El banquillo aleja de nuevo a Netanyahu del poder
Reanudado el proceso por corrupción contra el líder israelí
No por esperada –pues se sabía que tenía que ocurrir– la situación es menos excepcional en Israel. Beniamin Netanyahu, primer ministro en funciones y ganador de las elecciones del pasado 23 de marzo, se ve sentado en el banquillo, al cabo de dos meses de aplazamientos y procedimientos, en uno de los tres procesos en los que se le acusa de corrupción, fraude y abuso de poder. Los cargos fueron anunciados hace un año y cuatro meses por el fiscal general, Avichai Mandelblit.
Netanyahu se declaró inocente y víctima de una caza de brujas. Las malas perspectivas postelectorales y el largo recorrido judicial que tiene por delante le alejan de la posibilidad de recuperar el poder.
Según la acusación en el llamado Caso 4000, Netanyahu favoreció con diferentes normas reguladoras al grupo de comunicación del portal Walla! a cambio de una cobertura informativa favorable hacia su persona. Walla! se habría beneficiado en “muchos cientos de millones de shekels”. Junto a él están acusados Shaul Elovitch, dueño de Walla! y accionista mayoritario del grupo, y su esposa, Iris.
Ilan Yeshua, antiguo consejero delegado de Walla!, declaró como testigo de la acusación afirmando que en su medio solían referirse a Netanyahu y su respectiva cónyuge, Sara, como Kim Jong Un y Ri Sol Ju, respectivamente el líder de Corea del Norte y su poderosa hermana. Según él, muchas de las discusiones que mantenía con su patrón, Elovitch, se referían a Netanyahu, quien podía hacer peticiones “varias veces al día” en el sentido de promover su carrera política o perjudicar a sus rivales. A menudo las peticiones llegaban a través de la esposa. Al escuchar esto, Iris Elovitch gritó al testigo: “¿Cuánto más puedes llegar a mentir?”.
“Los Elovitch –afirmó Ilan Yeshua– me pidieron que no se supiera que las peticiones tenían que ver con cambios en la regulación” de los medios (de las que se acabaría beneficiando el grupo), y que ello le suponía “discusiones diarias con su equipo, el cual “montó una bronca”.
A Ilan Yeshua le ordenaron, aseguró, que escribiera artículos desfavorables para los rivales de Netanyahu, entre ellos Naftali Bennett, líder del partido derechista Yamina. A algunos se les aplicaban motes vejatorios. Así, Moshe Kahlon, que fue ministro de Finanzas, le llamaban “el árabe” por tener ascendencia norteafricana. Otras veces las órdenes le llegaban del asistente de Netanyahu, Nir Hefetz, de quien se espera que también testifique contra él.
Los tres jueces que decidirán la suerte de Beniamin Netanyahu han sido tachados de “izquierdistas intrigantes” por los acusados, según ha señalado en Yediot News el analista Ben-dror Yemini.|el fiscal jefe que lleva la acusación, Liat Ben-ari, ha tenido que pedir protección ante las amenazas de seguidores de Netanyahu.
El fallo puede demorarse meses o incluso años, señala la agencia Ap, mientras que el proceso actual puede ocupar hasta tres días a la semana, lo que redunda claramente en perjuicio de la ambición de Netanyahu de volver a ser primer ministro. Tiene otros dos juicios pendientes, por aceptar regalos muy caros de magnates y por ofrecer al editor del diario Yediot Ajronot una mejor difusión perjudicando la del gratuito Israel Hayom siempre que se le apoyara políticamente. El propietario del grupo Yediot, Arnon Mozes, se hallaba ayer presente en el juicio.
Un testigo de la acusación revela las presiones al portal Walla! “varias veces al día”