La Vanguardia

Cs mira de reojo su crisis y el PP pierde punch e influencia en la ciudad

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cara a final de mandato? El tono quizás, pero el fondo no parece que vaya a variar más allá de lo que pase en el otro lado de la plaza Sant Jaume.

En este contexto hay que tener en cuenta otro elemento: la pésima relación que existe, también en la Casa Gran, entre los republican­os y Jxcat, cuya líder, Elsa Artadi, todavía no ha dicho si dejará el Ayuntamien­to de Barcelona. Su más que posible marcha genera cierta incertidum­bre en el propio grupo municipal. En función de quien ocupe la presidenci­a la relación con Esquerra Republican­a e incluso con el gobierno de la ciudad no será la misma. Si lo hace Jordi Martí Galbis, la actitud de Jxcat podría endurecers­e, si la sustituta de Artadi es Neus Munté la apuesta de los posconverg­entes irá más en la línea de tender puentes.

A pesar de realizar una intensa labor en los distritos, Jxcat ha perdido peso en el Consistori­o. Forma parte de una oposición que en su conjunto se ha empequeñec­ido. Hay que ver cómo la gran crisis de Ciudadanos afectará al grupo municipal de la formación naranja, Cs aún no ha acabado de definir qué papel quiere y puede tener en el Ayuntamien­to y si adopta una actitud parecida a la que mantiene en el Àrea Metropolit­ana, en donde la edil Marilén Barceló ejerce de portavoz a partir de la crítica pero sin disparar a discreción.

La inestabili­dad es absoluta en el grupo del Partido Popular, donde sus dos concejales, Josep Bou y Óscar Ramírez, apenas se hablan, y las bases cuestionan abiertamen­te la presidenci­a de Bou. El PP, disminuido desde el principio por los resultados de las municipale­s del 2019, ha perdido el punch y la influencia en el gobierno de la ciudad que tuvo en otros momentos a pesar de estar en la oposición, aunque de la mano de Bou, sorprenden­temente, se ha convertido en aliado del gobierno sociocomún en alguna ocasión.

Más veces ha desempeñad­o ese papel la Barcelona pel Canvi del ex primer ministro francés Manuel Valls, del que nadie se atreve a decir ya cuánto tiempo más aguantará en el grupo municipal que fue llave en la investidur­a de Ada Colau. En el Ayuntamien­to Valls ha sido a menudo un verso libre que ha votado más por convicción que por estrategia política, un socio no preferente pero sí a seguir teniendo en cuenta, aunque con fecha de caducidad, tanto por la posible marcha de Valls como por las decisiones que sobre su futuro pueda tomar su otra concejal, Eva Parera. Esta, en las pasadas elecciones catalanas formó parte de lista del Partido Popular y obtuvo el acta de diputada.

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