La privacidad y el fin de las ‘cookies’
Google ha anunciado que en el 2022 su navegador Chrome impedirá, en aras de la privacidad, que las páginas web utilicen cookies de terceros. El cambio puede suponer un vuelco en la publicidad online, ya que evita que los anunciantes puedan rastrear la actividad de un usuario en internet para ofrecerle publicidad dirigida. En navegadores como Safari de Apple y Firefox, ese bloqueo ya existe, pero Chrome, como otros productos de Google, domina el mercado mundial. El gigante de las búsquedas ha asegurado además que no reemplazará las cookies por identificadores alternativos que puedan rastrear la actividad de las personas en internet. Parece una batalla ganada para la privacidad, como argumenta Google, aunque quedan muchas dudas. La nueva tecnología de Google se llama FLOC, acrónimo en inglés de Aprendizaje Federado
de Cohortes. Se trata de una propuesta de estándar para navegadores que, según Google, permitirá “publicidad basada en intereses en la web” sin que los anunciantes puedan identificar a un usuario en concreto. A cada individuo se le incluirá —lo decidirá un algoritmo— en un gran grupo de usuarios.
Con FLOC, el historial de navegación en internet de cada usuario queda en principio oculto, pero el navegador lo consultará para asignar a cada persona a una “cohorte”. Algunos analistas creen que Google no intenta crear un muro de privacidad para bloquear la orientación publicitaria, sino un recinto de privacidad dentro de su propio navegador. ¿Respeta más la privacidad el rastreo en un grupo no elegido por el usuario que el rastreo individual? Ya hay agencias como la del Reino Unido que investigan estas nuevas fórmulas.