La Vanguardia

Quartararo vence antes del retorno de Márquez

Quartararo, que no ganaba desde Catalunya, se impone a la velocidad de las Ducati

- TONI LÓPEZ JORDÀ

No hay nada como verle las orejas al lobo. Es el mejor acicate. Fabio Quartararo se huele que se acerca el regreso de Marc Márquez y recuperó su olvidada diablura para marcar distancias. El francés de Yamaha se impuso con bravura en la segunda carrera del curso, en un intenso duelo final contra las Ducati, calcado al de hace una semana.

El piloto de Niza, que no ganaba desde hacía ocho carreras (Catalunya), en un final de curso 2020 deplorable, emuló la remontada del domingo pasado de su compañero Maverick Viñales. De hecho, se intercambi­aron las posiciones, primero y quinto. Como el de Roses hace una semana, Quartararo conservó los neumáticos para las última vueltas y combatió con un pilotaje preciso la velocidad diabólica de las Ducati, insuperabl­es en las rectas, que volvieron a cerrar el podio, de nuevo con Johann Zarco segundo –lo que le permite auparse al liderato– y con un Jorge Martín impresiona­nte, que logró su primer cajón en la clase reina en su segunda carrera con los mayores.

El novato madrileño, de solo 23 años, estuvo colosal. No solo por mantener en la salida la ventaja de la pole, y ampliarla con un arranque soberbio, sino por tirar con solidez y llegar a liderar la carrera durante 18 de las 22 vueltas. Solo claudicó ante el ganador y, en el último suspiro, ante los galones de Zarco.

“Me sabe un pelín a poco. Estar delante tantas vueltas ha sido muy difícil, pero he podido conservar neumáticos. Cuando me adelantó Fabio me dije que tenía que ser segundo, pero en la última vuelta Zarco me adelantó y fue una lástima. Me conformo con el tercer puesto y quedo satisfecho con él. Se lo dedico a Fausto Gresini; le echamos de menos”, dijo Martín.

La carrera siguió un guion muy similar al del primer GP, con las Ducati llevando la iniciativa y las Yamaha aguardando al ataque final, pero en esta ocasión se sumaron a la pelea las Suzuki, en especial un Álex Rins con ganas de reivindica­rse. El barcelonés llegó a ocupar posición de podio (3.º), pero cedió ante Bagnaia y frente a un Quartararo que llegaba fortísimo, después de un arranque muy discreto.

El francés, que salía 5.º y llegaba a retrasarse al 9.º, tomó la delantera a Viñales –lastrado por una pésima salida, de 3.º a 9.º–, y se fajó con las Ducati. “Cuando Maverick llegaba vi que era el momento de empujar”. El ataque definitivo lo lanzó en tres actos: a falta de 6 vueltas superaba a Bagnaia, a falta de 5, a Zarco, y a falta de 4, a Martín. Para proteger su posición, el francés abría gas y tomaba una renta 7 décimas para encarar el último giro sin la sombra roja.

“Es una victoria especial, venía de hacer octavos y séptimos puestos...”, admitía un Quartararo que se había hundido en la segunda mitad del 2020, de ser líder y candidato al título, a acabar 8.º, sumando solo 19 puntos en las últimas seis carreras. “Ahora no pienso en el Mundial, solo en Portimão”, circuito al que llegará con 36 puntos sobre la bestia negra de Cervera, a la que todos esperan sin más demora.

Un regreso de Márquez que debería confirmars­e en la revisión del día 12, en la semana de Portugal.

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KARIM JAAFAR / AFP Fabio Quartararo celebra su cuarta victoria en Motogp, la primera desde septiembre

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