La letra con amor entra
La comprensión lectora es un músculo que mejora entrenándolo. Y rápidamente. En un solo curso, los niños que leen una hora a la semana con un mentor voluntario, pasan de estar por debajo a superar a sus compañeros en comprensión lectora.
El programa Lecxit de la Fundació Jaume Bofill cumple 10 años y más de 10.000 niños se han beneficiado de un mentor lector. “Pasamos una evaluación a toda la clase a principio y al final de curso. E invariablemente los niños del programa, elegidos por sus deficiencias, superan en un punto a sus compañeros en junio”, indica el director de Lecxit, Lluís Mas.
La pandemia ha cambiado el programa pasándolo a online. Normalmente, el mentor y el niño se encuentran en una biblioteca, un espacio lleno de libros, algunos abiertos, la mayoría, al alcance de la mano. Y el niño entra como en una pastelería, recorre los estantes, los toca, hojea, se deja llevar por sus colores o títulos. Y escoge.
Ninguna elección es mala. No importa si corresponde a su edad, si tiene letras o solo dibujos. Ambos se adentran en el universo propuesto por el autor. A veces, el mentor decide jugar. Y pregunta: ¿de qué crees que va?¿nos inventamos una historia y vemos si se parece? Otras, la pareja lee o mira. Y termina hablando de lo que más les ha gustado, porque de lo que se trata es de ir fijando la comprensión lectora.
Actualmente hay 1.800 voluntarios. El programa, destinado a alumnos de 3.º, 4.º y 5.º de primaria, puede durar de 1 a 3 años, depende del alumno y del momento en que se incorpora. Con la pandemia, se conectan online, pero encuentran el modo de comunicarse con juegos (como el ahorcado, adivinanzas...). “Para muchos chavales, con padres trabajadores y cansados, que comparten con muchos hermanos, es un tiempo de una atención muy valiosa”.