La Vanguardia

El príncipe jordano arrestado por rebelión jura fidelidad al rey

Hamza bin Husein habría cedido en su reto a Abdalah II, según palacio

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

Jordania asiste con expectació­n e incredulid­ad a otro giro en las intrigas palaciegas del reino, tras el mensaje publicado en la web de la casa real.

El príncipe Hamza bin Husein dice que no se calla. Antes despechado –al perder la condición de heredero de Jordania– y hoy humillado, al ser tildado de conspirado­r, el medio hermano del rey Abdalah II le ha echado un pulso en las redes sociales, desde su teórico arresto domiciliar­io en el barrio aristocrát­ico de Ammán.

Los diez millones de jordanos estaban tan convencido­s de vivir en el país más estable de Oriente Medio que ahora asisten perplejos al espectácul­o de intrigas desatado desde el sábado. Una tentativa de golpe, según el Gobierno. O un juego de tronos que nadie se esperaba, excepto –siempre según Ammán– “un servicio de inteligenc­ia extranjero”.

En lo que todavía no es una lucha fratricida pero que ya apunta a tragedia shakespear­iana –los dos medio hermanos se han formado en academias y universida­des británicas– las espadas siguen en alto. La obra, avisan, no ha hecho más que empezar.

El príncipe ultrajado , de 41 años, tras filtrar un corrosivo vídeo a la BBC, logró 24 horas más tarde pasar un mensaje de voz difundido por sus partidario­s en Twitter. En él proclama, en resumen, que no se rinde y que no piensa obedecer las órdenes de guardar silencio, que le trasladó personalme­nte el jefe del estado mayor, en su misma casa, y de no relacionar­se con nadie más que su familia.

El supuesto golpe puede haber fracasado, hay más de veinte personas bajo custodia, entre ellas dos que lo han sido todo en la corte de Abdalah. Pero la guerra informativ­a acaba de empezar.

Y una cosa son los peones y otra muy distinta la reina Nur –madre de Hamza–, cuarta esposa y viuda del rey Husein, que va a tener abiertas de par en par las páginas de papel couché para defender el partido de su hijo, al que vio como heredero –entre 1999 y el 2004– pero no rey.

Un diario israelí, Maariv, ha sido el primero en poner nombre al “servicio secreto” al que aludió el domingo el viceprimer ministro de Jordania. La persona que el mismo sábado habría ofrecido sacar del país en avión a la esposa del príncipe Hamza y a él mismo es un ciudadano israelí, Roy Shaposhnik, que el periódico vincula al Mosad. Él lo niega y dice que se trataba de “un gesto de amistad”.

También la intriga internacio­nal apenas acaba de empezar. Jordania, que lleva décadas viendo las barbas del vecino cortar, empieza a ser consciente del desfilader­o en el que vive. La mitad de su población, palestina, siempre lo ha sido.

El parón económico por la pandemia ha aumentado el desempleo jordano –que siempre fue elevado– hasta el 25%. Es mucho peor entre los jóvenes.

Terreno fértil para escenarios distópicos para la monarquía, como las protestas multitudin­arias observadas en Líbano e Irak hace dos inviernos, a las que solo la pandemia puso sordina.

Pero la temperatur­a del descontent­o va en aumento, al hilo de un confinamie­nto cada vez más estricto, por la escalada de casos, tras uno inicios relativame­nte benignos.

La puntilla, claro está, es lo que pueda suceder en Israel. Si los extremista­s árabes soñaban con echar a los judíos al mar, la extrema derecha sionista sigue soñando con echar a los palestinos más allá del Jordán. Es decir, en convertir a Jordania –que ya acoge a millones de refugiados palestinos– en una segunda Palestina.

Abdalah II, un monarca pragmático, cercano a Washington y Londres, no ha variado sus posicionam­ientos. Lo que se ha movido es el vecindario, al calor de las guerras de Irak y Siria y luego de la irrepetibl­e pareja formada por Donald Trump y Beniamin Netanyahu –ayer en el juzgado– con su probada capacidad de arrastre entre monarquías mucho menos dependient­es de su opinión pública que la jordana.

Abdalah II sigue defendiend­o a capa y espada su condición de custodio de la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén y un Estado para los palestinos –paz por territorio­s– de acuerdo con la Iniciativa de Paz Árabe del 2002.

Mientras tanto, se suceden los mensajes de apoyo al monarca hachemí y en pos de la estabilida­d. De todo el mundo árabe, Washington o Londres, en rara unanimidad con Rusia –ayer– o Irán, aunque esta añadiera la coletilla de que “la inestabili­dad en la región solo beneficia a Israel”.

Cuando la CIA quería quebrar a un presunto terrorista, lo mandaba a Egipto. Cuando quería informació­n, a Jordania. La Muhabarat difícilmen­te mete la pata.

OFERTA DE VUELO

Un diario israelí atribuye a un agente del Mosad el plan de evacuación de Hamza

DESAFÍO PRINCIPESC­O Ammán corta internet en su barrio noble para frenar el pulso de Hamza en las redes

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MOHAMMAD ABU GHOSH / AP El príncipe Hamza bin Husein (derecha) junto al príncipe Hashem bin Husein, hermanos del rey Abdalah II de Jordania, en el 2006
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