovadora. Tanto, que nos permite entender el tipo de constelaci­ones que crea Google imágenes al poner una palabra, ese tipo de mapas visuales, ecos y sinfonías. Este libro es una declaració­n de la potencia de las librerías y las biblioteca­s como centros de asociación de ideas”.

La innovadora librería de Sylvia Beach y la increíble biblioteca de Aby Warburg protagoniz­an el cómic

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PENGUIN RANDOM HOUSE Viñetas sobre Mary Wollstonec­raft, pionera del feminismo, en la novela gráfica Warburg & Beach

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