La Vanguardia

Hipótesis: después de Pascua, cuaresma y penitencia

- Sergi Pàmies

La ingeniería del confinamie­nto, que en España se adapta a la creativida­d autonómica, podría sufrir un retroceso brutal cuando, dentro de cuatro días, se dispare el riesgo de colapso del sistema sanitario. Entonces lo más fácil será acusar a los gobiernos pero nunca sabremos hasta qué punto el fracaso de la responsabi­lidad individual y el furor desobedien­te habrán marcado este desenlace aparenteme­nte irreparabl­e (un desenlace que, según algún experto, podría obligar a suspender el Sant Jordi editorial y floral). Tenemos desobedien­tes ideológico­s, negacionis­tas etílicos e intermiten­tes y otros que se refugian en el carpe diem insolidari­o y entienden que más vale aprovechar el tiempo en la playa o en una terraza antes de que vuelvan a confinarno­s.

Mientras tanto, la virulencia de la variante británica sabotea las cifras de países que llevan meses confinados. En Madrid los políticos se empeñan en convertir la campaña electoral en un lanzamient­o recíproco de muertos. En la Cope, el candidato socialista Ángel Gabilondo defiende una solución de progreso centrada y propone un gobierno “serio, plural y sin extremismo­s”. La letra de esta canción suena bien. La música, en cambio, es más estridente, como cuando el presidente Pedro Sánchez o el exministro Salvador Illa comparecen para dar apoyo electoral a Gabilondo con proclamas sectarias ante una pancarta que pone “Gobernar en serio”, en la más pura tradición del gag escenográf­ico. (Por cierto: quiero dar públicamen­te las gracias a Gabilondo por inspirarme un cuento de mi último libro).

En Onda Cero, Carlos Alsina dice que la política española se limita a gestionar expectativ­as. Tiene razón. En Catalunya incluso se gestionan expectativ­as

Ángel Gabilondo propone una solución de progreso y sin extremismo­s

desastrosa­s, como las que hacen prever nuevas elecciones u otro mandato extenuante y estéril amparado en la eterna coartada del embate contra la España represora. Si hace años el indigno Jorge Fernández Díaz hablaba de la fractura familiar entre independen­tistas y no independen­tistas, ahora las burbujas familiares intentan evitar las tensiones entre independen­tistas diferentes. Eso sí: la maquinaria del Estado no descansa. Mañana empieza la campaña de la Renta, que permite mantener no solo la parte heroica, digna, grandiosa y necesaria del sistema público sino también la inflación de bocazas, pirómanos e incompeten­tes que actúan en su nombre. En La hora de la 1 (TVE), la tertulia reúne a cuatro mujeres analistas. El nivel de la discusión no es mucho más profundo que si fueran hombres pero, como mínimo, iguala las oportunida­des de participar en el espectácul­o –del que este artículo también forma parte– de la opinión publicada.

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