Dembélé sitúa al Barça a un punto del líder
El Barça no puede con el Valladolid hasta un gol en el 90 de Dembélé
A tiempo. Sobre la hora. En el último minuto del tiempo reglamentario. El Barcelona rozó el cortocircuito pero se desbloqueó al final. Tuvo que esperar hasta el 90 para conseguir su objetivo de ponerse a un punto del Atlético. No fue fácil, sobre todo por las prisas y las pocas ideas de los de Koeman. Pero llegó el gol de Dembélé, como en las películas cuando se corta el cable adecuado para desactivar las bombas, y estalló la alegría en el Camp Nou.
La ansiedad le jugó una mala pasada al Barça en el momento en que debía ser más decidido y clarividente. El estímulo que se le presentaba, subirse casi al cogote del Atlético, era tan apetecible que al equipo blaugrana le costó gestionarlo. Después de no fallar durante semanas y semanas cuando jugaba prácticamente sin red y cualquier resbalón era decir adiós, al Barcelona le pudieron las prisas y la impaciencia por saludar a los colchoneros con un “hola, aquí estoy yo” impensable hace unos meses.
Las ganas fueron traicioneras durante la primera parte. 45 minutos en los que el juego fue atolondrado. Se equivocaban los barcelonistas en la salida del balón, se enredaban cuando querían jugar sí o sí por el centro, apenas intervenían los carrileros largos y Dembélé carecía de espacios como delantero de referencia. Además, se precipitaba el Barça al querer correr constantemente para pillar descolocado al rival, con más corazón que cabeza, con más ímpetu que ideas.
Era evidente que había muchas ganas de abrir la lata para por fin verse ahí arriba pero el camino más rápido no siempre sirve para llegar más lejos. Todo eso se aderezó con unas primeras decisiones de Jaime Latre que todavía generaron más angustia en los locales, sobre todo porque Messi fue el receptor de varias faltas que no se pitaron y cualquier protesta del argentino le podía dejar sin clásico.
Depender de sí mismo siempre fue un arma de doble filo. Y en el caso del Barcelona, la gran ocasión que tenía delante le atrapó y le hizo perder la perspectiva. Más que tomar la iniciativa, el Barça estaba atenazado, bloqueado por los nervios. Pasaban los minutos y ni ganaba, ni dominaba ni disfrutaba.
El Valladolid, con bajas para dar y regalar (once en total, un equipo entero), practicó un ejercicio de supervivencia con muchísimo mérito. Y resistió con muy buenas maneras, muy cómodo durante una hora. Hasta perdonó al Barcelona en varias jugadas en el área de Ter Stegen. Kenan Kodro, con su físico, le creó muchos problemas a la defensa barcelonista en balones aéreos. Primero Lenglet le quitó un remate de la cabeza en un centro de Nacho. Después, el hijo de Meho saltó más que De Jong y Mingueza para impactar con la testa y enviar el balón al larguero.
Del Barça en ataque había pocas noticias. Un cabezazo de Mingueza a la salida de un córner y un penalti que pidió Dest por un pisotón de Olaza. El VAR revisó la jugada pero decidió que la falta fue fuera del área porque no hubo rectificación. A Messi tampoco le entraron dos lanzamientos de falta.
Así que se llegó al minuto 45, cuando Pedri tuvo la mejor oportunidad. El canario enganchó una pelota muerta en el borde del área con
A UN PUNTO DEL LIDERATO
La ansiedad jugó una mala pasada al Barcelona, que consiguió in extremis el objetivo antes del clásico
CONTRA DIEZ
Tras una primera parte insípida, Koeman reaccionó en el descanso y el asedio fue total tras la roja a Plano
la derecha. El disparo raso lo sacó Masip con una estirada magnífica pero no pudo evitar que el balón tocase en el poste.
Decían los precedentes que las vueltas de los parones de selecciones se le atragantaban al Barcelona. Pasó en octubre en Getafe y en noviembre en el Metropolitano, y la historia se repetía. Así que Koeman tomó cartas en el asunto en el descanso. Intervino tácticamente para deshacer el 3-4-2-1 y volver al 4-3-3. De Jong se adelantó al centro del campo, Dembélé pasó a la derecha, Griezmann se abrió a la izquierda y Messi se situó de falso nueve.
El Mosquito fue quien más agradeció los cambios. Empezó a entrar más en juego y el Valladolid tuvo que frenarlo con faltas. Eso sí, los de Sergio González no se olvidaban de mirar hacia delante aunque les costaba horrores finalizar las jugadas.
Pero tampoco el Barça fue eficaz cuando se plantó delante de Masip. Un gran pase de Messi habilitó a Dembélé en carrera, que salió disparado y chutó cruzado pero el portero de Sabadell se lució. Griezmann, forzado, no acertó tampoco en el rechace.
Viendo que no había manera, Koeman volvió a mover el árbol con un triple cambio para acumular más delanteros con Braithwaite y Trincão. Los visitantes se quejaron del arbitraje en la recta final. Primero pidieron unas manos de Alba, que el árbitro consideró que el lateral no pudo apartar. Después vieron cómo expulsaban a Plano por cazar a Dembélé en pleno slalom.
Contra diez, el asedio del Barcelona aún fue mayor. Con Araújo en plan Alexanko, para pescar alguna cosa en el área. Así llegó el gol, a la desesperada, en el minuto 90. De Jong colgó un balón, el central uruguayo la peinó hacia el segundo palo donde Dembélé, con una volea, derrumbaba a Masip. La explosión de júbilo en el campo y en el banquillo fue tremenda. Porque el 1-0 puede valer una Liga. De momento, pone al Barça a punto del liderato antes del clásico.