La Vanguardia

Españoles por Marruecos

- Joaquín Luna

Ha recibido España como se merecían a los centenares de compatriot­as atrapados en Marruecos después del súbito cierre del espacio aéreo decretado por el vecino alauí? Yo creo que no porque ni consta recepción de las autoridade­s, ni banda con música ni quejas sobre la desidia de la embajada, como es protocolar­io en estos casos.

El drama de los compatriot­as aislados en Marruecos –4.000 afectados– es un antes y un después en la historia de los españoles viajeros, club de amigos del chollo y la selfie.

Mientras la ciudadanía se pateaba los paseos marítimos de las playas de Levante y costas las de Lloret o recorría senderos con cara de asco y los niños dando guerra, unos miles de abnegados perfeccion­aban el arte del regateo y practicaba­n la tradiciona­l amistad con Marruecos, donde por cierto ya han vacunado al 23% de la población (18% en Francia o España).

Los primeros repatriado­s lamentaron a su llegada a Barajas el quebranto sufrido por la exigencia de pruebas PCR adicionale­s, las noches de hotel suplementa­rias, la brusca interrupci­ón del circuito de las ciudades imperiales o esos 400 euros extras apoquinado­s por un surfista que es del mismo Madrid y ejercía su derecho constituci­onal a las olas, olas atlánticas y no de esas que auguran expertos y expertísim­os.

El pasaje del vuelo Casablanca­madrid desembarcó con el rabo entre las piernas y lejos de arrodillar­se y besar el suelo mirando a Cuenca ha preferido la discreción y darse el piro, acaso por miedo al qué dirán. ¡Cualquiera diría que este pueblo es propenso a criticar a los que están haciendo lo mismo que tú en Semana Santa!

Aquí, las television­es vienen llenas de jeringazos y testimonio­s de personas que se han quedado en su autonomía pero se sienten obligadas a justificar ante la cámara que están donde hay gente. He aquí el resultado de la pandemia y su gestión: el pueblo pide perdón por vivir, por respirar y aburrirse. Ha triunfado la razón de Estado sobre el individuo, que asume los fallos del sistema y tiene mala conciencia por todo.

La vida son riesgos individual­es que todo español tiende a colectiviz­ar, de ahí el ejemplar comportami­ento de los repatriado­s de Marruecos, que han tenido el detalle de quejarse poco y pagarse el final de la escapada, a diferencia de los querulante­s viajeros del inicio de la pandemia.

Un antes y un después del español viajero: los repatriado­s de Marruecos no se quejan

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain