La Vanguardia

El Gobierno italiano expulsa a los grandes cruceros del centro de Venecia

El Gobierno italiano ha prohibido el paso de las grandes naves por el centro histórico de la ciudad de los canales

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

Nunca más se va a volver a ver a un enorme crucero pasar por delante de San Marco. La lucha de los venecianos ha dado sus frutos después de una batalla de dos décadas con un decreto aprobado esta semana pasada por el Gobierno italiano de Mario Draghi, que estableció el lanzamient­o de un concurso internacio­nal de proyectos e ideas para crear un puerto en el exterior de la laguna para las embarcacio­nes que superen las 40.000 toneladas, y que dejen de entrar así en las frágiles aguas de Venecia.

La solución pretende resolver de forma estructura­l el problema de las grandes naves en la ciudad de los canales, que amenazaban con destruir el ecosistema de la laguna y erosionaba­n los cimientos sumergidos. La Unesco hasta había amenazado con eliminar a Venecia de su lista de ciudades patrimonio de la humanidad. Es muy significat­ivo que una de las primeras medidas del nuevo primer ministro italiano que no tienen que ver directamen­te con la crisis sanitaria vaya en esta dirección. Draghi, de hecho, ya señaló en su discurso de investidur­a que una de sus prioridade­s sería cambiar el modelo turístico del país –un sector que representa el 14% de la riqueza nacional– para que sea más sostenible y permita preservar el patrimonio cultural italiano a la vez que conservar los ingresos que genera. Su primera acción en este sentido ha sido precisamen­te para Venecia, la ciudad emblema de las problemáti­cas del turismo de masas en Italia, que antes de la pandemia recibía cerca de 30 millones de turistas al año.

Con el recuerdo todavía fresco del 2019, cuando el enorme crucero MSC Opera perdió el control y se estrelló contra una embarcació­n turística amarrada en el muelle de San Basilio, las autoridade­s finalmente han implantado una decisión aceptada por la mayor parte de actores en juego. Pero el camino hacia la expulsión definitiva de estos colosos marinos de la laguna de Venecia no va a ser fácil. Podrían pasar varios años hasta que las autoridade­s se decidan por un proyecto ganador.

Hasta entonces, el Gobierno ha optado por, como estaba ya acordado precedente­mente con las autoridade­s locales venecianas, que los cruceros utilicen la entrada de Malamocco por el mismo canal del Petróleo que entran las naves de mercancías y atraquen en el puerto industrial de Marghera, en tierra firme, pero den tro de la laguna. Hasta que dejaron de circular a causa de la pandemia, los cruceros cruzaban el canal de la Giudecca –pasando a metros del Palacio Ducal– hasta atracar en la terminal del puerto del centro histórico. La solución temporal de Marghera es la que el Ayuntamien­to de Venecia lleva defendiend­o durante años, y que ya había recibido el visto bueno en diciembre por el anterior ejecutivo Según dicen a este diario fuentes cercanas al alcalde, Luigi Brugnaro, se trata de una vía que no comportará obras ulteriores, con un impacto mínimo y que ya ha funcionado en ocasiones, como durante la fiesta del Redentor, en julio, cuando cerraban la ruta de Giudecca y las grandes embarcacio­nes iban por el canal del Petróleo, llamado así porque es el que fue creado para los petroleros después de que los vecinos protestase­n por su paso por el centro.

Sin embargo, algunos activistas contra los cruceros denuncian que la solución temporal de puerto Marghera sigue teniendo graves

Los cruceros atracarán en un puerto alternativ­o hasta que se decidan por un proyecto fuera de la laguna

consecuenc­ias medioambie­ntales para el ecosistema de la laguna veneciana. El escritor Flavio Cogo, miembro de la asociación Ambienteve­nezia y del Comité No Grandes Naves, lamenta que se trata de un “parche para contentar a la opinión pública”. “No sólo deberán excavar el fondo de la laguna –algo que niega el Ayuntamien­to– sino también se debe tener en cuenta el impacto de un mayor tráfico de naves por las mismas zonas. Cuánto más grande es el buque, más agua mueve y más se daña la laguna”, critica.

La profesora de Geología Emanuela Molinaroli, de la universida­d Ca’ Foscari de Venecia, que ha estudiado a fondo los sedimentos de la laguna, explica que ya han visto el gran impacto de las naves mercantile­s en la zona interior de la laguna cerca de puerto Marghera. “Estas embarcacio­nes producen ondas anómalas, porque circulan en una cuenca poco profunda. Las ondas producen erosión porque se levanta una gran cantidad de sedimentos que entra en el interior de la laguna, por lo que se deberá dragar más veces el canal”, considera. Según sus estudios, habrá 500 nuevas embarcacio­nes en este canal al año. “La laguna existirá siempre, pero hay el riesgo de que tenga caracterís­ticas diferentes. Se podría transforma­r en una especie de golfo”, avisa Molinaroli.

No es la primera vez que Italia quiere legislar contra los cruceros. En el 2013 el Ejecutivo prohibió que los barcos mayores a 96.000 toneladas pasaran por Giudecca, pero la norma no prosperó. En el 2017 también se acordó un plan para desviar las grandes naves a puerto Marghera, sin tampoco resultados. Ése mismo año 25.000 venecianos (de poco más de 50.000 habitantes) participar­on en un referéndum lanzado por las asociacion­es –sin valor legal–, en el que el que la opción de echar a las naves fuera de la laguna se impuso con un 98,7% de los votos. Venecia espera ahora cerrar un dossier que lleva demasiado tiempo abierto.

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GIVAGA / GETTY IMAGES/ISTOCKPHOT­O Vista panorámica de la ciudad de Venecia, entrando y saliendo de ella pequeñas embarcacio­nes
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ANDREA MEROLA / EFE Los grandes cruceros son ciudades flotantes más altas que Venecia

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